Actualmente, en España los mayores de 65 representan el 20% de la población y representarán el 31,4% para 2050. En los próximos años, se espera que el número de mayores aumente en 6 millones y las personas que trabajan se reduzcan 2,3 millones. No es de extrañar, por tanto, que el barómetro de opinión del CIS del mes de marzo señalase a las pensiones cómo de una de las mayores preocupaciones de los españoles.
Hasta ahora, las pensiones públicas han sido el sustento de la población para la jubilación. Sin embargo, los españoles no empiezan a ahorrar para su jubilación de media hasta los 47 años, lo que implica que lleguen tarde a prepararse para su retirada profesional y sufran una pérdida de poder adquisitivo significativa. Esto se agravará a partir de 2023, cuando comiencen a retirarse la generación del baby boom y la brecha entre población activa y pensionistas sea aún más pronunciada.
Por lo que, debido al envejecimiento de la población, la incertidumbre y la volatilidad, los planes de pensiones de ahorro privado se presentan como un producto complementario que ayuda a canalizar el ahorro a largo plazo, manteniendo unos beneficios fiscales atractivos.
Para arrojar luz al tema, ING celebró junto con Europa Press el encuentro informativo “Los beneficios del ahorro privado” donde participaron Enrique Rodríguez, responsable de Planes de Pensiones y Ahorro en ING; Francisco Quintana, director de estrategia de inversión del banco; Ángel Martínez-Aldama, presidente de Inverco; Antonio Fernández Vera, presidente de Renta4 Gestora, y Álvaro Doménech, director asociado en el área de Pensiones de Willis Towers Watson y miembro de Ocopen. Los expertos expusieron sus diferentes puntos de vista sobre el ahorro para la jubilación en España, opciones de ahorro e inversión en el actual contexto de incertidumbre e inflación, así como el impacto y las consecuencias de la reforma de la Ley de Pensiones.
El ahorro en España
Los españoles sí ahorramos, pero lo hacemos a través del ladrillo. Gran parte del ahorro en España se va a la vivienda, llegando a duplicar el patrimonio de la familia media española duplica al de la europea.
Sin embargo, no somos propensos a ahorrar en un plan de pensiones privado. ¿Por qué? Entre otras razones, los expertos consideran que se debe a que tenemos un sistema de pensiones público con la mayor tasa de sustitución de la OCDE; de casi el 80%.
Aun así, según han advertido los expertos, la tendencia en Europa y en España es el deterioro de la tasa de sustitución; la pensión se va a reducir y en un futuro no van a ser tan buenas, por lo que la solución apunta hacia el ahorro privado.
Pero mientras el panorama nos empuja a ahorrar más pensando en el largo plazo y la jubilación, los límites a la aportación que ha habido han imposibilitado que 4 mil millones de euros entre 2021 y 2022 hayan podido destinarse al ahorro a la jubilación, según calculan desde Inverco.
Las lagunas de la reforma
Respecto a la reforma que el gobierno ha llevado a cabo con la Ley de Pensiones, Álvaro Doménech destacó la necesidad de desarrollar la previsión social complementaria en España, ya que “la pensión pública, teniendo en cuenta el contexto actual, podría no ser suficiente para garantizar la calidad de vida de los ciudadanos en su jubilación. No contar con una previsión social deja expuestos a los ciudadanos, que no llegarán preparados económicamente a su retirada laboral, a las empresas, que verán a sus empleados alargar su vida profesional y se desvirtuarán, y al Estado”.
Los planes de empleo propuestos por el gobierno, según comentan los expertos, son un punto muy positivo de la reforma que están considerando en varios países europeos, pero afirman que su promoción no debe penalizar el ahorro en planes de pensiones privados. Francisco Quintana explicó que los ciudadanos necesitan productos competitivos que se adapten a sus necesidades individuales: “Con los planes de empresa que propone el gobierno todos los empleados de la misma empresa tendrán acceso al único plan que su compañía ofrece, sin tener en cuenta sus circunstancias económicas o su edad”.
Los cuatro expertos coincidieron en la necesidad de formar e informar tanto a las empresas como a los particulares en materia de ahorro e inversión de cara a la jubilación y novedades de la reforma, de modo que conozcan el contexto, las herramientas que tienen a su disposición y cómo utilizarlas en función de sus circunstancias, objetivos y necesidades.
Ángel Martínez-Aldama habló sobre el calendario: “Está mal hecho; llevamos dos años y medio sin una normativa completa para que los agentes sociales decidan adoptar esa decisión o irse a los planes de promoción privada”. “Los españoles le hemos regalado a Hacienda en beneficios fiscales 600 millones de euros que no han servido para generar ahorro para la jubilación”. Además, añadió que “los estímulos fiscales actuales de las empresas para un plan de pensiones son menores que los que había en el año 2005 o los de 2012. Se estimula a los que menos renta tienen, lo que no tiene lógica. Necesitamos una ley con plena vigencia de estímulos fiscales, una campaña clara de información del gobierno porque el 80% de las empresas desconocen esta nueva legislación”.
Previsión de las aportaciones para final de año
Este año ha habido un 17% adicional de reducción de las aportaciones con respecto al año pasado, que ya tenía a su vez una reducción del 40%, recuerdan desde Inverco.
Según los expertos, pensar que las pymes van a poder implementar un plan de pensiones es complicado; con uno o dos trabajadores de media será difícil llegar al acuerdo esperado. Por ello, ahora es el momento de impulsar la educación financiera, facilidades fiscales, modificar el estatuto de los trabajadores para fomentar que se negocie el plan de pensiones.
En ING la tendencia es diferente; pese a que este año ha habido una reducción de patrimonio de casi 14 mil millones y los planes de pensiones están aparcados en renta fija, ha habido suficientes suscripciones netas positivas. El número de clientes de planes de pensiones ha aumentado un 12% respecto al año 2020. La entidad atribuye este fenómeno al ‘efecto listón’ (al bajar el límite de aportación y ponerlo en 1.500 euros, los clientes suben su aportación al entrar en el rango con facilidad), lo que ha hecho que el 40% de los clientes que aportaban menos de 1.500 euros subieran su aportación.
“En Europa los límites son mucho más altos. En España, somos los terceros a la cola de la Unión Europea respecto a la aportación. La disyuntiva no es sobre pilares, sino, si queremos fortalecer la previsión para la jubilación o no. Y si queremos hacerlo, cuantas más opciones tengamos para el cliente, mejor”, concluyó Antonio Fernández Vera.