El húngaro André Kostolany se definió a sí mismo como un «especulador» y es uno de los inversores con más prestigio a nivel mundial por su larga trayectoria en bolsa, su experiencia y su sabiduría. Ha dejado un importante legado de sus conocimientos a través de infinidad de publicaciones que aportan un gran valor a los inversores. Su método de inversión se caracterizaba por intentar predecir el futuro del activo y finalmente comprarlo al menor precio cotizable posible.
Con la frase “Cuando se trata de dinero, solo hay una frase hecha: ¡Más!”, pone de manifiesto la filosofía que tuvo a la hora de actuar en la bolsa: la forma de sobrevivir en el mercado es invertir con riesgo y tener un pensamiento independiente ambicioso y alejado de los consejos bursátiles al alcance de cualquiera, pensando siempre en ganar más dinero.
Para alcanzar el éxito en la inversión es importante intentar entender y descifrar los mercados, aunque hay muchos inversores que operan exitosamente con un conocimiento parcial, ya que arriesgan siempre en las partes que mejor manejan. Por ello, lo realmente esencial no es la teoría, sino la percepción del inversor, su ambición y su forma de jugar las cartas para logar los mejores resultados.
Esto es lo que quiso reflejar Kostolany con esta frase, que siempre había que mirar hacia el futuro pensando en conseguir la máxima rentabilidad, especulando con acciones, divisas y, en definitiva, cualquier activo con el que se pueda operar y obtener beneficios. Tal y como sostiene el húngaro, si se conoce tanto la inversión a largo como a corto plazo y se sigue el instinto y la intuición sin importar otros factores, se puede lograr una auténtica fortuna.
El aspecto clave que determinará el éxito o el fracaso del especulador, según André, es su capacidad de anticiparse al futuro. Por ello, su forma de invertir era “anticíclica”, cuando todos los inversores presos del pánico vendían para deshacerse de todo, él iba a contracorriente y compraba para inmediatamente volver a vender todo en plena euforia alcista. Así, con esta frase refleja su experiencia en un mercado que vivió grandes caídas y crisis financieras, pero en el que él, como buen especulador, siempre siguió pensando en más dinero y exprimiendo todas las oportunidades que se le presentaban.
La teoría de Kostolany es de difícil aplicación en la realidad. Entender la psicología del mercado y toda la industria como él lo hizo no es tarea fácil, pero sus consejos y sabiduría pueden ser útiles para operar en el mundo bursátil. Aparte de lo anterior, es importante tener en cuenta que el estilo de Kostolany no es apto para cualquier tipo de inversor; para aquellos que son más conservadores, hay otros patrones de comportamiento que pueden ser más adecuados (invertir a largo plazo, comprando y manteniendo las acciones; buscar compañías estables con buena visibilidad en los dividendos…).