En los últimos años se han realizado importantes avances en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. No debemos olvidar que, en nuestro país, según recoge un estudio del Ministerio de Igualdad, hasta 1976, año en el que se implanta la “Ley de Relaciones Laborales”, el permiso del marido era un requisito legal necesario para que la esposa pudiera ejercer el derecho al trabajo. En 2019, según datos de Statista, la participación de la mujer en el mercado laboral suponía un 46%.
Lo que ha llevado, entre otras cosas, a una profunda transformación en la organización en la economía familiar y las finanzas personales, así como a dejar de relacionar finanzas solo con hombres.
«En los últimos diez años hemos percibido un interés creciente por parte de las mujeres en la toma de decisiones de inversión, un papel que habían delegado mayoritariamente en sus parejas. En esta involucración cada vez más activa influyen diversos factores, entre ellos los demográficos. La esperanza de vida se alarga cada vez más, y las mujeres viven más años que los hombres de media, lo que implica un esfuerzo de ahorro estimado superior al de los hombres (35% mayor), las menores pensiones futuras y los cambios en la estructura familiar (aumento en el número de separaciones y divorcios), son razones que obligan a la mujer a desarrollar su capacidad para ser económicamente independientes», explica Marta Rodríguez, socia y directora comercial de Abante en Madrid.
«Evidentemente, cuando se asesora a una persona hay que tener en cuenta todos los factores relativos a su caso particular, más allá de los rasgos comunes de género», añade.
Teniendo en cuenta hechos como este, no cabe duda de que las mujeres y sus necesidades han cambiado. Sin embargo, ¿ha cambiado la industria financiera para adaptarse a la mujer del siglo XXI?
Dentro del mundo de la asesoría financiera, las mujeres desempeñan un tímido papel en cuanto a volumen de profesionales. Según fuentes del Registro de Economistas Asesores, solo seis de las más de 160 EAF (Empresas de Asesoramiento Financiero) que existen en España las han emprendido mujeres.
Asimismo, solo un 22 del total de empresas cuenta con consejeras o administradoras. Si tenemos en cuenta que el 54% de las mujeres prefiere realizar sus inversiones de forma presencial en una oficina, esta escasa representación podría llegar a influir en el volumen de mujeres que decide invertir. Asimismo, según un análisis de PIMCO, el sector financiero está organizado de manera que resulta complicado e incómodo para las mujeres.
Esto podría explicar por qué casi la mitad de las mujeres en España cree que es objeto de algún tipo de “exclusión” a la hora de adentrarse dentro del mundo de la inversión, ya sea por falta de propuestas o acceso a información, según una encuesta realizada por la plataforma de inversión en multiactivos eToro.
“La industria ha hablado siempre en un lenguaje muy masculino, y en mi opinión, hasta ahora, poco se hacía por acercar este mundo a las mujeres, queda muchísimo camino por recorrer. Hay que crear canales de comunicación que conozcan los problemas que compartimos las mujeres, cuáles son nuestras inquietudes, canales que generen confianza y con los que se sientan identificadas”, señala Isabel Iglesias Arce, asesora de EFPA y autora de “Finanzas en Femenino”
Por su parte, MªCarmen Tejada Ximénez de Olaso, doctora economista y profesora del Máster en Bolsa y Mercados Financieros del IEB, se muestra positiva y recuerda los avances que hemos hecho como sociedad. “Vivimos en un mundo que lucha constantemente por la igualdad de condiciones entre hombres y mujeres y cada vez la mujer ocupa papeles más importantes o relevantes en el mundo económico. Tenemos abanderadas de la talla de Christine Lagarde, Ursula Von der Leyen, Janet Yellen, etc, que han ocupado por vez primera puestos relevantes y cruciales en el mundo económico”.
Sin embargo, admite que la participación de la mujer en la industria financiera se está estancando. “Según el informe Alpha Female 2019 de Citywire sólo un 10-11% de los fondos los gestionan mujeres, cuando sin embargo la rentabilidad es igual si el fondo lo ha gestionado un hombre o una mujer”, señala.
La industria debe evolucionar a la vez que el cambio social
Tal y como relata Iglesias, en los últimos años ya se ha ido abriendo el sector a la presencia de mujeres, sin embargo admite que “la sociedad ha cambiado en los últimos años y la industria financiera no ha evolucionado en el mismo nivel. Ahora las familias tienen otras composiciones, las parejas mantienen economías individuales, la organización de las economías domésticas nada tienen que ver cómo lo hacían nuestros padres”.
En este contexto, la experta de EFPA insiste en que la industria tiene que evolucionar a la par que el cambio social. “Tiene que invertir en educar a sus clientes, ayudarles a tomar decisiones, pero no decidir por ellos, priorizar los intereses de las personas sobre los intereses de la entidad, crear productos que ayuden a lograr objetivos personales no sólo que cubran objetivos comerciales. Porque detrás de cada persona y de su ahorro hay una ilusión y tenemos que ayudar a que esa ilusión se consiga. Sólo así lograremos ganar las dos partes”, expresa.
Necesidades de ahorro y asesoramiento diferentes
Las mujeres tienen características diferentes a los hombres, lo que obliga a que su planificación y el asesoramiento que reciben también sea diferente. Un ejemplo muy claro es la planificación de la jubilación. La esperanza de vida de las mujeres es cinco años superior a la de los hombres, por lo que sus ahorros deberán aguantar más tiempo. “Cuando hacemos una planificación de la jubilación debemos tenerlo en cuenta, porque esos cinco años tendremos que cubrirlos también, con lo que las necesidades actuales de ahorro para ese objetivo también van a variar», recuerda Isabel Iglesias.
