La línea que se ha trazado desde que los principales partidos políticos de Chile firmaron el llamado Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución y el plebiscito que definirá este domingo si es que Chile adoptará el borrador no ha sido una recta.
Pasando por una victoria aplastante del Apruebo en el plebiscito de entrada al proceso, por una Convención Constitucional que levantó más de una ceja y una seguidilla de encuestas que apuntan a una victoria del Rechazo, los actores locales sondean los panoramas para los mercados locales a futuro.
De cara a la votación, los sondeos apuntan a una victoria del Rechazo, con un 55% de las preferencias, según la última encuesta Plaza Pública de Cadem, de mediados de agosto. Eso sí, los chilenos parecen inclinarse por cambiar la Carta Magna: pese a la aparente oposición al borrador propuesto este año, sólo un 17% prefiere que se mantenga la Constitución actual.
¿Qué implica eso para los inversionistas? El consenso apunta a que la propuesta de nueva carta fundamental incluye medidas que podrían aumentar el riesgo regulatorio de algunas industrias, complicando el panorama de la inversión privada. Por lo mismo, los actores locales apuntan al Rechazo como la opción más favorable para los activos chilenos.
“Existe amplio consenso en que el rechazo a la nueva constitución sería percibido como un resultado pro-mercado, respaldando una descompresión en el premio por riesgo presente actualmente en activos financieros”, señaló Credicorp Capital en un informe firmado por su Head of Research y economista jefe, Daniel Velandia, y su economista senior, Samuel Carrasco.
Victoria del Rechazo
Uno de los efectos más inmediatos que se espera es en el tipo de cambio, que tiende a recoger gran parte de la percepción de riesgo país. La moneda chilena ha visto cierta apreciación en las últimas semanas, con el dólar observado bajando de su peak más reciente de 945,47 pesos a los 898,04 con los que inició septiembre, según datos del Banco Central. Además de la intervención del Banco Central, iniciada a mediados de julio, los agentes locales atribuyen la baja reciente a las encuestas que apoyan una victoria del Rechazo.
“Si gana el Rechazo, lo primero que vamos a ver va a ser que el dólar va a caer muy fuertemente”, prevé el economista y profesor de Anderson Graduate School of Management – UCLA, Sebastián Edwards. Aunque advirtió que el tipo de cambio “no va a volver a los 600 pesos”, en un seminario organizado por Moneda Asset Management, sí señala que “va a caer muy fuertemente”.
Desde Credicorp destacan que los activos chilenos en general tienen niveles de descuento relevantes. “Según nuestras estimaciones, el USDCLP cotiza actualmente con un premio por riesgo de 100-150 pesos”, señaló la firma. Por su parte, calculan que el benchmark accionario S&P IPSA está transando con un descuento de entre 15% y 40%.
Considerando eso, la expectativa de la firma andina es que, ante un rechazo de la propuesta de Constitución, “es probable que los activos reaccionen exageradamente al resultado del plebiscito”, aunque en el mediano plazo, el escenario seguiría abierto.
A futuro, “la evolución de los precios en el futuro, además de los fundamentos económicos, dependerá en gran medida de los acuerdos políticos que se alcancen, de su amplitud y de si la crisis social se sigue solucionando por la vía institucional”, advierten Velandia y Carrasco.
Sorpresa del Apruebo
En el caso contrario, se espera que una victoria de la nueva Carta Magna traería volatilidad de corto plazo para los activos locales. “Si gana el Apruebo, en el corto plazo tendríamos alza del tipo de cambio, caída de la bolsa y subida de las tasas de interés”, comenta un comentario de mercado del equipo de Estrategia de SURA Inversiones.
En ese caso, la casa de inversiones latinoamericana anticipa que la trayectoria de los activos locales se moverá al compás de los cambios que la esfera política esté dispuesta a hacer al borrador constitucional.
“Es difícil saber qué cambios podrían ser interpretados como positivos en el mercado al considerar las objeciones que le han hecho al texto, como por ejemplo, en sistema político, derechos a huelga, derechos de la naturaleza, restitución de tierras a los pueblos originarios, derechos de agua, el tema del ‘precio justo’”, indica la firma.
Otra variable es la velocidad del proceso. Para el economista Edwards, la aprobación de la carta fundamental abriría un escenario en que “no tienen ningún apuro” para implementar las reformas posteriores. “Si gana el Apruebo, todo se va a ralentizar. En cambio, en la parte legislativa, van a empezar a empujar y vamos a tener mucha más inestabilidad”, señala.
Incertidumbre instalada
Además de la falta de visibilidad de corto plazo –considerando que la aplicación del voto obligatorio en el plebiscito de este domingo abre un poco el panorama–, la opinión popular en el mercado es que el proceso constituyente de Chile no se acaba con esta elección.
“Todo indica que, cualquier sea el resultado del plebiscito, el proceso constituyente no va a concluir esa noche”, indicó el ministro de Hacienda del país, Mario Marcel, en el seminario de Moneda AM (donde también se refirió al desafío de recuperar lo perdido en el mercado de capitales por los retiros de fondos previsionales).
Independiente de qué opción gane, el economista asegura que hay temáticas que quedaron instaladas, como un mayor reconocimiento a la diversidad y los pueblos originarios, la ampliación de los derechos ciudadanos, una mayor preocupación por el medio ambiente y la noción de un Estado social de derecho.
Además, hay temáticas subyacentes que impulsaron el conflicto social en el país que una constitución no va a solucionar. Ese fue el mensaje clave del último seminario de LarrainVial Asset Management.
“El proceso constitucional no es el único fenómeno que ha ocurrido en Chile. Hay otra serie de fenómenos, cuya culminación aparente y explosiva se produjo en octubre del año 2019 y que siguen acaeciendo”, advirtió el abogado, columnista y rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña.
Específicamente, el expositor se refiere a los fenómenos del conflicto generacional, la aparición de grupos medios orientados al consumo, una vivencia más intensa de la desigualdad –pese a su paulatina reducción en el tiempo, según las mediciones– y una menor centralidad en el rol del Estado.