Te despierta el ruido de la maquinaria pesada que destruye tu jardín trasero. Los hombres que la manejan no saben ni les importa estar invadiendo tu casa. Sabes que no puedes hacer nada para detenerlos, así que te diriges a la cocina para preparar el desayuno, abriéndote paso a través de la carrera de obstáculos de tazas de café y botellas de plástico que extraños han arrojado en tu vestíbulo.
Tras pensarlo mejor, decides no desayunar. La última ola de calor ha sobrecargado el motor de tu nevera; la leche se ha agriado. Así relata Velislava Dimitrova, gestora en Fidelity International, la pesadilla a la que se enfrentan los animales en la naturaleza cuando la actividad humana sigue planteando exigencias insostenibles.
Según alerta, las complejas interacciones entre el capital natural (el agua, el suelo, el aire, los bosques y los océanos de los que dependen los seres vivos) y la biodiversidad (la abundancia y variedad de especies, genomas y ecosistemas) hacen que lo que hacemos a otros seres pueda acabar perjudicando también a nuestro propio entorno.
Por ejemplo, la caza de ballenas. La reducción del número de ballenas interfiere en uno de los mayores procesos de captura de carbono de la naturaleza. La gran ballena media absorbe unas 33 toneladas de dióxido de carbono a lo largo de su vida. Si se le deja morir de forma natural, se hundirá en el lecho marino y secuestrará esas emisiones durante siglos. Pero, además, el estiércol de las ballenas ayuda a fertilizar el fitoplancton, que se calcula que capta el 40% de las emisiones de dióxido de carbono. Según advierte Dimitrova, a menos ballenas, más calor en el planeta.
La biodiversidad apoya al capital natural y el capital natural apoya a la biodiversidad, y ambos proporcionan a la humanidad «servicios ecosistémicos»: todo, desde la regulación del clima hasta el ciclo de los nutrientes y el agua limpia. «Pero como la naturaleza proporciona estos servicios de forma gratuita, las empresas han tenido tradicionalmente pocos incentivos económicos para preocuparse si sus acciones exigen al capital natural más de lo que éste puede suministrar de forma sostenible», reflexiona.
El resultado es la destrucción de la naturaleza a una escala al menos tan grande como la del cambio climático, destrucción que agrava la amenaza climática, y viceversa, en un bucle de retroalimentación potencialmente catastrófico. Los impactos incluyen la deforestación masiva, la pérdida permanente de especies, la reducción de la variedad de los cultivos debido a la insuficiente polinización, la degradación de la fertilidad del suelo, etc.
Los riesgos y las oportunidades de inversión en biodiversidad son cada vez más claros
Cada vez es más evidente que la protección de la biodiversidad debe implicar cambios fundamentales en nuestra vida cotidiana. «Una combinación de medidas gubernamentales, cambios en los hábitos de consumo, mecanismos de fijación de precios y la propia naturaleza pondrán a prueba los modelos de negocio existentes. También prevemos un mayor riesgo de litigio para las empresas que hasta ahora han conseguido saltarse o incumplir las normas sin consecuencias, como las que se dedican a la deforestación ilegal, a medida que los gobiernos se toman más en serio la protección de la biodiversidad», apunta.
Sin embargo, junto a estos riesgos, la escala de inversión necesaria también representa una enorme oportunidad. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente calcula que el cumplimiento de los compromisos internacionales requerirá una inversión acumulada de 8 billones de dólares en soluciones basadas en la naturaleza de aquí a 2050. Además, el capital privado sólo representa el 14% del total. «Compárese con la financiación del clima, en la que las fuentes privadas representan ya más de la mitad de toda la inversión: hay una brecha importante que cerrar», advierte la experta.
¿En qué soluciones se puede invertir?
Las empresas que se centran en soluciones para la biodiversidad no sólo ofrecen una cobertura contra los riesgos que plantea la pérdida de biodiversidad, sino que también están expuestas a una amplia gama de sectores con potencial de crecimiento.
Métodos agrícolas más eficientes, innovaciones como la agricultura vertical en las ciudades y alternativas a las proteínas animales son formas de combatir los efectos adversos del cambio en el uso de la tierra. La piscicultura puede ayudar a mitigar la sobrepesca, al igual que los piensos sostenibles para peces y la reducción del uso de productos químicos para tratar a los peces de piscifactoría contra los piojos de mar.
Los edificios más eficientes desde el punto de vista térmico y el transporte con energía renovable son sólo dos respuestas para mitigar el cambio climático y, por tanto, la pérdida de naturaleza. La reducción de los envases, el aumento del reciclaje de plásticos y el uso de materiales biodegradables pueden ayudar a abordar la contaminación, al igual que la reducción del uso de productos químicos en la industria y la agricultura o el cambio a fórmulas menos dañinas.
