“Vende en mayo y vete” es un viejo adagio bursátil que corre cada año entre los inversores a medida que se acerca la primavera. El equipo de inversión de Portocolom explica que existen varias versiones del origen de la frase, pero la más extendida se remonta al siglo XVIII en Inglaterra, “concretamente en el distrito financiero de Londres”, cuando “se tomó como costumbre recomendar a los inversores y a la alta sociedad inglesa que vendieran sus acciones en mayo y se relajaran disfrutando de los meses de verano fuera de la ciudad”.
La firma recuerda que los datos históricos dan cierta veracidad a esta expresión popular, “aunque no existe ninguna explicación definitiva de las causas que lo originan”: desde 1928, el índice estadounidense S&P 500 registra 64 ocasiones con un mejor comportamiento en el periodo de noviembre a finales de abril que de mayo a finales de octubre.
Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, apunta que hay quién considera que este refrán se trata de una “profecía autocumplida”, pero también señala factores que contribuyen a esta tendencia estacional. En primer lugar, según Laidler, en el primer trimestre suele haber perspectivas positivas de las empresas para todo el año, “lo que impulsa los precios de las acciones”. En este punto, añade que muchos inversores reposicionan sus carteras en el cuarto trimestre para prepararse para el próximo año y para el efecto de los precios de enero, “que ya está bien establecido”.
Por último, Laidler menciona que los meses de verano “carecen de estas influencias positivas”, a lo que se suman volúmenes de negociación generalmente más bajos. “Esta estacionalidad se observa incluso en Australia, lo que refleja la creciente globalización de los mercados de renta variable”, explica Laidler.
En Portocolom prefieren hacer cuentas y calculan que una inversión de 1.000 dólares desde 1928 a la actualidad, sin vender momentáneamente en ningún periodo, se habría multiplicado hasta alcanzar unos 211.113 de dólares, “gracias a la capitalización compuesta”. Por ello, en la firma concluyen que este análisis es un buen ejemplo para destacar la estrategia de renta variable de “comprar y mantener”.
Hans-Jörg Naumer, Global Head of Capital Markets & Thematic Research de Allianz Global Investors, admite que casi todos los años, los inversores le preguntan a finales de abril o principios de mayo “si es mejor reducir su asignación a la renta variable” para, seguidamente, citar este conocido refrán.
Su respuesta es clara: entiende el razonamiento de los inversores, “ya que mayo no ha sido un mes fácil en el pasado para los mercados”, punto en el que menciona que el Dax alemán, entre 1965 y finales de 2023, presenta, de media, rentabilidades negativas en mayo.
Pero Naumer es reticente a pensar que “algo es inevitable”, por lo que aconseja que en mayo, “como en el resto de los meses del año”, los inversores “no deberían dejarse llevar ciegamente por los viejos refranes, sino que deberían tener en cuenta varios factores”. Los más importantes hacen referencia al crecimiento económico, la política monetaria y la situación geopolítica.
Por su parte, Laidler observa que este año, “la tendencia anual a la estacionalidad puede haber llegado antes de tiempo”, ya que tras un periodo de seis meses de notable fortaleza, “el mercado bursátil estadounidense ha experimentado recientemente un notable retroceso, impulsado fundamentalmente por las expectativas de un retraso en el recorte de los tipos de interés en Estados Unidos”.
Eso sí, “los inversores también son muy conscientes de que la estacionalidad será más débil”, por lo que Laidler ve “todo esto como una pausa necesaria para tomarse un respiro en los primeros compases de un nuevo mercado alcista”.