A menudo los inversores más conservadores caen en la tentación de fijarse unos objetivos más o menos ambiciosos, de pasar por alto el riesgo que están dispuestos a asumir o de ignorar con qué tipo de inversión se van a sentir a gusto. Para Santiago Daniel, director de productos de inversión de Deutsche Bank España, todas estas son cuestiones son recurrentes para un inversor que no quiere lidiar con una volatilidad desbordante ni tampoco pecar de excesivo conservadurismo. En su opinión, hay siete errores que este inversor moderado debe evitar:
1. No planificar la inversión.
“Tanto en las inversiones como en cualquier otra actividad, si se desconoce la situación de partida y no se sabe a dónde se va, probablemente se terminará en otro lugar del deseado”, afirma Santiago Daniel. Todos marcamos objetivos, ya sea en nuestra carrera profesional, nuestra vida personal, nuestros estudios e incluso en relación a nuestros hobbies. En la inversión, en función de la situación financiera inicial, de los objetivos, de las necesidades y del riesgo que se quiera asumir fijaremos las estrategias a corto o largo plazo. Se trata de conseguir el equilibrio entre los recursos y las necesidades a través del tiempo, para que la vida financiera del cliente sea lo más tranquila y rentable posible.
2. No atreverse a asumir ningún riesgo.
Un inversor moderado puede asumir una cierta volatilidad y, en el marco de la estrategia que se haya trazado, debe asumir algún riesgo para alcanzar una rentabilidad superior a la de los inversores muy conservadores. Según Santiago Daniel, “al inversor medio español no suele gustarle el riesgo y prefiere recibir una rentabilidad reducida, pero un inversor de perfil moderado debe saber que sí puede permitirse un cierto grado de riesgo y volatilidad, siempre dentro de su perfil y de la estrategia que se haya trazado”. “Al no tratarse de un inversor experto, es recomendable encauzar esta exposición a activos como la renta variable a través de fondos de inversión, en los que es un profesional quien gestiona la cartera”, explica Santiago Daniel, y añade que “los fondos de inversión se han convertido en el punto de confluencia de los inversores más conservadores y los más arriesgados. Además, un fondo permite tener liquidez diaria, fácil seguimiento de su evolución y facilidades para traspasar en cualquier momento”.
3. Ser impaciente.
La gran mayoría de nosotros esperamos una “gratificación instantánea” y solemos pecar de impacientes. “La vida no funciona así y, por supuesto, el mundo de la inversión tampoco. Invertir requiere una buena dosis de paciencia. Se debe ser muy disciplinado y seguir fielmente los criterios de riesgo y los objetivos fijados en un principio. Hay que tener en cuenta el tiempo que debe transcurrir para evaluar el acierto de las inversiones”, afirma Santiago Daniel. “El inversor no debe dejarse llevar por las noticias económicas o los titulares de prensa”, añade. Una de las máximas de mercado reza «a mayor plazo, menor riesgo”. Aunque el riesgo de una cartera es el mismo, lo que sí es cierto es que la rentabilidad anualizada (TAE) de una inversión es más previsible y más estable cuanto mayor sea el plazo al que se mire dicha inversión. “A largo plazo, recibir dividendos e intereses y, sobre todo, su reinversión, marca la diferencia en el resultado final”, asegura Daniel.
4. Poner todos los huevos en la misma cesta.
El inversor que más posibilidades tiene de sortear los obstáculos, la volatilidad y los ciclos negativos es el que ha diversificado, no el que ha apostado ciegamente por un determinado activo. Esta diversificación puede hacerse, en el caso de grandes patrimonios, con diversidad de productos financieros, pero los pequeños ahorradores también deben diversificar. “Para un ahorrador de perfil moderado, con un capital medio para invertir, es aconsejable apoyarse en productos que en sí mismos ya le ofrezcan la diversificación que necesita”, explica Santiago Daniel. En un entorno de bajos tipos de interés y depósitos sin rentabilidad, “para este inversor moderado que puede asumir un cierto grado de riesgo, en estos momentos aconsejamos los fondos multiactivo de alta calidad, en los que un gestor de probado éxito puede distribuir la inversión con gran flexibilidad en todo tipo de activos, lo que les permite aprovechar los movimientos de los mercados”, afirma Daniel.
5. No tener en cuenta el efecto fiscal ni las comisiones.
Para maximizar el rendimiento de las inversiones es necesario tener en cuenta cómo tributa cada producto financiero y qué comisiones se pagarán. “El inversor debe tener en cuenta que tributará en el ejercicio fiscal correspondiente los rendimientos de depósitos y dividendos, así como los beneficios obtenidos por la venta de acciones. Los fondos de inversión, sin embargo, permiten diferir en el tiempo el efecto fiscal porque no se tributa por traspaso. Los productos de ahorro para la jubilación, por su parte, conllevan importantes ventajas fiscales que hay que tener en cuenta al realizar la planificación global de una cartera”, explica Santiago Daniel. Respecto a las comisiones, “más que elegir un producto porque tenga menores comisiones, hay que comparar sus resultados después de las mismas. Un fondo con una comisión relativamente superior a la media, si sus resultados la justifican por su buena rentabilidad, merecerá la pena frente a un fondo ‘barato’ con resultados mediocres”.
6. Pensar que “la tecnología no es para mí”
La tecnología se ha impuesto para numerosos procesos de negocio y comunicación. La digitalización de la banca ha supuesto también cambios en los comportamientos y actitudes de los consumidores. “El cliente ya no visita con tanta asiduidad la oficina, puesto que realiza muchas de sus gestiones a través de Internet”, explica Santiago Daniel, y añade que “para el inversor moderado, que no es experto pero que debe empezar a asumir algo de riesgo en aras de una mayor rentabilidad a largo plazo, es una gran ayuda, una forma fácil y cómoda de obtener información y de seguir sus inversiones. De esta forma se puede ir acostumbrando a utilizar los instrumentos adecuados para conseguir un extra de rentabilidad”.
7. No buscar consejo profesional
Los inversores con éxito y experimentados reúnen información de varias fuentes independientes y llevan a cabo su propia investigación y análisis. Si no se es un experto, es recomendable dejarse asesorar por un profesional de las inversiones para que se convierta en un socio en la consecución de los objetivos. “Igual que para construir tu casa confías en un arquitecto, para tu dinero existen asesores profesionales, bien dentro de la banca o independientes, que te ayudarán a definir tus metas financieras y obtener la rentabilidad que quieres para tus ahorros”, afirma Santiago Daniel.