El criterio que los gestores de fondos utilizan para seleccionar sus activos varia en gran medida para cada gestor. Por lo tanto, al seleccionar un fondo en el que invertir conviene conocer el estilo de inversión del gestor, para asegurarse de que se adapta al perfil de riesgo-retorno de cada inversor.
Puesto que tanto riesgo como retorno están vinculados al estilo de inversión, una mezcla optimizada de estilos puede ser útil no sólo para diversificar, sino también para equilibrar riesgo y rentabilidad. Veamos algunas de las estrategias o estilos más frecuentemente utilizadas por los gestores de fondos:
1) Estrategia top-down
La primera estrategia top-down implica la selección de activos en base a un gran tema. Por ejemplo, si un gestor anticipa que la economía crecerá con fuerza, podría seleccionar acciones globalmente. O bien concentrándose en determinados sectores, como industrial o de alta tecnología, que tienden a comportarse mejor cuando la economía crece con fuerza. Si, por el contrario, el gestor estima que la economía se dirije hacia un periodo de depresión, podría adquirir acciones en sectores defensivos, como salud y consumo básico.
2) Estrategia bottom-up
Con la segunda estrategia bottom-up, los gestores seleccionan acciones en base a la fortaleza de una compañía individual, independientemente de lo que esté sucediendo en la economía en su conjunto o en el sector en el que la compañía se encuadra. Un gestor bottom-up se beneficia de un minucioso análisis, pero una caída brusca de mercado frecuentemente empuja a la baja incluso a las acciones con mayor fortaleza.
Por supuesto los gestores podrían estar equivocados en su estrategia o, incluso si no lo están, nada garantiza que vayan a seleccionar los valores adecuados. Un buen ejemplo deesto puede ser el oro. Para un inversor top-down puede tener sentido invertir en oro en una etapa determinada de mercado, pero ¿qué sucede si invierte en una compañía de minas de oro y la empresa se viene abajo? La acción de esta compañía podría estar a punto de hundirse, aun cuando siga teniendo sentido invertir en oro.
3) Análisis fundamental
El análisis fundamental supone evaluar todos los factores que afectan al comportamiento de la inversión. Para una acción, significaría analizar toda la información financiera de la compañía, reunirse con su equipo directivo y de ejecutivos, empleados, suministradores, clientes y competidores. El gestor pretende de esta manera analizar la gestión y entender realmente los objetivos de la empresa y de donde viene su crecimiento.
4) Análisis técnico
El análisis técnico supone la selección de valores en base a pautas de comportamiento de su cotización en el pasado. Se busca identificar las tendencias en la cotización de una inversión. La mayoría de los gestores enfatizan el análisis fundamental porque quieren entender lo que impulsará el crecimiento. Por ejemplo, los inversores esperan que la cotización de una acción suba si la empresa está aumentando sus beneficios.
Pero los fundamentales por si solos no dan una indicación completa, ya que hay periodos en los que el mercado se mueve por pautas técnicas. La fuerza del análisis técnico reside en la creencia de que el precio de un valor refleja, en todo momento, toda la información disponible sobre ese valor. Teniendo en cuenta estas consideraciones, los mejores gestores utilizan tanto análisis fundamental como técnico.
5) Enfoque «Contrarian»
Según esta estrategia los gestores seleccionan valores que no cuentan con el favor del mercado. Determinan el consenso de mercado respecto a una compañía o sector y entonces apuestan contra ella. El estilo contrarian se considera alineado con la estrategia de inversión value (o valor) que se focaliza en adquirir títulos que están infravalorados de acuerdo con respecto a su valor intrínseco.
A largo plazo, la estrategia value ha batido a la estrategia growth (o de crecimiento) aunque durante ciertos periodos de tiempo esto no se cumpla. El estilo contrarian generalmente recompensa a sus inversores, pero es muy importante haber elegido los valores adecuados en el momento adecuado. El riesgo de esta estrategia reside por supuesto en que, si el consenso de mercado está en lo cierto, el gestor habrá errado en su apuesta y habrá obtenido pérdidas.
6) Inversión por dividendos
La estrategia de inversión por dividendos, tal como sugiere su nombre, consiste en comprar acciones que cuentan con un largo historial de beneficios y dividendos. En etapas de elevada volatilidad de mercado, a muchos inversores les gusta la idea de que un fondo pueda ofrecer ingresos con regularidad. Incluso si el precio de la acción retrocede, el inversor obtiene algún tipo de ingresos periódicamente. Puede ser una forma bastante agradable de suplementar los ingresos si se está ya jubilado.
Sin embargo, la reciente popularidad de las acciones que pagan altos dividendos ha llevado a algunos expertos a pensar que pueden estar sobrevaloradas. También conviene ser cauteloso con los fondos que ofrecen elevados retornos por dividendos. Puede que estén invirtiendo en empresas que estén asumiendo un riesgo desmesurado y que, por tanto, retrocedan en su cotización futura.
De acuerdo con todo lo anterior, la estrategia que mejores resultados podría obtener sería una de diversificación entre los diferentes estilos de inversión. Una combinación equilibrada tiende a generar menos errores.