Todos hemos dicho, o hemos oído decir, con frecuencia la expresión «llevar la contraria» referida a personas que se oponen a la opinión de la mayoría, tal vez porque les guste polemizar. Es una actitud que en algunos casos puede resultar estimulante, al favorecer el debate.
En inversión, un inversor contrario (Contrarian en su expresión inglesa) es alguien que invierte en sentido contrario al sentimiento generalizado de mercado. Cuando el mercado compra, el contrarian vende, y viceversa. Los inversores contrarian buscan oportunidades para comprar en un mercado bajista y para vender en un mercado alcista.
Un analista de renta variable puede utilizar una estrategia contrarian para buscar activos que tengan un sentimiento de mercado predominantemente bajista, y utilizar métodos de valoración empresarial y modelos financieros para evaluar si la acción está infravalorada.
La idea que subyace bajo esta conducta es que el sesgo de comportamiento durante grandes oscilaciones de mercado puede llevar a la valoración errónea de algunos valores por parte del mercado. El optimismo pesimismo exagerado pueden llevar la cotización de las acciones a los extremos, exagerando o subestimando el riesgo y la rentabilidad. Usando una mezcla de posiciones largas y cortas, la inversión contraria es similar a la inversión en valor en cuanto a que ambos métodos buscan a las empresas incorrectamente valoradas por el mercado.
Entrar en una posición larga cuando otros son pesimistas sobre el mercado es algo muy difícil de hacer. Sin embargo, tal como dice Warren Buffett, «sé codicioso cuando los demás tienen miedo». Ser capaz de identificar el sesgo de comportamiento de los demás y evitar caer en las mismas falacias es clave para invertir con sensatez siguiendo un estilo value o valor.
En circunstancias normales, si todas las posiciones se analizan teniendo en cuenta el largo plazo, la volatilidad y las oscilaciones del mercado a corto plazo son casi insignificantes, ya que el horizonte temporal se extiende mucho más allá del corto plazo. Por lo tanto, un horizonte de inversión a más largo plazo puede ser beneficioso para los inversores contrarian.
El valor intrínseco de una empresa a menudo queda enmascarado por los vaivenes del mercado y la prensa negativa. Sin embargo, una empresa con sólidos fundamentos generalmente prevalecerá contra los sentimientos temporales del mercado y el precio de sus acciones lo reflejará intrínsecamente a largo plazo.
Para tener éxito como inversor contrario se necesitan tres cosas. En primer lugar, analizar el mercado cuidadosamente; segundo, ser imparcial y, tercero, se necesita disciplina. Es importante emplear el tiempo que sea necesario para revisar la información disponible sobre las empresas, con el objetivo de identificar las que cuentan con un equipo directivo sólido, buenos márgenes de beneficio, procesos eficientes y productos innovadores. Las empresas que cumplen con estos requisitos pueden soportar las recesiones económicas, al igual que pueden resistir la reticencia de los inversores a invertir en ellas.
Si quiere evitarse todo este trabajo, un fondo de inversión contrarian le proporciona una alternativa mucho más cómoda y sencilla. Ofrece una cartera diversificada, gestionada por un profesional que conoce y sigue el mercado diariamente y que cuenta con conocimientos y herramientas adecuadas para una gestión más eficiente. Además, los costes operativos de invertir individualmente en una cartera resultan más gravosos que la inversión a través de un fondo y, en España, cuentan con la ventaja adicional de una fiscalidad ventajosa, en cuanto a que, si no le satisface la evolución del fondo o si su horizonte temporal u objetivo de inversión han cambiado, puede traspasar su patrimonio a otro fondo sin coste alguno