Los primeros ejemplos de derivados financieros se remontan a la antigua Grecia y a la cosecha de aceitunas. Hoy día son importantes en el sistema financiero mundial y pueden utilizarse para muchos fines. Muchas veces existe confusión en torno a ellos y se consideran productos complejos y que entrañan un alto riesgo. Aunque esto es cierto en algunos derivados, muchos son relativamente sencillos. Cuando se comprenden y se usan correctamente, pueden resultar muy útiles a los gestores de fondos. Esta guía rápida elaborada por Janus Henderson explica qué son los derivados y describe sus principales usos y riesgos.
¿Qué son los derivados?
Los derivados son instrumentos financieros que extraen su valor a partir del rendimiento generado por otro instrumento financiero (el subyacente). Los derivados son contratos negociados entre dos partes, a las que se conocen como “contrapartes”. Una contraparte es el comprador y la otra el vendedor.
Los instrumentos subyacentes podrían ser acciones de empresas (“valores”), bonos o materias primas. Existen derivados en todas las clases de activos financieros. Pueden emplearse para especular sobre la evolución que seguirá el precio de un subyacente o para contrarrestar (“cubrir”) el riesgo de pérdida.
Utilización como cobertura
Imagine a una gestora de fondos que gestiona una cartera de acciones en nombre de inversores establecidos en Europa. La gestora quiere comprar acciones de la compañía estadounidense Enterprise Inc porque, en su opinión, es muy posible que aumente la cotización de sus acciones.
Sin embargo, las acciones de Enterprise Inc están denominadas en dólares, y la gestora cree que, con el tiempo, el dólar sufrirá una depreciación frente al euro. Una caída del valor del dólar podría mermar gravemente las ganancias de los inversores, incluso aunque aumentara la cotización de Enterprise Inc.
Utilización especulativa
Imagine a un gestor de fondos que cree que la cotización del minorista de supermercados Grocery Group va a disminuir. Una forma de beneficiarse de un descenso de cotización de las acciones es adquirir una posición “corta”; operación que puede realizar mediante un derivado conocido como “contrato por diferencias”.
Las posiciones cortas resultan provechosas para los fondos de rentabilidad absoluta, porque su propósito es beneficiarse de los descensos de cotización. Este tipo de fondos son aquellos que tienen como objetivo generar una rentabilidad positiva con independencia de la evolución del mercado.
¿Qué ventajas tienen?
–Reduce el riesgo: Cuando se emplean correctamente, los derivados pueden ser medios eficaces de proteger (“cubrir”) a los inversores frente a diversos riesgos, como el asociado a una subida de los tipos de interés, la inflación o retrocesos del mercado.
–Velocidad y coste: A un gestor de fondos puede resultarle más rápido y barato comprar un derivado que el instrumento subyacente.
–Gran variedad a elegir: Existe una enorme gama de derivados que se ofertan en los mercados financieros, lo que permite satisfacer necesidades específicas de los inversores.
¿Cuáles son los riesgos?
Incumplimiento de contrato: Existe el riesgo de que una de las contrapartes que participan en la operación de derivados se vea incapaz de cumplir sus obligaciones contractuales. Los gestores de fondos pueden tratar de limitar este riesgo analizando con esmero y limitando su exposición a cada contraparte.
Por otro lado, muchos contratos exigen que los activos queden pignorados anticipadamente a modo de garantía, o efectuar pagos periódicos con el fin de proteger a ambas contrapartes frente al riesgo de incumplimiento.
Pérdidas potencialmente fuertes: Si un gestor de fondos se equivoca en su decisión de inversión, algunos derivados podrían provocar grandes pérdidas, especialmente si se combinan con el “apalancamiento”. El apalancamiento es, en la práctica, una forma de endeudamiento que aumenta la exposición al activo o mercado subyacente en cuestión. Los gestores de fondos pueden controlar sus pérdidas a través de diversas técnicas, por ejemplo, con un “stop loss” (una orden automática que permite cerrar una posición cuando se ha alcanzado un determinado precio)