Asimismo, para Isabel Iglesias, las mujeres, por norma general, tienen unos rasgos distintivos en su personalidad que les hacen ser mucho más exitosas en la gestión de su dinero, la experta destaca tres. “Tenemos muy claros nuestros objetivos, sabemos lo que queremos y cuándo lo queremos, no nos cuesta visualizar y planificar a largo plazo y somos pacientes. La impaciencia innata de los hombres los lleva a tomar decisiones muy impulsivas que muchas veces no son las más convenientes para sus objetivos. Somos curiosas y nos encanta aprender; tener toda la información que nos permita tomar decisiones libres”.
Considera que las mujeres para decidirse a hacer algo, necesitan estar seguras, analizar todas las opciones, tener toda la información, pero no cuentan con canales en los que se sintiesen representadas. “Es por ello que no se sienten seguras para pasar a la acción, y curiosamente siendo unas extraordinarias gestoras en la economía doméstica, dar un paso más y pasar a invertir les cuesta”, reflexiona.
Ante la posibilidad de que la falta de representación femenina pueda frenar a las mujeres a la hora de invertir, la experta del IEB defiende que la mujer emprendedora y con ganas de invertir va a serlo igual independientemente que haya poca representación de mujeres o no. “Creo que ese aspecto no nos afecta, yo creo que somos por naturaleza luchadoras quizás por haberlo tenido algo más difícil en un mundo mayoritariamente masculino”, añade.
Asimismo, MªCarmen Tejada señala que el perfil de una mujer suele ser más conservador y con más aversión al riesgo y toma decisiones más rápidas si sus carteras ofrecen pérdidas. “Normalmente el hombre arriesga más y la mujer es más cauta y pausada, claro está que no se puede generalizar”, añade.
«En mi experiencia, las mujeres son más analíticas en la fase previa a la inversión y más pacientes con la estrategia elegida, lo que suele generar más consistencia en los resultados obtenidos», añade la experta de Abante. En general, según describe, buscan un mayor equilibrio entre riesgo y rentabilidad y se declaran, en mayor porcentaje, conservadoras. De hecho, entre los conceptos que más repiten las mujeres cuando se enfrentan a sus decisiones financieras son seguridad, tranquilidad, estabilidad.
«Contextualizan la rentabilidad dentro de sus proyectos y objetivos vitales y no conciben la rentabilidad como un objetivo en si mismo. Entiendo que esta es la razón por la que renuncian a grandes riesgos a cambio de una mayor probabilidad de éxito en la consecución de sus objetivos. Aunque en el entorno actual, con los tipos de interés en niveles mínimos, los inversores más conservadores (tanto hombres como mujeres) han tenido que ir asumiendo algo más de riesgo para aspirar a rentabilidades que superen la inflación», completa.
Las mujeres se estancan en su formación financiera
Las mujeres tienen más conocimientos básicos financieros que los hombres (62% frente al 54%), pero el rol cambia cuando hablamos de conocimientos muy elevados, donde, según una encuesta de Popcoin, el 8% de los hombres conocen conceptos que requieren un conocimiento elevado frente al 2% de las mujeres entrevistadas.
Asimismo, el último artículo analítico del Banco de España “Diferencias de género en competencias financieras”, señala que sigue existiendo una brecha de género notable en conocimientos financieros. A pesar del consenso internacional sobre la relevancia de los conocimientos financieros, varios estudios han mostrado que, en muchos países, amplios grupos de la población no están familiarizados con conceptos básicos relacionados con la inflación, el tipo de interés compuesto o la diversificación del riesgo. Entre estos grupos, se observa que las mujeres tienen, en general, menos conocimientos financieros que los hombres.
Para Isabel Iglesias la razón es muy sencilla: “Quizás cuando hablamos no nos damos cuenta, pero no estamos hablando para ellas. Las finanzas no son números fríos, estadísticas, porcentajes; las finanzas son emociones, porque con la gestión de nuestro dinero podemos conseguir nuestras metas personales. Una mujer no quiere oír hablar de análisis, de probabilidades estadísticas; una mujer aprender a diseñar un sencillo pero buen plan de ahorro y de inversión, podrá comprarse un hogar, para hacer el viaje de sus sueños, para que sus hijos podrán estudiar un máster de post grado, para vivir dignamente cuando se jubile. Porque el dinero tiene una cara amable y tenemos que ayudarles a que la descubran”, apunta.
Según una encuesta de eToro, el 82% de las mujeres cree que la falta de educación financiera es una barrera para mejorar su nivel de vida y la de su familia. De hecho, el 75 % admitió que no está preparada para invertir directamente en los mercados o tiene conocimientos muy limitados para ello. Al mismo tiempo, para el 57% la experiencia de invertir no ha resultado satisfactoria, y solamente el 24% afirma que su experiencia fue altamente positiva (calificada como 8, 9 o 10).
“Sabemos que el hecho de que menos del 20% de los usuarios de la plataforma en España sean mujeres refleja el desafío que aún tenemos por delante. Tenemos que seguir empoderando a las mujeres para continuar su incursión en el mundo en las finanzas”, explica la directora general de eToro para Iberia y Latinoamérica, Tali Salomon.