La expansión de los robo-advisors en el mercado de gestión de activos se estima en más de 3,7 billones de dólares para 2020 y más de 16 billones de dólares para 2025, según Deloitte. Para hacernos una idea del alcance, estas cifras suponen alrededor de tres veces el montante que gestionan las principales gestoras mundiales actualmente.
Según Matteo Cassina, responsable global de negocio institucional de Saxo Bank, las grandes bondades de este revolucionario sistema de gestión son llegar a nuevos clientes, ya sea por áreas geográficas, o por generaciones, como los millennials; reducir los costes de gestión y enriquecer la experiencia del cliente gracias a las nuevas herramientas tecnológicas, como vídeo chats
En opinión de Cassina, los robo-advisor no deben ser entendidos como un destructor de los sistemas tradicionales de gestión, sino como un avance más en el mercado, que favorecerá el crecimiento consistente a largo plazo aunando tecnología y personas. «Estos sistemas digitales posibilitan a los bancos enriquecer su atención con métodos más personalizados, rápidos y ajustados a sus necesidades del cliente, por ello, hay que alcanzar un modelo integrado que incluya herramientas de inteligencia artificial y también productos manufacturados», afirma.
Por supuesto, la seguridad es vital en este mercado. En este sentido, la industria de la gestión y los bancos han avanzado en la implantación de sistemas de ciberseguridad. «Actualmente las API, los algoritmos y el big data son la clave y, por ello, una parte integral de las propuestas de valor de las empresas que ofrecen robo- advisors incluye estos sistemas de protección. Pues, abaratar los costes no tiene que implicar renunciar a la seguridad y la protección», añade Cassina.
A su juicio, los gestores más exitosos harán uso de las nuevas generaciones de robo-advisor para obtener más rendimiento con el inversor. «Vamos hacia un futuro dominado por la tecnología. No podemos obviarlo», concluye el experto.