Los fondos de inversión toman como referencia un índice sobre el que comparar sus resultados y evolución. La diferencia entre la gestión pasiva y la activa reside en los objetivos que tiene el fondo respecto a ese índice de referencia.
En la gestión activa el gestor trata de batir al índice de referencia aportando valor táctico mediante dos decisiones clave: la selección de valores y el momento y lugar de comprarlos o venderlos. Lo contrario de la gestión activa es la gestión pasiva. En la gestión pasiva la cartera replica el comportamiento del índice de referencia. El gestor no tiene que tomar decisiones de selección de valores ni decisiones de compra o venta. Su trabajo es garantizar la réplica de la rentabilidad y el riesgo del índice representativo de la estrategia, por ello, a la gestión pasiva también se le conoce como gestión indexada. De esta forma, los resultados del fondo serán parecidos a los del índice que replica.
Dentro de la gestión pasiva podemos encontrar los ETF (Exchange-Traded Fund). Se trata de un fondo de inversión que tiene como objetivo replicar el rendimiento de un mercado, sector, materia prima u otras estrategias. Los ETF más populares son aquellos basados sobre índices, pero también hay muchos basados en otras clases de activos, como divisas y materias primas.
Con el objetivo de explicar qué son los ETF, cuáles son sus ventajas, cómo escoger los mejores y cómo diferenciarlos de los fondos indexados, InbestMe ha elaborado una guía que recoge todas estas explicaciones de una forma muy didáctica. Para acceder a la guía es necesario descargársela a través del siguiente enlace.