Paciencia y perspectiva a largo plazo, eso son los dos consejos que pueden aplicar los inversores en estas semanas de gran volatilidad y caídas que están experimentando los mercados. La última guinda ha sido el conflicto en Ucrania que ha generado mucha preocupación e incluso miedo, unas emociones que pueden llevarnos a cometer decisiones precipitadas.
“Cuando los inversores tienen que tomar decisiones de inversión estas emociones radicales les afectan y los llevan a tomar malas decisiones”, ha advertido Santiago Satrústegui, presidente de Abante, en el II Observatorio de las Finanzas.
Según ha explicado, cuando pensamos en el dinero usamos los mismos mecanismos neuronales que cuando pensamos en el amor o en las relaciones sociales. Cuando nos asustamos está claro que somos malos para tomar decisiones de inversión y, normalmente, fruto de los nervios, vendemos en momentos de caída y entramos en momentos de subida, es decir vendemos barato y compramos caro.
“La labor de un asesor ante este contexto es ayudar a los inversores a tomar decisiones más sensatas y con más perspectiva. El asesor tiene que estar preparado y el inversor debe tener unos objetivos definidos con lo que se asegura no asumir más riesgo del que puede soportar”, explica Satrústegui.
Ahorro e inflación
La inflación ha sido uno de los grandes shocks con los que hemos empezado el año. Sin embargo, Satrústegui señala que un grado de inflación razonable no es negativo, de hecho, es deseable. Lo que toca ver es si se convierte en un fenómeno estructural o es más coyuntural y cómo responderán los bancos centrales. Pero el experto insiste que la inflación es un factor conocido y con el que se puede convivir.
Pero, para ello, habrá que cambiar de mentalidad. “La parte asegurada de renta fija te da cero o negativo y si apuestas por tener duración, si los tipos suben tendrás más pérdidas”, advierte Satrústegui. Según señala, la rentabilidad se puede encontrar en renta variable, pero ahí todos los riesgos afectan mucho más, por lo que el riesgo general es mayor. “El futuro está lleno de incertidumbre y cada inversor con su asesor tiene que ver qué riesgo quiere asumir”, aconseja.
El futuro de las pensiones
Otro de los temas de actualidad que ha tratado el presidente de Abante ha sido el desafío al que se enfrenta nuestro sistema de pensiones público. Satrústegui ha dejado claro que no va a colapsar o a convertirse en inviable: «El máximo de la pensión pública irá tendiendo al mínimo, siempre habrá protección y una cantidad base asegurada para todos aquellos que han trabajado. No hay que asustar». Pero sí ha señalado que probablemente no recibamos cuantías tan generosas, por lo que habrá que complementarlas con ahorro.
Por eso considera una “mala noticia” la pérdida de atractivo fiscal que han sufrido los planes individuales. “La previsión es la suma de la pensión pública, individual y empresarial. En el modelo al que vamos, en el que nos olvidamos de la previsión individual, hace que los inversores no cuenten con una herramienta que hay en todo el mundo”, critica Satrústegui.
“Una de las razones por las que no tenemos un ahorro mayor y mejor estructurado es porque hemos afrontado este problema más tarde. Si hace 30 años hubiésemos dado más espacio de conversación la gente hubiese tenido más conciencia”, lamenta.