Identificar las mejores empresas de su clase
Además de los proveedores de soluciones, Dimitrova señala que los inversores también pueden buscar las mejores empresas de su clase que trabajan para abordar los problemas de la biodiversidad a través de la investigación y el desarrollo o de sus operaciones.
«Un ejemplo que hemos identificado es una empresa de productos químicos agrícolas que desarrolla pesticidas biológicamente inocuos que evitan la contaminación del suelo y de las fuentes de agua, y así ayudan a proteger a polinizadores esenciales como abejas, mariposas, polillas y otros insectos, así como a los depredadores que se alimentan de las plagas», detalla. «La pérdida mundial de todos los polinizadores supondría un descenso de la producción agrícola anual estimado en unos 217.000 millones de dólares. Las prácticas actuales en materia de plaguicidas deben ser más respetuosas con la biología; el desarrollo de soluciones debería ayudar a ampliar la cuota de mercado, así como a proteger la biodiversidad».
Compromiso con las empresas para mejorar la biodiversidad
Otra forma de abordar la pérdida de biodiversidad es comprometerse con las empresas responsables de ella. Fidelity se ha comprometido a eliminar la deforestación impulsada por las materias primas de sus carteras de inversión para 2025, en base a los mejores esfuerzos, y revelará su exposición a la deforestación para el próximo año.
Concretamente, Fidelity ha llevado a cabo un compromiso temático sobre el aceite de palma durante muchos años, abogando por el fin de la deforestación tropical. Pero en 2022, ampliaron el alcance de su compromiso sobre el aceite de palma para crear un compromiso temático sobre la deforestación que cubra todas las materias primas clave de riesgo forestal: aceite de palma, carne de vacuno/cuero, soja y papel/madera.
Para lograrlo, han evaluado la exposición del grupo a las empresas que contribuyen a la deforestación a lo largo de toda la cadena de valor, desde los productores y los minoristas de alimentos hasta los facilitadores, como los bancos. «Estamos presionando mucho para que se realicen evaluaciones de riesgo integradas y se mejore la trazabilidad de las cadenas de suministro, al tiempo que se abordan cuestiones relacionadas, como las condiciones laborales dignas para los grupos de trabajadores vulnerables», informa la gestora.
Como firmante del Compromiso de Financiación de la Biodiversidad, Fidelity ha lanzado una serie de compromisos con empresas de sectores de alto impacto para entender las actividades de cada empresa y cómo afectan a la biodiversidad. Un ejemplo es su compromiso con el productor español de petróleo y gas Repsol. «A pesar de la reciente mala prensa sobre un vertido de petróleo, la empresa ha tomado la delantera en la protección de las especies. Para limitar el impacto en la vida silvestre alrededor de su yacimiento de gas de Sagari, en Perú, ha reubicado orquídeas, ha preservado árboles sensibles y se ha asegurado de que los monos araña puedan seguir balanceándose entre las ramas a ambos lados de la línea de flujo de gas a través de puentes en el dosel», explica.
También ha asignado un coste monetario a sus diversos impactos en el medio ambiente, lo que permite comparar los efectos de las diferentes actividades a la misma escala, además de una medida no monetaria utilizada para minimizar los impactos en la biodiversidad en función de las condiciones del lugar. «Aunque consideramos que el enfoque de Repsol es pionero, en una reunión reciente sugerimos que podría ir más allá, por ejemplo, acelerando la medición y la divulgación de la línea de base, vinculando la remuneración de los ejecutivos a los indicadores clave de rendimiento relacionados con la biodiversidad, y poniendo en marcha un plan con plazos para llegar a ser positivos para la naturaleza, y así no sólo evitar sino revertir activamente la pérdida de naturaleza», añade Dimitrova.
La próxima megatendencia
El tema de la biodiversidad está cobrando impulso. Los legisladores franceses han puesto en marcha normas que obligan a las instituciones financieras a revelar sus riesgos e impactos relacionados con la biodiversidad, así como los relacionados con el clima, y a partir de 2023 también les exigirán que revelen qué proporción de sus inversiones se ajusta a la Taxonomía de la UE. Además, a principios de este año, el Grupo de Trabajo sobre Divulgación Financiera Relacionada con la Naturaleza presentó el último prototipo de su marco para la gestión de riesgos relacionados con la naturaleza.
«La dirección del camino es clara: a medida que el mundo reconozca cada vez más la biodiversidad como un activo para la humanidad, el valor atribuido a la naturaleza aumentará, incrementando el escrutinio de las carteras – y cualquier daño que las empresas participadas causen al mundo natural. La buena noticia es que esto también ofrece una serie de oportunidades de inversión», concluye la experta de Fidelity.