La Real Academia Española (RAE) de la lengua define riesgo como la «contingencia o proximidad de un daño». Si nos vamos a su definición de riesgo de mercado, su definición es «incertidumbre para un inversor o entidad financiera, derivada de que los cambios que se producen en los mercados, por ejemplo en los tipos de interés, de cambio, etc., alteren el precio de sus activos». Por otro lado, de las definiciones de retorno de la RAE, la segunda opción es la que mejor se adapta a las inversiones financieras: «Paga, satisfacción o recompensa del beneficio recibido»
Riesgo y retorno, dos conceptos opuestos del mundo financiero que, adecuadamente calibrados para cada inversor, tienen la capacidad de permitirle, o no, dormir con tranquilidad. Dependiendo de factores como edad, ingresos y objetivos de inversión, el inversor puede estar dispuesto a asumir riesgos financieros significativos con su inversión o bien optar por mantenerse más a salvo. Es crucial para un inversor que sea capaz de elegir el nivel de riesgo que es capaz de asumir sin perder su tranquilidad.
Para un inversor, la definición básica de riesgo es «la posibilidad de que el retorno obtenido de una inversión sea diferente de lo esperado». El riesgo puede medirse por el cálculo estadístico de la desviación estándar. La existencia de un riesgo supone que el inversor acepta la posibilidad de perder una parte (o incluso la totalidad) de una inversión. El retorno, por otro lado, se refiere a las ganancias o pérdidas obtenidas como resultado de una inversión.
De forma general, asumiendo bajos niveles de riesgo se obtienen potencialmente retornos también bajos, mientras que los niveles elevados de riesgo se asocian típicamente con retornos potenciales elevados. Una inversión arriesgada significa que tiene más probabilidades de generar pérdidas, pero, como recompensa, las ganancias que puede generar son mayores. El nivel adecuado de riesgo y retorno en una inversión es, por tanto, el equilibrio entre el menor riesgo posible y el mayor retorno posible.
Pero estas consideraciones no deben hacernos creer que un mayor nivel de riesgo equivale a mayores retornos. c. Al mismo tiempo, un riesgo alto significa también una mayor probabilidad de mayores pérdidas en una inversión.
Si lo visualizamos como una línea en la que los dos extremos marcan Riesgo y Retorno, con el equilibrio entre ambos en el centro, en el punto en que se sitúa el retorno libre de riesgo estarían los Bonos del Tesoro con la mayor calificación (ej. Estados Unidos, Alemania o Luxemburgo), ya que la posibilidad de que incurran en impago es nula. Si en cualquier momento la tasa libre de riesgo es de 6%, por ejemplo, significaría que los inversores pueden ganar un 6% cada año en su inversión, esencialmente sin riesgo alguno.
Aunque un 6% de rentabilidad pueda parecer excelente, no es gran cosa si se compara con los retornos ofrecidos por otros vehículos de inversión de gran aceptación popular, como pueden ser los fondos que replican un índice, o fondos índice. Si los fondos índice son capaces de ofrecer retornos medios de alrededor del 12 por ciento a largo plazo, ¿por qué razón podría alguien optar por invertir en un Bono del Tesoro?
Esto puede explicarse porque los fondos que replican un índice, aun siendo más seguros que la mayoría de los vehículos de inversión, tienen asociado un cierto nivel de riesgo. Un fondo índice que represente un mercado entero, replica también el riesgo de ese mercado, por lo que el retorno de cualquiera de estos fondos puede ser de -5 por ciento un año o de 25 por ciento al año siguiente. El riesgo para el inversor, especialmente a corto plazo, es mayor.
Al comparar los fondos que replican un índice con bonos soberanos, llamamos prima de riesgo al retorno adicional obtenido por asumir un mayor riesgo, que en el ejemplo anterior sería de 6%. Una de las decisiones clave de un inversor es la correcta selección de nivel de riesgo.
El nivel de tolerancia al riesgo difiere dependiendo de las circunstancias individuales de cada inversor y de sus objetivos futuros, entre otros factores. Si se tuvieran dudas, resultaría conveniente consultar con un asesor financiero, antes que embarcarse en una inversión que pueda resultar ruinosa, o hacerle padecer insomnio.
Paula Mercado, directora de análisis de VDOS y www.quefondos.com