Con la cuenta atrás del cambio climático puesta en marcha, es necesario concienciarse y vivir, en todos los aspectos de nuestra vida, de una forma más respetuosa y responsable con el medio ambiente. La inversión es uno de los campos donde se pueden plasmar estos valores y poco a poco los inversores cuentan con más medios para llevar esta inquietud a sus decisiones de inversión. Una de ellas son los bonos verdes.
Un bono verde es como cualquier otro bono convencional, con la diferencia de que el dinero que capta el emisor se destina a financiar proyectos ecológicos, es decir, activos o actividades empresariales respetuosos con el medio ambiente. Los bonos verdes pueden financiar proyectos de los ámbitos de energías renovables, reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, sistemas e infraestructuras de eficiencia energética, uso sostenible del suelo y gestión de residuos, conservación de la biodiversidad o transporte limpio, limpieza de las aguas, etc.
“Se negocian al igual que los bonos convencionales y ofrecen ventajas medioambientales, pues los fondos que recaudan se destinan, de manera transparente, a proyectos orientados a combatir el cambio climático”, aclaran desde Allianz GI.
Una de sus ventajas es que satisfacen a todas las partes interesadas. Por un lado, los inversores complacen sus deseos de apoyar a empresas y a proyectos sostenibles, al mismo tiempo que los bonos verdes impulsan la transparencia, ya que es necesario que los emisores comuniquen sus políticas ESG. Por último, el planeta es otro de los grandes beneficiados, porque las ganancias de la emisión de los bonos verdes se destinarán a mejorar el bienestar medioambiental.
El crecimiento real de los bonos verdes comenzó con el Acuerdo de París y la publicación de los ODS de Naciones Unidas, desde entonces el mercado ha crecido de una forma muy rápida. Pero los bonos verdes existen desde hace más de 10 años, cuando el Banco Mundial emitió por primera vez un bono dedicado a un tipo de proyecto específico, el clima. Algo que sirvió de modelo para el resto de la industria.
Fuente: Informe del Banco Mundial sobre el impacto de los bonos verdes
Según el informe, entre otros emisores de bonos verdes hay, actualmente, empresas y bancos de todos los tamaños y de diversos países. Los cuales llevan a cabo mediciones y seguimientos y presentan informes sobre el impacto social y ambiental de sus inversiones. Pero desde el Banco Mundial señalan que estros procesos de medición cada vez serán más exhaustivos con el objetivo de aumentar la transparencia y la concienciación.
«La estructura de los bonos y los informes correspondientes serán cada vez más complejos, y llegará el día en que cada inversionista se pregunte: ‘¿Qué impacto han tenido mis inversiones?’, y esperará recibir como respuesta datos claros y convincentes. Queda un largo trecho por recorrer, pero el imperativo que representa el cambio climático, la necesidad de actuar con urgencia, el poder de los mercados de capital, y el compromiso de los inversionistas de hacer buenos negocios haciendo el bien, harán triunfar el financiamiento para el desarrollo”, explica en su informe el Banco Mundial.