La gestión pasiva replica el comportamiento de un índice o mercado en particular, es decir, un índice de referencia, como puede ser el Ibex 35. Dentro de esta, por una parte, encontramos los fondos bajo la estructura de Instituciones de Inversión Colectiva (IIC), más conocidos como fondos indexados. Por otra, encontramos los fondos cotizados en bolsa (ETF). Lo que todos ellos tienen en común es que normalmente tienen todos los activos en el índice que están replicando, o al menos una muestra representativa.
Los ETFs y los fondos indexados pueden implementar sus estrategias mediante dos sistemas: réplica física (el fondo compra exactamente las mismas acciones del índice y en la misma proporción) o réplica sintética (el fondo invierte en derivados que proporcionan la misma rentabilidad de índice sin tener que comprar todos los valores que lo componen. Esta conlleva un riesgo de contrapartida, ya que depende de la solvencia de la entidad financiera emisora de los derivados).
Según explica Álvaro Villar, portfolio manager de Fundsfy, la mayor ventaja de esta gestión es su coste. “Se gestionan automáticamente en lugar de por un gestor de fondos, lo que lo reduce significativamente”. Este punto centra en gran medida el debate entre estrategias activas y pasivas. Esencialmente, en si vale la pena pagar los costes de gestión de los fondos activos o si es más probable que los retornos a largo plazo sean más altos si se invierte a través de vehículos pasivos gracias al “extra” de unas comisiones inferiores.
Otra gran ventaja que ha señalado el experto es su sencillez. “Con esta gestión, el inversor sabe exactamente en qué está invirtiendo y cómo lo está haciendo, pudiendo entrar y salir del fondo de manera sencilla», detalla.
Asimismo, considera que la rentabilidad a largo plazo de la gestión pasiva es superior. Según explica: “Es posible que la gestión pasiva tenga un rendimiento ligeramente inferior al de su índice de referencia debido a las comisiones, por bajas que sean, pero la «dispersión» de los rendimientos de los fondos de gestión activa es mucho mayor. La diferencia entre una buena y una mala gestión activa marcada, especialmente a largo plazo, y el resultado de la inversión es mucho más predecible con un indexado, que dará un resultado muy similar al del índice”.
Cabe destacar que, en España, los fondos de inversión, tanto de gestión pasiva como activa, cuentan con una ventaja fiscal clave, y es que son traspasables, lo que nos permitirá no tributar en caso de obtener plusvalías hasta que reembolsemos nuestras participaciones, pasando por el camino por tantos fondos como queramos.
Desventajas: volatilidad, imposibilidad de batir al mercado y exposición a acontecimientos de grandes empresas
La primera desventaja que localiza Álvaro Villar es que algunas estrategias de inversión pasiva en índices con empresas de gran capitalización podrían implicar que la inversión esté concentrada en las empresas más importantes de un país, región o sector. “Esto hace perder exposición a oportunidades que se encuentran en otras partes del mercado como empresas de mediana y pequeña capitalización, y puede dejarnos más expuestos a acontecimientos políticos y regulatorios de las grandes empresas”, aclara.
La volatilidad es otro de los puntos a tener en cuenta cuando se invierte en fondos indexados. Al invertir en un mercado, hay que estar preparado para aguantar sus movimientos, en especial las bajadas. “La inversión pasiva es más adecuada para los inversores de largo plazo y un error muy grave suele ser entrar en pánico en caídas del mercado y vender sus posiciones, impactando en la rentabilidad de sus carteras”. “Otra desventaja, aunque suene redundante, es que los fondos indexados nunca batirán al mercado, ya que son el mercado”, explica Villar.
Sin embargo, a pesar de sus ventajas y desventajas, Villar considera que la clave para la construcción de una buena cartera de inversión no está en elegir entre la gestión pasiva o activa o un estilo u otro de gestión, sino en una buena combinación, en una buena diversificación. “En definitiva, teniendo siempre presente nuestras prioridades, horizonte temporal y objetivos para hacerlo de la mejor manera posible”, concluye.