Al tomar una decisión de inversión sería natural reflexionar sobre la conveniencia de instrumentarla a través de la adquisición directa de una acción en bolsa o a través de un fondo de inversión que incluya renta variable en su cartera.
Las acciones son unidades de participación en la propiedad de la empresa emisora, que representa cada una la misma proporción en el capital de la empresa. Al ser vulnerables a los cambios en las condiciones de mercado, las acciones son más arriesgadas que los fondos de inversión. Esto es así fundamentalmente porque los fondos han de seguir la política de inversión en base a la cual los inversores aportan su capital a la gestora, quien lo invierte de forma diversificada, de forma que la rentabilidad obtenida por un valor se vea compensada por la de otros, reduciendo de esta manera el riesgo total en la cartera.
Cuando invertimos en una acción individual, el riesgo es mayor. Esperamos que se comporte bien en un futuro cercano, pero si desafortunadamente no lo hace, podríamos ver la inversión inicial reducida de forma significativa. Si como inversor individual invertimos la misma cantidad de dinero en fondos que en acciones individuales, la inversión en fondos será más beneficiosa para nosotros ya que, si una acción no produce mejores rendimientos, otra lo hará. La diversificación nos ayuda a reducir el riesgo.
Pero, además, invertir en fondos de inversión es mucho más conveniente. No es necesario elegir las 20 acciones de mejor rendimiento, algo de lo que se encargan los gestores de fondos, expertos profesionales que se ocupan de seleccionar los activos a incluir en la cartera de su fondo. Por supuesto este servicio profesional tiene un coste, habitualmente con periodicidad mensual y en forma de comisión de gestión, pero tras algunos años puede obtener un importante retorno de sus inversiones.
Por otra parte, cuando se tienen acciones que no se comportan como se esperaba, es necesario venderlas. Esta transacción tiene un coste bastante elevado para los inversores individuales. Sin embargo, si se suscribe un fondo de inversión ya no es necesario preocuparse por este coste, ya que los gastos de gestión del fondo se descontarán de la rentabilidad bruta obtenida por el fondo.
Así pues, una de las principales diferencias entre la inversión directa en acciones y la indirecta en fondos de inversión, es el nivel de riesgo. Cuando se invierte en acciones se asume un riesgo mayor que cuando se invierte en fondos. Y esto es así esencialmente por la diversificación que un fondo ofrece, ya que incluye una diversidad de acciones en su cartera y si una acción lo hace mal otras pueden compensar ese mal comportamiento.
Invertir en acciones no es una buena idea para un novato. Se necesita análisis detallado y práctica, así como una adecuada comprensión del mercado de acciones para lograr retornos aceptables. En fondos de inversión, por otro lado, puede ser más fácil obtener rentabilidad, ya que su gestión corre a cargo de gestores profesionales cualificados.
La inversión en acciones no es muy conveniente. Es necesario llevar a cabo un proceso de diligencia debida antes de identificar las acciones más adecuadas para cada inversor, lo que requiere no sólo una buena cantidad de trabajo sino disponer de acceso a las fuentes de información necesarias. Al invertir en fondos de inversión el proceso se simplifica, ya que en esencia solo es necesario conocer las acciones en la cartera de los fondos y analizar la evolución histórica de la cartera.
Como inversor directo en acciones, si desea diversificar sus inversiones necesitará elegir las acciones adecuadas según sus necesidades (no olvidemos que habitualmente a más rentabilidad-más riesgo y viceversa). En fondos de inversión, sin embargo, la diversificación es una característica. Sólo tiene que elegir el que resulta adecuado para sus necesidades.
Podemos concluir que acciones y fondos son diferentes tipos de inversión para diferentes tipos de inversores. Según la necesidad y el apetito por el riesgo del inversor, se debe elegir uno u otro. Si uno está seguro de que puede asumir un gran riesgo (y quiere generar un mejor retorno de la inversión como resultado) invertir en acciones individuales es una buena opción.
Pero si se desea reducir el riesgo obteniendo mejores rendimientos que los depósitos a plazo fijo, los fondos son una apuesta mejor. También puede optarse por hacer ambas cosas y ver por uno mismo lo que funciona mejor para cada caso concreto. Pero esto puede tener un coste.