La Fundación Afi Emilio Ontiveros ha analizado la evolución del comportamiento financiero de las familias españolas en los primeros 20 años del siglo XXI, tanto desde una perspectiva macroeconómica como microeconómica, y en contraste con los principales países de nuestro entorno. El resultado es el Informe Finanzas de los hogares 2000-2022. Escaso ahorro y mayor brecha generacional, que presenta, como principales conclusiones que la generación más joven es la principal damnificada en términos de renta y riqueza, entre otros. En total, son 12 las conclusiones de este informe elaborado por la Fundación.
1.- Muchos más hogares, más pequeños y viejos; pero aún de mayor tamaño que los de nuestros vecinos. La población española ha experimentado un destacado incremento desde inicio de siglo, al pasar de 40,5 a 47,5 millones de personas en 2022, es decir un 17% más. Es un crecimiento superior al de Francia (12%), Italia (4%) y Alemania (sólo un 1%). En paralelo con esa evolución de la población, el número de hogares ha registrado también un importante incremento de más de cuatro millones en lo que va de siglo.
Pero los hogares españoles son más viejos, fundamentalmente, por la fuerte reducción de los hogares más jóvenes: Aquellos cuyo cabeza de familia tiene una edad inferior a 35 años se han reducido casi ocho puntos porcentuales (desde el 14,7% al 6,7%), y los que están en el tramo 35-44 años también lo han hecho (desde el 21,9% al 19,5%). Sin duda alguna, cabe atribuir dicho fenómeno de intensa caída en la formación de hogares de primera generación, tanto a razones demográficas como a las mayores dificultades para la emancipación de los jóvenes.
2.- Se amplía la brecha de renta de los hogares con Europa... España sólo ha podido mantener su nivel de renta bruta disponible por persona (RBD per cápita) en términos reales durante lo que llevamos de siglo, definiendo una referencia (17.236 euros en 2022) significativamente alejada del nivel medio de la zona euro (23.648 euros) con quien ha aumentado la brecha, como también lo ha hecho con países como Alemania y Francia, que ya ostentaban una renta muy superior. De los grandes países, sólo Italia (21.606 euros en 2022) ha tenido un comportamiento manifiestamente peor que el de España.
3.- …y en España entre los hogares de mayor edad y los de la generación más joven. Junto a ese aumento de la brecha frente a Europa en términos agregados, dentro del conjunto de hogares españoles se ha producido también una ampliación de la brecha generacional. Consistente con la teoría del ciclo vital (U invertida entre edad y renta), el tramo 35-44 años define un máximo de renta de 33.120 euros (en su valor mediano) frente al mínimo de 17.500 euros correspondiente al de mayores de 75 años. sin embargo, el estudio revela que los hogares con cabeza de familia de mayor edad (mayores de 65) han experimentado un crecimiento en su renta desde 2005, sin haber sufrido caídas con la crisis de 2008, lo que sí sucedió sin embargo para todos los demás tramos de edades.
4.- Los hogares españoles ahorran menos y de forma más volátil que los europeos. Los hogares españoles definen una propensión al ahorro sistemáticamente inferior a la de sus homólogos europeos. Además, esa menor tasa de ahorro (porcentaje de la renta disponible dedicada al ahorro) muestra una volatilidad y sensibilidad más acusada. Entre los motivos de esta característica estarían, en primer lugar, una mayor cultura de consumo en España -donde se valora el disfrute del presente y la adquisición de bienes y servicios- en detrimento de un menor enfoque en el ahorro a largo plazo. También la confianza en redes de protección tanto familiares como asociadas al estado del bienestar, y muy especialmente en un sistema de pensiones públicas más generoso en términos relativos, que penaliza el ahorro previsional privado.
