Los españoles necesitamos mejorar nuestra educación financiera. Esta es una de las principales conclusiones del último informe de la CNMV y con el que la entidad luchará para rellenar esas brechas de formación que persisten en la población española.
El documento de trabajo, “Educación financiera y decisiones de ahorro e inversión: un análisis de la Encuesta de Competencias Financieras (ECF)”, elaborado por Anna Ispierto, Irma Martínez y Gloria Ruiz, del departamento de Estudios y Estadísticas de la Dirección General de Política Estratégica y Asuntos Internacionales de la CNMV, concluye que la nota financiera de los españoles no llega a alcanzar el 6.
Con los resultados ente las manos, Gloria Caballero, directora del área de Educación Financiera de la CNMV, advierte de que la encuesta pone de manifiesto que un conjunto muy amplio de españoles no está familiarizado con conceptos esenciales para la toma de decisiones de inversión o de ahorro informadas. Según detalla Anna Ispierto, prácticamente el 40% de los encuestados no está familiarizado con los efectos de la inflación, más del 50% no entiende bien el concepto de tipo de interés compuesto y el 51% tampoco conoce el de diversificación.
Otro de los datos que destacan las expertas en su análisis de la encuesta es que casi un 60% de los encuestados infravalora sus conocimientos financieros. Siendo relevante la observación de que aquellos con conocimientos financieros más altos son los que más tienden a la infravaloración, mientras que el sesgo de confianza es más fuerte en aquellos con niveles más bajos.
Asimismo, el estudio concluye que el grado de educación financiera está fuertemente influenciado por características socioeconómicas como el nivel de formación académica o el nivel de ingresos, según ha explicado Gloria Ruíz. El género también influye, siendo las mujeres las que tienen menor cultura financiera. Otros factores que condicionan es el hecho de vivir en pareja, ser autónomo o la edad. Aquellos que tienen entre 65 y 80 años son los que menor educación financiera tienen, seguidos de los jóvenes entre 18 y 34 años.
Las personas con mayor cultura financiera cuentan con una base sólida de conocimientos generales
Según ha destacado Anna Ispierto, existe una relación positiva y fuerte entre el nivel de conocimientos generales y financieros. “Parece que si tu nivel de cultura financiera es alto es necesario que tengas unos conocimientos generales altos, pero al revés no pasa, aunque tengas conocimientos altos hace falta algo más”, explica. Según el informe, de las personas con conocimientos financieros altos o muy altos, más de un 70% también saca más de un 7 en conocimientos generales. Sin embargo, entre aquellas que obtienen una calificación muy alta en conocimientos generales, solo el 50% también obtiene una calificación alta en conocimientos financieros.
Asimismo, se percibe una notable diferencia entre aquellos con formación universitaria y los que no cuentan con esos estudios. Si la nota global es de un 5,99, esta sube a 7,28 para las personas con un título universitario, destacando aquellas ramas relacionadas con ciencias sociales, experimentales, ingeniería y tecnología.
La percepción sobre el ahorro individual es alta, pero en la práctica se reduce
A partir de 11 preguntas, las autoras han elaborado un indicador de percepción del ahorro, el cual incluye cinco grados, desde “le doy poca importancia al ahorro” hasta le “le doy mucha importancia”.
“Creemos que los resultados son sorprendentes, más de tres cuartas partes dicen que le dan o bastante o mucha, únicamente un 1% le da poca o muy poca. En cambio, cuando se les pregunta si prefieren 2000 euros ahora o 3000 mañana, la mayoría se decanta por la cantidad presente”, explica Inspierto. Es decir, hay una gran diferencia entre los que piensa la gente y su conducta ahorradora.
Asimismo, se encuentra relación entre los productos elegidos para ahorrar y el nivel de educación financiera necesario. Los ahorradores prefieren activos bancarios y, además, suelen tener solo un producto como vehículo de ahorro. Según destaca Irma Martínez, en estas decisiones la educación financiera apenas influye. Sin embargo, sí lo hace en productos como la renta fija o variable.
“La educación financiera es importante pero no juega el mismo papel en función del producto financiero, en las decisiones de ahorro, en general, no influye y tampoco en la adquisición de productos con una marcada cobertura. Pero en aquellas decisiones en las que hay una valoración de la rentabilidad, riesgo o plazo, la educación financiera sí determina su contratación”, concluye.