Para los más pequeños es importante estar seguros de que los ahorros que tienen en la hucha de su cuarto están a salvo. Aunque a priori no lo parezca, esto tiene mucho que ver con la posibilidad de que un fondo quiebre. En ocasiones, especialmente en momentos de inestabilidad económica o política, puede asaltarnos la duda sobre qué riesgos pesan sobre nuestros fondos de inversión.
Para responder adecuadamente a esta cuestión, lo primero es saber que en relación a los fondos de inversión intervienen distintas entidades, cada una con su función:
- Gestora del fondo: es la que decide en qué activos invertir para conseguir la mejor rentabilidad.
- Entidad depositaria: custodia el dinero y las inversiones y controla la actuación de la entidad gestora.
- Comercializadora del fondo: es la entidad en la que compramos el fondo de inversión.
Entre tanta entidad, al partícipe le pueden entrar dudas. ¿Si mi banco quiebra perderé el dinero que tengo en fondos de inversión? ¿La gestora de mi fondo podría llegar a desaparecer? Estas son solo algunas de las preguntas que algunos inversores pueden haberse planteado en un momento dado. Ante esta incertidumbre es importante recordar que:
1.- La entidad gestora no tiene nuestro dinero, solo decide en qué activos se invierte; por lo que, si la gestora quiebra o deja de dar servicio, podría pasar distintas cosas: bien que otra entidad se haga cargo de la gestión o que se disuelva el fondo y se reparta el dinero entre los partícipes.
2.- La entidad depositaria solo custodia nuestras inversiones, pero nosotros somos los propietarios. Si la entidad depositaria desaparece, suele designarse una nueva.
3.- La entidad comercializadora solo hace de intermediario entre la gestora y el cliente que quiere comprar un fondo. Es esencial saber que los fondos de inversión no forman parte del balance de los bancos, están separados e identificados a nombre de cada partícipe, por lo que una quiebra no afecta a los fondos. Es decir, dentro del balance de los bancos se encuentran las cuentas corrientes y los depósitos, y fuera de balance están los fondos de inversión, acciones y planes de pensiones.
Una vez que queda claro lo anterior, no olvidemos tampoco que invertir en fondos sí tiene riesgos. Por ejemplo, que el mercado o el sector en el que invertimos vaya mal; o que el gestor no acierte en sus apuestas; son algunos casos por los que se podrían sufrir pérdidas económicas importantes. A la hora de poner esto en la práctica debemos saber que nuestro dinero está a salvo si quiebra la gestora, desaparece la depositaria o el banco tiene problemas, pero que a la hora de invertir en fondos no estamos exentos de riesgos. Estos proceden principalmente del mercado o del sector en el que invertimos.
Para entender este y otros conceptos económicos el banco digital Self Bank ha puesto en marcha el proyecto de educación financiera Pequeños Inversores, junto a 25 gestoras de fondos, con el que se busca desmitificar que las finanzas son complicadas y que hasta un niño es capaz de explicarlas.