5.- Los hogares españoles parecen ser “relativamente” más ricos que los europeos debido a un efecto revalorización… Lejos de estar distanciados a la baja respecto de sus homólogos europeos como sucede en renta, los hogares españoles definen en cuanto a riqueza cifras homologables, si no mejores, a otros países europeos. El proceso de acumulación de riqueza de los hogares no es sólo fruto de la adquisición neta de activos que tiene lugar como consecuencia de la materialización del ahorro a lo largo del tiempo. La propia riqueza acumulada (y su composición) se ve impactada por los cambios de valor de los activos que inducen las variaciones de factores que lo determinan (tipos de interés, precios de las acciones, precios inmobiliarios…). Y, de hecho, como refleja el estudio, el efecto de revalorización de los activos puede ser tanto o más determinante en la acumulación de riqueza que la propia adquisición neta de activos en la que se materializa regularmente el ahorro.
6.- …que combinado con una evolución más desigual de la renta ha ampliado la brecha generacional de riqueza: una “bola de nieve”. El pico de acumulación se ha desplazado desde las edades previas a la jubilación (55-64 años), hasta el tramo posterior a la jubilación (65-74 años). Esto es, el proceso de desacumulación sólo se evidencia actualmente en edades muy avanzadas, de manera efectiva en el último tramo (mayores de 75 años). La segunda evidencia es que sólo son precisamente los tramos de edad superiores a 65 años los que han mejorado con claridad su nivel de riqueza en términos reales a lo largo de estas dos décadas.
7.- La vivienda en propiedad: factor de ahorro y modo de vida que está cambiando para los hogares jóvenes. De entre los grandes países europeos, España es el que tradicionalmente ha presentado y sigue presentando una de las tasas de vivienda en propiedad más elevada. Esa preferencia por la vivienda en propiedad, que se extendía a todas las franjas de edad, incluso a las más jóvenes. Pero esta situación está cambiando en lo que va de siglo: se está reduciendo el peso relativo de la vivienda en la riqueza de los hogares y esa reducción se concentra singularmente en los más jóvenes.
Hay un desplazamiento hacia el alquiler en el que pueden estar operando algunos factores sociolaborales, según el informe, como la menor estabilidad laboral de los jóvenes y su mayor movilidad geográfica, «factores que redundan en una menor predisposición y/o capacidad para acometer la compra de una vivienda2, recoge el informe. Además, el encarecimiento de la vivienda en relación con la capacidad adquisitiva, así como la necesidad de acumular un mayor ahorro previo, también actúan como lastre a la adquisición.
El número de salarios anuales que se necesitan actualmente para adquirir una vivienda es claramente superior. Como consecuencia final, el segmento de hogares jóvenes ha pasado en estos últimos veinte años de ser propietario casi un 70% de una vivienda a ser propietario sólo el 36% de ellos, con un claro desplazamiento hacia el alquiler, así como a la cesión de vivienda por parte de familiares.
8.-Tras los excesos previos, el endeudamiento de los hogares españoles converge con los europeos. El extraordinario nivel de endeudamiento de las familias españolas frente al de sus homólogas europeas cuando emergió la crisis financiera ha devenido en una convergencia hacia sus niveles medios. De hecho, en estos últimos años se sitúa incluso por debajo, después del gran desapalancamiento tras dicha crisis: los pasivos financieros de las familias llegaron a representar el 140% de su renta bruta disponible (muy por encima de cualquier referencia europea y mundial), cuando a principios de siglo se situaban en torno al 80%.
De todos modos, el nuevo escenario de tipos de interés que emergió a inicios de 2022 añade un mayor potencial de tensión a la vulnerabilidad de los hogares más endeudados, que se concentran, como por otra parte es natural, en los de menor renta y más jóvenes. El porcentaje de hogares con elevada carga financiera neta podría acercarse a un preocupante 15%, aunque el estudio reconoce que las condiciones macroeconómicas y de desequilibrios muy diferentes a las de entonces.
