Existen numerosas razones por las que los europeos no invierten en mercados de capitales. Entre estas se encuentran: la falta de confianza debido a conflictos de intereses, la falta de transparencia en comisiones y rendimiento, educación financiera decepcionante, barreras culturales, difícil acceso a los mercados, los altos costes de inversión y los bajos niveles de transparencia que llevan a la desinformación. El desarrollo tecnológico en el sector financiero, como el Robo-investing, podría cambiar las tornas y ayudar a transformar a los ahorradores europeos en inversores.
El concepto de Robo-investing es bastante sencillo. Robo-investing, más conocido como Robo-Advice, usa programas informáticos y algoritmos que se alimentan de inputs proporcionados por el consumidor acerca de su background, su tolerancia al riesgo y sus necesidades financieras para dirigir a los consumidores hacia la inversión adecuada.
Como remarcó Better Finance en su primer informe de investigación sobre Robo-Advice (2016), estos servicios financieros de asesoramiento automatizado tienen la ventaja de ser considerablemente más baratos que sus equivalentes tradicionales. También están basados en tarifas en lugar de comisiones, lo que ayuda a prever conflictos de intereses que puedan surgir entre el asesor y su cliente promoviendo una mayor transparencia.
«Constituyen una alternativa interesante para esos inversores que no requieren soluciones hechas a medida. Potencialmente, estas serían buenas noticias para ahorradores e inversores individuales ya que, con el continuo clima de bajo rendimiento en los mercados de capitales, estos nuevos participantes podrían suponer una diferencia real en el desempeño actual del asesoramiento financiero, salvaguardando el poder adquisitivo (valor real) de sus ahorros en lugar de destruirlo a base de comisiones excesivas», sostiene el informe.
El Robo-Investing parece estar cogiendo ritmo, especialmente en Asia, pero debemos distinguir entre el Robo-Advice proporcionado por instituciones financieras ya establecidas (como Vanguard en EEUU, por ejemplo), y los nuevos participantes independientes que continúan siendo relativamente pequeños, incluso en EEUU.
Tarifas más simples, más bajas y más transparentes
Casi todos los proveedores “robo” presentan una oferta de tarifas mucho más simplificada, a menudo una única tarifa “all-in” o una simple combinación de una comisión de asesoramiento y una cuota. No suele haber otras comisiones como las de suscripción, custodia, operativa, rendimiento, etc.
Las tarifas no siempre están expuestas en la presentación de los servicios de la plataforma, pero suelen mencionar la existencia de comisiones por asesoramiento. Mientras que las tarifas para los servicios de robo-investing suelen ser más simples y más transparentes que las de los asesores financieros “humanos” o los banqueros privados, la información sobre los costes subyacentes podría mejorar significativamente en la mayoría de los casos enumerados en este estudio.
Las tarifas son mucho más bajas que las de los sectores tradiciones, especialmente porque las plataformas usan sobre todo ETFs. Los ETFs son como los fondos de inversión, excepto porque cotizan en el mercado de valores y generalmente replican un índice como el S&P 500 en EEUU, o Stoxx 600 en Europa. Como el fondo simplemente replica un índice y no está gestionado de manera activa por un gestor de fondos, y como se pueden comprar en el mercado de valores en lugar de mediante un intermediario, el coste para los clientes puede ser considerablemente más bajo:
– entre 11 y 102 puntos básicos (bps) (comisiones de los fondos de inversión incluidas) en EE.UU. (entre 0 y 89 bps por asesoramiento además de entre 11 y 45 bps típicamente por comisiones subyacentes.)
– entre 25 y 125 bps (comisiones de fondos y de distribución incluidas) en Europa, con proveedores más recientes y pequeños (entre 0 y 100 bps por asesoramiento además de entre 19 y 30 bps para fondos)
Esta comparativa es muy favorable frente a las comisiones generales tradicionales cobradas por los asesores financieros y banqueros privados que están típicamente muy por encima de los 100 bps cuando uno incluye las comisiones subyacentes de gestión de fondos.
Esta diferencia tiene un impacto muy importante a lo largo del tiempo en el rendimiento real del asesoramiento financiero, especialmente en un clima de bajos rendimientos del mercado de capitales. Puede, de hecho, marcar la diferencia entre proteger el poder adquisitivo (el valor real) de los ahorros de las personas y destruirlo.