El Banco Central Europeo (BCE) ha protagonizado los últimos meses subidas históricas de tipos de interés, que suponen el fin de la era de tipos bajos (e incluso negativos) con la que hemos convivido durante más de una década. Durante este tiempo, los ahorradores más conservadores lo han tenido difícil para encontrar productos con poco riesgo que consiguiesen buenas rentabilidades. La renta fija, o los depósitos, por ejemplo, apenas han dado rentabilidades. Sin embargo, el perfil de riesgo de los españoles no cambió, e incluso batimos un récord superado el billón de euros ahorrado en depósitos.
Ahora, puede que lleguen mejores noticias, ya que una subida de tipos de interés suele favorecer al ahorro conservador. Según explica Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro: “Escuchamos mucho sobre los costes económicos y laborales de aumentar los tipos de interés, pero un beneficio del endurecimiento monetario es un tipo de interés más alto sobre los ahorros”. Aunque no todo es de color de rosa, el problema es que esta subida viene motivada por una inflación muy alta, por lo que será difícil encontrar productos que sean capaces de batirla y con los que, por lo tanto, nuestros ahorros no pierdan valor.
Por lo que el empeño de españoles por guardar sus ahorros casi debajo del colchón puede ser más negativo que nunca. Según datos del Banco de España, más del 37% del ahorro financiero de los hogares está en depósitos. Pero ¿por qué rehuimos tanto del riesgo en las inversiones? Según explica Pablo Tellería Barboza, Relación con inversores en inbestMe y asesor financiero certificado EFPA, esto puede derivar, entre otras razones, de una educación financiera insuficiente y de la «no necesidad» de tener que complementar la pensión pública al jubilarse.
Como consecuencia, ahorrar a través de la vivienda y depósitos son las dos opciones favoritas. “Siempre se dice que en España la cultura del «ladrillo» está muy arraigada. Podríamos decir que es un vehículo muy entendible para la gran mayoría de personas. A partir de ahí, el depósito a un plazo fijo y con un interés garantizado, es probablemente el segundo producto más fácil de comprender”, analiza.
El riesgo de no invertir
Sin embargo, Tellería alerta de la posibilidad de confundir rentabilidad real con nominal. “Con los depósitos, a cambio de permanecer más tiempo con el dinero inmovilizado, se obtiene una rentabilidad final algo mayor. Y si solamente vemos la rentabilidad nominal pero no la real (rentabilidad nominal del producto menos la inflación), podemos caer en la trampa que estamos «ganando» con nuestros depósitos”, advierte.
La falta de educación en temas financieros provoca que no se conozcan realmente los riesgos que se asumen al invertir, pero también al no invertir (o hacerlo de manera ineficiente). Por lo general, según explica Tellería, se asocia riesgo a pérdida de dinero y está claro que eso nadie lo quiere. “Se tiene que tomar conciencia (y más con la situación actual de la inflación y la situación futura de las pensiones) que, además del riesgo a perder, existe el riesgo de no lograr los objetivos financieros. Y cuando se tiene en cuenta esta última variante es cuando se comienza a comprender que no todo puede quedar concentrado en ladrillo y, mucho menos, en depósitos con rendimientos reales negativos”, advierte.
Un depósito puede ser una buena solución, cuando los tipos de interés son positivos, para aquellos ahorros o fondo de emergencia que podamos necesitar a menos de 3 años. Para plazos más largos, lo lógico sería tomar algún riesgo adicional para al menos batir la inflación (cuando la inflación está en registros más normales en torno al 2%), recomienda el experto.
¿Qué opciones le quedan al inversor conservador?
Para Tellería, en el corto plazo y con una inversión en torno al 8% o 9% anual, un inversor conservador tiene pocas opciones para protegerse. Y hablamos solamente de proteger una parte (en ningún caso igualar a la inflación actual con un producto sin riesgo). “Históricamente en períodos más largos, las acciones han sido una de las clases de activo capaces de superar la inflación. También los activos inmobiliarios, metales o algunas materias primas. Pero estamos pensando en un ahorrador conservador, por lo tanto, para exponerlo a determinadas clases de activo se tiene que analizar con mucho detalle su perfil, situación personal y sus conocimientos financieros para que comprenda los riesgos que tiene que asumir”, aclara.
Partir de una correcta planificación financiera es vital, ya que no se trata de contratar productos sin ningún criterio. A partir de ahí, aquellas personas con objetivos/horizontes temporales de medio y largo plazo deberán asumir un cierto porcentaje de riesgo si lo que quieren es no perder poder adquisitivo.