En septiembre, los inversores destinaron 34.400 millones de euros a ETFs globales. Según destacan desde Amundi, aunque la tendencia sigue siendo positiva, los flujos fueron menores que durante el verano, cuando los inversores asignaron 44.100 millones de euros y 46.600 millones de euros en julio y agosto, respectivamente.
Los datos de la gestora muestran que la mayor parte (24.300 millones de euros) de los flujos de entrada procedió de EE.UU., seguido por el mercado asiático de ETFs, con 11.400 millones. En cambio, el mercado europeo de ETFs UCITS experimentó flujos negativos de 1.400 millones de euros. “Al contrario que la tendencia del verano, la renta variable fue la clase de activo más popular, con 29.600 millones de euros. El mercado de ETFs de EE.UU. (17.300 millones de euros) y el mercado de ETFs de Asia (12.100 millones de euros) respaldaron la renta variable, pero en Europa los inversores sólo asignaron 182 millones de euros”, indican en su informe mensual de flujos.
Por su parte, la demanda global de ETFs de renta fija fue positiva, con 9.500 millones de euros de entradas: los bonos soberanos sumaron 16.100 millones de euros, mientras que la deuda corporativa perdió 4.500 millones de euros. En concreto, el mercado estadounidense de ETFs captó 11.500 millones de euros para esta clase de activos, mientras que del mercado europeo de ETFs UCITS y el mercado asiático de ETFs se retiraron 1.300 millones de euros y 715 millones de euros, respectivamente.
Por último, y a nivel global, los datos de Amundi muestran que las commodities siguieron registrando salidas, ya que los inversores reembolsaron otros 4.800 millones de euros de esta clase de activos.
Mercado europeo
Respecto a los flujos europeos, en renta variable la asignación se mantuvo estable en 182 millones de euros en septiembre. Por un lado, los ETFs ESG supusieron la parte positiva en un mes aburrido para los ETFs UCITS de renta variable europea, captando 2.700 millones de euros, con los índices de Estados Unidos y los globales sumando 1.500 millones de euros y 925 millones de euros, respectivamente. Según explican desde Amundi, “esto permitió continuar con la tendencia observada durante el verano, en la que las asignaciones a las estrategias ESG aumentaron tras un comienzo de año más lento”.
En cambio, se produjeron reembolsos significativos en las estrategias smart beta con salidas en el value, volatilidad mínima y momentum de 1.300 millones de euros, 1.300 millones de euros y 1.000 millones de euros, respectivamente. “Esto representó una rotación de las estrategias de momentum, volatilidad mínima y value ESG de EE.UU. a productos indexados ESG de EE.UU. más generales”, matizan.
En el caso de la renta fija, los inversores europeos añadieron 697 millones de euros a las estrategias de renta fija ESG, con los ETFs de deuda corporativa de la zona euro y de Estados Unidos captando 466 millones de euros y 196 millones de euros, respectivamente. “Los ETFs de deuda pública perdieron 1.300 millones de euros en septiembre, y los inversores retiraron 1.600 millones de euros de los mercados emergentes y 970 millones de euros de China. Sin embargo, hubo flujos positivos en los bonos soberanos de Estados Unidos y de la eurozona. En Europa, los inversores se decantaron por los bonos a corto plazo, asignando más de 700 millones de euros a estas estrategias, mientras que en EE.UU. utilizaron la granularidad que ofrecen los ETFs para asignar un total de 1.300 millones de euros a bonos estadounidenses a corto, medio y largo plazo”, recoge la gestora en su informe mensual de septiembre.
En opinión de Amundi, “los inversores parecen estar ajustando la duración de sus carteras de bonos en función de sus objetivos y visiones”. En este sentido, explican que los inversores retiraron 559 millones de euros de ETFs de bonos corporativos, con salidas de 316 millones de euros en los bonos corporativos de Estados Unidos y 299 millones de euros de los bonos garantizados de la zona euro. Además, se retiraron 199 millones de euros de high yield de Estados Unidos y 112 millones de euros de high yield de la zona euro, “lo que indica un menor apetito por el riesgo”, matizan.