La esperanza está puesta en 2021. El avance de las vacunas ha añadido un toque de optimismo a las expectativas que todos tenemos para este inicio de década, los “locos años 20”. Sin embargo, los riesgos siguen ahí y seguirán complicando la labor de encontrar buenas oportunidades y rentabilidades atractivas. En este sentido, los asesores financieros tienen un papel clave a la hora de gestionar las expectativas de sus clientes en un mundo marcado por la incretidumbre en el que, según los expertos, las oportunidades en renta fija son escasas y las rentabilidades serán más moderadas.
Carlos Martínez Conlavida, asesor financiero de Andbank y de la plataforma Finect, considera que las expectativas de los inversores solo se pueden gestionar con formación, formación y más formación. “Un cliente que entiende lo que hace, se conoce a sí mismo y sabe lo que necesita es la mejor garantía para una gestión correcta de las expectativas. Nuestra labor como asesores es procurar esta continuidad, acompañando a nuestro cliente a lo largo de toda su vida financiera”, explica.
Laura Pérez Carrasco, inspectora comercial en Herrero Brigantina y asesora de la plataforma Finect, hace alusión a la importancia de las finanzas conductuales. “Los sentimientos, emociones y la inquietud inversora influyen en la toma de decisiones y pueden hacer que nos desviemos de nuestra estrategia de inversión. Hay que estar preparados para los momentos de euforia, pero también para los momentos de pánico”, explica. En este contexto, la experta recomienda apoyarse en un asesor financiero que conozca bien al cliente, su situación, sus objetivos y necesidades para poder diseñar una buena estrategia de inversión y ver los diferentes escenarios que se puedan dar.
Por su parte, Jordi Molins, CEO de Empodering EAF y asesor de la plataforma Finect, cree que los inversores ya han moderado, en general, sus expectativas de revalorizaciones futuras y entienden que la próxima década será significativamente distinta a la pasada. “Como asesores financieros, creemos que nuestro trabajo es el de aportar soluciones concretas que se adecúan bien a ese nuevo entorno. En particular, nuestra tarea es la de conseguir una transición ordenada de las estrategias que han funcionado bien en las últimas décadas (carteras con 60% de acciones y 40% de deuda, con poca rotación e inversión mayoritariamente pasiva) a carteras que se adapten mejor al nuevo entorno de tipos de interés ultra-bajos y de represión financiera por parte de los bancos centrales”, explica.
¿Qué oportunidades pueden encontrar los inversores?
Para Carlos Martínez Conlavida, asesor financiero de Andbank y de la plataforma Finect, el año 2021 tiene que ser el año del inicio de la vuelta a la normalidad y considera que, tras un año en que los valores defensivos y tecnológicos han obtenido rentabilidades superiores al promedio del mercado, es momento de poner el foco en empresas con altas rentabilidades por dividendo, a poder ser en efectivo. “Creo que el enfoque value tiene que recuperar terreno en los próximos meses respecto al growth, por lo que me decantaría a medio plazo en fondos que siguieran esta filosofía de inversión”, recomienda.
Asimismo, el experto espera tasas de rentabilidad superiores a las de los últimos años. “El nivel de ahorro de las familias ha aumentado en los últimos meses y este exceso de liquidez se canalizará hacia el consumo, lo que provocará un incremento de las expectativas de beneficio de las empresas. Es posible empezar a ver esta tendencia en la segunda mitad del año”, prevé.
Los expertos de Portocolom AV consideran que hay escasas oportunidades en renta fija y, según valoran desde el equipo, la visión generalizada es que el activo financiero tradicional que ofrece una mejor combinación en el binomio rentabilidad/riesgo actualmente es la renta variable. “En el mundo de la renta fija es muy difícil encontrar oportunidades, y en muchos casos, las mismas lo pueden ser desde un punto de vista de la rentabilidad, pero no tanto desde el punto de vista del riesgo asumido”, explican.
Actualmente, los nichos donde consideran que se pueden encontrar oportunidades desde ambos puntos de vista están en la deuda de economías emergentes y también en el mundo de la deuda subordinada, aunque en este último, tal y como advierten desde la firma, cada vez hay que ser más selectivo.
“Habría que olvidarse de tasas de rentabilidad como las vividas en los últimos años, y pensar en tasas de rentabilidad futuras más moderadas y con una teórica asunción de mayor riesgo, al ser necesaria una mayor exposición a la renta variable en las carteras. Y decimos teórica, porque a los niveles actuales de valoración de la renta fija y la renta variable, así como con los niveles de endeudamiento a nivel global, está por ver que activo tiene más riesgo”, aclaran.
Las opciones de los inversores más conservadores
El asesor de Andbank, poniéndose en los zapatos de los inversores más conservadores, se decanta por fondos de renta fija con rentabilidad objetivo a vencimientos medios. A sus ojos, esta es la mejor opción por diversificación y volatilidad para los inversores menos arriesgados.
Laura Pérez Carrasco advierte que los inversores conservadores que buscan proteger su capital y su liquidez se enfrentaran a rentabilidades nulas y con un coste financiero si lo mantienen en su cuenta de liquidez como refugio. “Para afrontar el 2021 con éxito, los inversores están condicionados a invertir en renta variable para conseguir rendimientos positivos. El fuerte avance de la digitalización, obligado de algún modo por la pandemia, ha destacado el sector tecnológico en el año pasado, y creo que continuará esa tendencia de crecimiento. De todas formas, habrá que estar muy pendientes del enfoque tecnológico Nasdaq y de la bolsa de valores de China, donde ambas han ido bastante bien”, señala.
Para Molins, la deuda ya ha dejado de ser un valor refugio. “Durante la caída de los mercados en marzo de 2020, debido al coronavirus, la deuda no amortiguó la caída en precio de las acciones. La represión financiera por parte de los bancos centrales en los próximos años hará, con una alta probabilidad, que las inversiones en deuda pierdan valor en términos reales de manera significativa”, valora.
Entonces, si una estrategia de «comprar y mantener» deuda ya no es, necesariamente, la adecuada, ¿qué puede hacer un inversor convencional? “Nuestra respuesta es que es necesario hacer una transición ordenada de su cartera actual (mayoritariamente en deuda) a una cartera con menor proporción de deuda, pero con su mismo perfil de riesgo. Para ello, son necesarias herramientas de inversión provenientes del mundo de los hedge funds, que le permitan ampliar su universo de inversión a activos que se comportan como valor refugio, pero con tasas de crecimiento un poco mayores”, explica.
“El convencer, de manera profunda, a ese inversor conservador que necesita ese cambio en su cartera es el mayor reto profesional al que nos enfrentamos, mayor incluso que el de la construcción de las carteras propiamente dichas”, concluye.