Los mercados financieros se encuentran vulnerables a los imprevisibles acontecimientos que sacuden el escenario geopolítico internacional. El ejemplo más reciente lo hemos visto en el resultado del referéndum celebrado en Reino Unido acerca de su permanencia en la Unión Europea. Como señalaba el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe Perspectivas Económicas Globales, las negociaciones que deben producirse hasta confirmar su salida se van a prolongar mucho tiempo y esto podría llegar a provocar “un extenso periodo de elevada incertidumbre que podría afectar mucho la confianza y la inversión, a la vez que aumentaría la volatilidad de los mercados”.
Ésta y otras incertidumbres políticas en los países desarrollados, como el resultado de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, así como los problemas en España para definir su Gobierno, hacen necesario que los inversores busquen estrategias para diversificar sus carteras, es decir, pongan sus huevos en varias canastas y apuesten por activos refugio.
Esta suma de acontecimientos ha propiciado que 2016 sea el año del oro. En los primeros tres meses del año, este metal se revalorizó un 22%, dando lugar a su mejor trimestre en 30 años, y se espera que esta tendencia favorable continúe. Durante dicho periodo, las captaciones de los productos cotizados que invirtieron en este metal alcanzaron los 22.000 millones de dólares. Tal es así que, como estrategia para reducir el riesgo motivado por la fuerte incertidumbre que sobrevuela Europa por el Brexit, en la semana posterior al referéndum en Reino Unido, los inversores asignaron activos por valor de 2.500 millones dólares a exposiciones de productos cotizados centrados en oro.
Mientras la renta variable europea ha tenido un 2016 negativo, el entorno actual de los mercados deberá continuar por lo que una cobertura como la del oro puede disminur la volatilidad. Más allá de las circunstancias coyunturales, hay una serie de factores estructurales que garantizan la estabilidad del precio de este metal a largo plazo tales como la proliferación de bonos de rentabilidad negativa y el ritmo que siguen los tipos de interés de EE.UU.
Uno de los fondos más relevantes en este ámbito es el BGF BlackRock World Gold Fund. Con el objetivo de maximizar los beneficios totales de sus inversores, este fondo invierte más de un 70% de sus activos totales en acciones de empresas de todo el mundo cuya actividad principal es la extracción de oro. Además, el fondo también puede invertir en acciones de empresas cuya actividad económica predominante sea la minería de otros minerales o metales preciosos así como la minería de minerales o metales base.