“Poner los huevos en diferentes cestas” es un refrán popular que también es aplicable al mundo de las inversiones. Y tiene que ver con la diversificación del riesgo. Este término es crucial para tener una cartera equilibrada y evitar los posibles sustos que puedan dar los vaivenes del mercado. En Mapfre AM ofrecen las claves para comprender este aspecto importante para una inversión exitosa.
¿Qué es la diversificación del riesgo?
La diversificación del riesgo es una estrategia que consiste en distribuir el capital entre diferentes activos financieros para reducir la exposición a cualquier riesgo particular. El principio básico de la diversificación es que al distribuir las inversiones en varios activos en lugar de concentrar el capital en uno solo, se puede reducir el impacto negativo de la volatilidad o el bajo rendimiento de un activo específico.
La diversificación es tan importante porque se basa en la premisa de que distintos activos suelen reaccionar de manera diferente ante eventos económicos, políticos o financieros. Al combinar activos que no están correlacionados o que tienen correlaciones negativas, el riesgo se dispersa, lo cual significa que las pérdidas en un activo pueden ser compensadas por las ganancias en otros.
Pero no hay que descuidarse. Aplicar esta práctica a una cartera no significa que se eliminen completamente las pérdidas -o el riesgo potencial de sufrirlas-: lo que se pretende es sumar más esfuerzos en la protección del patrimonio, al reducir la exposición a los riesgos específicos de un activo. Esto, en consecuencia, contribuye a disminuir la probabilidad de pérdidas significativas.
La diversificación puede aplicarse a nivel de activos individuales, de clases de activos, como acciones, bonos, activos alternativos, etcétera, o incluso a nivel geográfico, incorporando activos internacionales en la cartera.
¿Por qué es clave la diversificación?
Las principales razones por las que es importante para tus inversiones tener una cartera bien diversificada son varias, según Mapfre AM:.
1.- Reducción del riesgo: es la más obvia pero no por eso deja de ser la principal ventaja. La diversificación es el mayor aliado para la reducción del riesgo de la cartera. Si una inversión no funciona bien, las otras pueden compensar las pérdidas, minimizando el impacto negativo en tu inversión global.
2.- Optimización de rendimientos: aunque la diversificación no garantiza rentabilidades altas, sí puede ayudar a lograr una relación más equilibrada entre riesgo y retornos. Al invertir en diferentes tipos de activos, puedes aprovechar las oportunidades de crecimiento en varios sectores sin asumir un riesgo excesivo.
3.- Protección contra la volatilidad: los mercados financieros son volátiles y pueden ser impredecibles. Diversificar tus inversiones puede ayudar a suavizar las fluctuaciones del mercado, proporcionando una mayor estabilidad a tu cartera.
4.- Mitigación de riesgos específicos: como ya hemos visto, invertir en una sola acción o sector expone tu cartera a riesgos específicos, como problemas financieros de una empresa o cambios regulatorios en un sector particular. La diversificación dispersa estos riesgos, protegiendo tu inversión de eventos adversos específicos.
¿Cómo diversificar la cartera?
Diversificar una cartera implica distribuir tus activos entre diversas clases de activos, sectores, regiones geográficas y activos individuales para minimizar el riesgo y aumentar la estabilidad. Aquí hay algunos puntos que tener en cuenta a la hora de hacerlo.
1.- Variedad de activos: Incluye diferentes tipos de activos en tu cartera, como acciones, bonos, inmobiliario, fondos de inversión o ETFs. Cada tipo de activo tiene diferentes niveles de riesgo y rendimiento.
2.- Diversificación geográfica: No hay que limitar las inversiones a un solo país o región. Invertir en mercados internacionales puede proteger la cartera de riesgos económicos y políticos específicos de una región.
3.- Diversificación sectorial: Invierte en diferentes sectores de la economía, como tecnología, salud, consumo, energía y finanzas. Cada sector responde de manera distinta a las condiciones del mercado.
4.- Diversificación temporal: Es necesario considerar la inversión en diferentes horizontes de tiempo. Algunas inversiones a corto plazo pueden proporcionar liquidez, mientras que las inversiones a largo plazo pueden ofrecer mayores rendimientos.
5.- Reevaluación y ajustes: La diversificación no es una estrategia de «configurar y olvidar». Hay que reevaluar y ajustar la cartera periódicamente para asegurarse de que sigue alineada con los objetivos financieros y tolerancia al riesgo.
6.- Distribuir entre activos con correlación negativa: Dentro de cada clase de activos, es necesario elegir aquellos que no tengan una alta correlación entre sí. Esto implica que sus precios suelen moverse de manera distinta ante los eventos del mercado.
7.- Tener una cartera equilibrada: No es necesario tener una gran cantidad de activos para tener una cartera bien diversificada. Con una combinación de 10 a 20 activos ya es suficiente para lograr una adecuada distribución.
8.- Contactar con un experto financiero: Por último, pero no por ello menos importante, es adecuado ponerse en contacto con un experto financiero que haga de guía y aconseje sobre la mejor disposición de la cartera.