La marca de agua alta (high water mark por su expresión en inglés) es el nivel más alto de valor alcanzado por una inversión o cartera. A menudo se utiliza como un umbral para determinar si un gestor de fondos puede obtener una comisión por el rendimiento obtenido. Los inversores se benefician de una marca de agua alta, ya que evita que se abonen comisiones por un rendimiento deficiente o por el mismo nivel de rendimiento dos veces.
Por algunos fondos, los inversores pagan una comisión de gestión fija y una comisión variable, basada en el rendimiento obtenido por el gestor del fondo. La comisión de gestión se calcula como una tasa fija de los activos bajo gestión, como un porcentaje del aumento en activos bajo gestión durante un período determinado. Los contratos de gestión de fondos incluyen cláusulas que detallan dichas comisiones con el fin de proteger los beneficios de los inversores.
Por ejemplo, una cartera de inversión alcanzó su primera marca de agua alta en el primer año de gestión del fondo, pero su valor cayó durante el segundo año. Dado que los activos bajo gestión (o patrimonio) están por debajo de la marca de agua alta, a los inversores no se les detraen comisiones por rendimiento en el año 2. En el año 3, la cartera recupera su potencial de crecimiento y alcanza un nivel de patrimonios más alto que en el año 1. Se alcanza, por lo tanto, una nueva marca de agua alta, y el gestor obtiene un bono por rendimiento correspondiente al porcentaje de activos bajo gestión que se sitúan por encima de la marca de agua alta anterior.
Supongamos que un fondo de inversión cobra una comisión de gestión del 2% y una comisión variable por rendimiento del 20% anual. Un inversor invirtió 100.000 euros en el fondo, lo que generó un retorno del 10% el primer año, un -3% el año 2 y un 20% el año 3.
Para el año 1, la comisión de gestión sería de (2% * 100.000 €) = 2.000 €, y la comisión por rendimiento es la misma cantidad (100.000 € * 10% * 20%) = 2.000 €. El patrimonio al final del año 1 es de (110,000 € – 4,000 €) = 106.000 €, lo que le da al inversor un rendimiento neto del 6 por ciento. Para el año 2, dado que el fondo experimentó una pérdida, no se aplica comisión variable por rendimiento, pero se sigue aplicando una comisión de gestión de (2% * 106.000 €) = 2.120 €, lo que da un valor final al fondo de [(106.000 € * (1-3%) – 2120 €] = 100.700 €.
Para el año 3, el valor del fondo alcanza los [100,700 €* (1+20%)] = 120.840 € antes de la comisión de gestión. Después de pagar una comisión de gestión de 2.417 € y una comisión por rendimiento de [(120.840 € – 100.700 €) * 20%]= 4.028 €, el retorno neto del inversor para este año es del [(120.840 € – 100.700 € – 2.417 € – 4,028 €) / 100.700 €] = 13,60%.
«High water mark» versus «Hurdle rate»
La hurdle rate o tasa de obstáculo se refiere a un nivel mínimo de rendimiento que un gestor de fondos debe alcanzar para recibir una comisión por el nivel de rendimiento obtenido.
Por ejemplo, si un fondo de inversión creció de 1.000.000 a 1.040,000 euros con un retorno del 4% en un año y una tasa de incentivo del 20%, los inversores deberán abonar una comisión por rendimiento por valor de (40.000 € * 20%) = 8.000 €. Si se aplica una tasa de obstáculo del 5%, los inversores no necesitan pagar una comisión de rendimiento, ya que el rendimiento no excede la tasa de obstáculo.
Al igual que la marca de agua alta, la tasa de obstáculo también evita los inversores paguen comisiones por rendimiento por debajo de las expectativas. La principal diferencia es que, en virtud de la cláusula de la marca de agua de nivel alto, la tasa de rendimiento del plazo actual puede verse afectada por el rendimiento anterior del fondo. Sin embargo, la comisión por rendimiento actual es independiente del rendimiento histórico del fondo cuando se aplica la tasa de obstáculo o hurdle rate.