Cuando elegimos un fondo de inversión, uno de los factores a tener en cuenta son las comisiones del fondo, ya que pueden influir de manera significativa en la rentabilidad. Hay distintos tipos de comisiones, pero las principales son la comisión de suscripción, de reembolso, de depósito y la de gestión. Junto a las comisiones de gestión y depósito, el fondo, y por tanto el partícipe, soporta otros gastos que afectan a su rentabilidad final.
A través del TER (Total Expense Ratio) se indica el porcentaje que suponen los gastos totales soportados por el fondo en relación con su patrimonio medio, desde el principio del año natural hasta la fecha. El TER engloba, por lo tanto, todos los costes que conlleva un fondo: gestión, depositaría, comisión de éxito, comisiones legales, comisiones de auditoría y otros gastos.
De esta forma, el TER proporciona la imagen más clara de los costes totales y nos permite comparar distintos fondos. Cuanto menor sea el porcentaje del TER, mayor beneficio para los partícipes, pero es muy importante comparar los TER de fondos de la misma categoría o parecidos para saber si los costes son razonables o no.
Se debe tener en cuenta que el TER es público y puede consultarse en la información que facilita la gestora y/o comercializador.
¿Cómo nos cobran las comisiones?
En primer lugar, las comisiones de gestión y depósito son las que cobran la gestora y el depositario, respectivamente. Estas comisiones son implícitas, es decir, ya están deducidas del valor liquidativo del fondo, puesto que se cargan directamente al fondo de inversión.
El valor liquidativo del fondo es el precio al que el inversor paga las participaciones que adquiere del fondo de inversión. Se calcula dividiendo el patrimonio del fondo entre el número de participaciones en circulación en cada momento. Este valor también sirve de referencia para conocer la rentabilidad de la inversión y por tanto el beneficio que podrá recibir si el inversor decide vender sus participaciones.
Comisiones de suscripción y reembolso: pueden ser a favor de la gestora o del propio fondo (en este caso se denomina descuento a favor del fondo). A diferencia de la de gestión y depósito, estas son explícitas, es decir, se cargan al partícipe en el momento en que se realiza la suscripción o el reembolso, como un porcentaje del importe suscrito o reembolsado y deduciéndose de este.