Casi un 31% de la población española tiene más de 64 años; son más de cinco puntos que hace dos décadas, cuando la tasa se situaba en poco más de un 25%, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que hacen referencia al 2022. A pesar de que esta cifra no para de crecer año tras año, a las grandes empresas les cuesta apostar por lo que se conoce como la economía «silver».
«Sería ese conjunto de empresas o actividades económicas que están dirigidas a un segmento de consumidor de 60 a 65 años en adelante», concreta Ana Isabel Jiménez Zarco, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigadora del grupo i2TIC.
«Es un colectivo interesante para las marcas, porque les permite crear nichos de mercado con mucho potencial de compra y consumo», añade Neus Soler, profesora colaboradora también de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC e investigadora del grupo i2TIC.
Un colectivo con tiempo y dinero
Además de estar en los sesenta, el perfil de este colectivo tiene más poder adquisitivo que el resto de la población. Su renta neta media es de 14.762 euros en 2022, según datos del INE, mientras que la segunda franja con la renta más elevada, de 45 a 64 años, se sitúa en 14.225 euros anuales, y la media española baja hasta los 13.008 euros. Además, según recopila el estudio «Los sénior, un colectivo injustamente olvidado por las marcas», elaborado por el medio digital dirigido a la gente mayor 65ymas.com y la compañía Comscore, es un perfil comprometido con el medio ambiente y al que comercialmente le interesan sectores como la automoción, belleza y moda, deportes, telecomunicaciones, información y viajes. «Son los nuevos viajeros, porque, además de tener más dinero, también tienen más tiempo libre y mejor salud que generaciones anteriores en la misma franja de edad», coinciden las dos profesoras de la UOC. Los datos del INE lo corroboran; la actual esperanza de vida en España se sitúa en los 80 años entre los hombres y en los 86 entre las mujeres. Además, matiza Jiménez Zarco, su comportamiento de consumo no es muy diferente del de la gente de 30 o 40 años o incluso más jóvenes, y es un fragmento de la población con un peso importante y global, porque no varía mucho la forma de consumir si viven en Estados Unidos, Europa o Japón.
Pero, a pesar de este perfil, ¿por qué a las grandes compañías les cuesta apostar por ellos? «Las empresas no se han enfocado en este colectivo porque los jubilados de la generación que precede a los boomers (los nacidos entre 1945 y 1964) no tenían una buena posición económica. Sin embargo, esta situación empieza a dar un giro porque los boomers que están jubilándose, como han tenido nóminas más elevadas que sus padres, tienen una pensión más alta y, por lo tanto, han empezado a ser el deseo de estas compañías», concreta Soler. Además de una jubilación más alta, muchos de ellos también se han creado planes de pensiones y han invertido en fondos de inversión o inmobiliarios, lo que hace que su situación económica todavía sea más cómoda.
«Más que olvidarse de este perfil, lo que creo que han hecho las grandes marcas es proponer dirigirse a ellos hasta que sea rentable», matiza Soler.
Consumo presencial
Jiménez Zarco también añade que muchas marcas no han apostado por ellos porque, por temas de rebajar costes, sólo se han centrado en el mercado digital, y este consumidor prefiere comprar presencialmente, a pesar de que algunos se han adaptado a las nuevas tecnologías. «Su comportamiento de consumo valora el trato humano y el contacto directo, y a menudo lo que pasa es que muchas marcas no disponen de este canal para dirigirse a ellos», explica la profesora de la UOC. Ahora bien, añade, si ven mercado, seguro que harán este cambio. Jiménez Zarco pone como ejemplo las entidades bancarias: «Las que solo han apostado por la modalidad en línea difícilmente llegarán a este colectivo, pero a las que mantienen sucursales (a pesar de que hayan cerrado muchas) les será mucho más fácil».
De hecho, ya hay industrias que han empezado a ver el potencial de este nicho. Son, sobre todo, las de alimentación y farmacia (vitaminas, antioxidantes, productos ricos en calcio), entidades financieras, turismo y ocio, deporte o tecnología, con especial interés por los productos de domótica. Es cuestión de tiempo, según las dos expertas, que este número de industrias se amplíe todavía mucho más.