En los últimos meses el término SPAC se ha repetido con frecuencia en referencia a los mercados financieros. Y puede que le haya surgido la cuestión sobre qué es SPAC, para qué sirve y las ventajas o desventajas que puede conllevar para los inversores. Vamos a tratar de dar respuestas a estas preguntas.
SPAC es el acrónimo en inglés de Special Purpose Acquisition Company o «Empresas de Adquisición creadas con un Propósito Especial». En esencia, son empresas creadas con el propósito de conseguir que una compañía salga a bolsa a través de un proceso diferente al de una Oferta Pública de Venta (OPV).
Tras su salida a bolsa, la SPAC busca empresas privadas para comprar, de forma que, a través de esta transacción, convierten empresas privadas en públicas sin tener que pasar por el tradicional proceso de una oferta pública, que implica la celebración de giras informativas, o «roadshows» y una exposición intensa al foco mediático, para despertar el interés de los inversores.
Iniciadas en Estados Unidos, el valor total de las transacciones SPAC completadas entre 2019 y 2020 aumentó un 400%, según datos de Dealogic. Y en lo que va de año, el número de acuerdos completados ya suma más de la mitad de los realizados en 2020. Este furor por las SPAC ha cruzado el Atlántico y está comenzando a tomar fuerza también en Europa.
En marzo, el ex jefe de UniCredit, uno de los mayores bancos de Italia, se asoció con el fundador del fabricante de bolsos Louis Vuitton LVMH para lanzar una SPAC destinada a comprar una empresa financiera europea. Y Klaus Hommels, uno de los primeros inversores en Spotify, lanzó su propia SPAC centrada en la tecnología en Frankfurt, el centro financiero de Alemania.
Así pues, ¿cómo funcionan estos vehículos de inversión y por qué se han vuelto tan populares? Una SPAC es esencialmente un vehículo de inversión que cotiza en bolsa, estadounidense o europea. Y el objetivo de ese vehículo es esencialmente de, en un periodo dado, finalizar una adquisición de una empresa privada, haciendo que esa empresa privada se convierta efectivamente en una empresa cotizada por derecho propio.
Se ha convertido en una forma mucho más popular de hacer que las empresas privadas pasen a ser públicas. Es sólo una de muchas maneras. La forma en que habitualmente se lleva a cabo este proceso, a través de una OPV (Oferta Pública de Venta), implica roadshows, mucha atención mediática y tal vez una ceremonia en el parqué de la Bolsa en que la empresa comienza a operar.
¿Por qué optaría una empresa por renunciar a ese proceso y acceder a bolsa a través de una SPAC y no una OPV?
Depende de la naturaleza del negocio que la empresa tiene en primer lugar. Así, por ejemplo, una empresa que está muy bien establecida, que tiene enormes ingresos, es rentable y su marca es muy conocida, ya sea en el mercado en general o en su propio sector, es probable que siempre elija la ruta de salida a bolsa a través de una OPV. Pero en el caso de una empresa de creación más reciente, con un modelo de negocio que no está completamente probado o en un sector que es un poco complicado de entender para el profano, es el tipo de empresa que realmente se puede beneficiar de acceder a su cotización en bolsa a través de una SPAC, porque una de las características más notables de una SPAC es que permite a una empresa compartir con los inversores su plan de negocio a futuro.
Por ejemplo, en el caso de fabricantes de vehículos eléctricos, todos sabemos que habrá más vehículos eléctricos en la calle en 2030 que hoy. Eso es, sin duda, cierto. Pero la pregunta es, ¿de quién serán los vehículos? Ciertamente sabemos que serán Teslas, pero ¿qué más? En ese sentido, las empresas que pueden utilizar la ruta SPAC pueden explicar mejor lo que planean hacer en el futuro. Además, la ruta SPAC puede ser más rápida.
Desde el punto de vista del inversor, es cierto que no se conoce la empresa específicamente, lo que supone un riesgo en cuanto a disponibilidad de información. Para contrarrestar este riesgo, los inversores se centran en la calidad del equipo patrocinador, su trayectoria empresarial, su experiencia en el campo financiero o si sus patrocinadores han dirigido anteriormente empresas cotizadas en bolsa. Por tanto, tomarán su decisión de inversión de acuerdo con la calidad del equipo patrocinador, aunque no sepan qué empresa o empresas van a adquirir, aunque en algunos casos puede influir también el sector o sectores en los que la SPAC centra su actividad.
¿Y qué sucede si la SPAC no puede encontrar una compañía para adquirir o si el acuerdo de compra no consigue cerrarse? La SPAC dispone de un período de 24 meses para completar la adquisición, pero si no lo hace en este periodo de tiempo, el capital de los inversores se recupera. Esta es la característica que básicamente ha impulsado el crecimiento de las SPAC en Estados Unidos porque, en esencia, el capital de los inversores está protegido desde este punto de vista. Y por esta razón la estructura SPAC está también comenzando a emplearse en Europa