9.- El ahorro financiero está singularmente concentrado en rentas altas. Siendo clara (aunque decreciente en los últimos años) la mayor preferencia de los hogares españoles por los activos inmobiliarios, parece natural que la riqueza que se materializa en activos financieros sea proporcionalmente mucho mayor en los hogares de mayor renta y riqueza, hogares que disponen de un mayor colchón o excedente.
En efecto, la riqueza financiera de los hogares españoles es, en términos relativos, bastante marginal hasta el percentil 60 de renta. Tanto es así, que solo el 40% de los hogares de mayor renta acumulan el 80% del total de esa riqueza. De hecho, donde su peso es realmente relevante es en el 10% de hogares con rentas más elevadas (percentil 90 de renta), dado que sólo ellos acaparan prácticamente el 50% del total de la riqueza financiera de los hogares y, por tanto, constituyen el foco de atención principal de las entidades que canalizan los servicios de asesoramiento y de inversión.
10.- Dependencia bancaria en el ahorro financiero de los hogares. Los activos reales representan casi un 70% de los activos totales de los hogares españoles. Pero es que el 30% restante, considerado como activos financieros, incorpora también un componente con marcado sesgo inmobiliario. Es el caso de los activos asociados a negocios de trabajo por cuenta propia. No olvidemos que España es uno de los países españoles con mayor proporción de trabajadores por cuenta propia.
La depuración de ese tipo de activos afectos a negocios propios deja apenas un 20% o 25% de los activos totales como inversión financiera pura. Pues bien, dentro de esta categoría se produce un extraordinario sesgo hacia instrumentos intermediados directa o indirectamente por el sistema bancario, depósitos, o vehículos de inversión colectiva, o con atributos de seguros de viva, pero gestionados por gestoras vinculadas a entidades de crédito. Ello deja un residuo mínimo, casi marginal, para la inversión directa en mercados de valores, tanto de renta variable como sobre todo de renta fija, cuya presencia en las carteras de activos de los hogares es extraordinariamente reducida (apenas un 4% en acciones cotizadas, y menos de un 1% en el caso de bonos y otros valores de renta fija).
11.- Trasvases entre depósitos y fondos: ¿es la demanda o la oferta? Los depósitos bancarios y las participaciones en fondos de inversión constituyen las dos principales materializaciones en activos financieros de los hogares españoles, de tal manera que ambos instrumentos de forma conjunta acumulan más de dos tercios de aquellos (depurando de los mismos las participaciones en negocios propios de los hogares).
Ambos instrumentos actúan con una cierta sustitubilidad en cuanto a destino preferente para el ahorro de los hogares españoles. En ese trasvase entre depósitos y fondos sin duda operan simultáneamente factores de demanda y de oferta. en eventos de fuertes caídas de precios, y de valoración de las participaciones, es bastante habitual asistir a conductas gregarias o de rebaño (“herding behavior” en la jerga financiera), con intensas reducciones, o incluso caídas, en los flujos netos a fondos de inversión. En el lado de la oferta, el principal factor que puede afectar a los trasvases entre depósitos y fondos es probablemente la retribución ofrecida por los depósitos.
12.- Peso muy reducido del ahorro en productos de previsión y concentrado en percentiles altos de renta. Los productos financieros de previsión (planes y fondos de pensiones, seguros de vida, rentas vitalicias), tienen un peso muy reducido sobre los activos financieros de los hogares españoles, en comparación con sus homólogos europeos.
Apenas representa tan solo un 3% de la riqueza bruta de los hogares españoles en las últimas EFF del Banco de España de los últimos años, frente a ese 70% que representa la riqueza inmobiliaria. Su presencia está además concentrada de forma extrema en un reducido porcentaje de hogares de renta y riqueza más elevadas, con elevada capacidad de ahorro y beneficiarios del tratamiento fiscal favorable de dichos instrumentos. Sólo el 10% de los hogares con mayor riqueza concentran el 70% del ahorro previsional, mientras que en el 50% de los hogares con menor riqueza el ahorro previsional es prácticamente inexistente.