Invertir de manera sostenible es algo que cada vez persiguen más inversores. De hecho, según una encuesta anual de Schroders, el 76% de los inversores no invertiría en contra de sus valores. Un muestra, según alertó Inés del Molino, directora de cuentas de Schroders, en el Congreso de EFPA España, celebrado el pasado mes, de que ya no solo es la presión pública o privada, sino que también los inversores presionan.
Nuno Fernandes, presidente del Consejo de Auditores del Banco de Portugal y profesor de finanzas del IESE Business School, recordó que tenemos muchas iniciativas gubernamentales y mundiales como, por ejemplo, el Acuerdo de París o los ODS, que han afectado a toda la cadena de valor y han impulsado esta tendencia verde.
Joaquín Garralda, presidente de Spainsif, destacó la evolución de las preferencias de los inversores, ya que recuerda cómo en 2009, cuando nació Spainsif, les costaba hablar de sostenibilidad. El punto de inflexión lo sitúa en 2015. “El regulador europeo está haciendo muchísimo trabajo, al principio era para que las empresas fuesen más transparentes, ahora también el intermediario financiero tiene que serlo”, destaca.
Además, Garralda ha reservado unos minutos para recordar que en agosto entrará en vigor Green MiFID. “El tema de preguntar en el test va a producir que la persona se haga una pregunta que nunca se había planteado y pida explicaciones al asesor, de ahí la importancia de la formación. Se va a producir mucho diálogo y va a crecer la inversión sostenible”.
Molino explica que la regulación también les está ayudando a reorientar los flujos hacia los productos que promocionan la sostenibilidad, a integrar los riesgos como uno más y a divulgar y ser más transparentes en cuanto a qué es sostenible y qué no.
Por su parte, Domingo Torres, country head de Lazard Fund Managers España, ha señalado que la sostenibilidad es un pilar en su empresa y que llevan años preparándose. Sin embargo, lamenta la rapidez con la que el regulador les impone deadlines para cumplir nuevos requisitos. “Desde el lado de productores tenemos que hacer que toda la maquinaria implemente en sus procesos nuevos criterios que van a ser medibles para probar que hacemos inversión sostenible. Además, hay una oferta muy amplia, y genera desequilibrios claros”, apunta.
Según ha explicado Molino, en su entidad se basan en tres pilares a la hora de invertir de manera sostenible: ser parte de la solución y dejar de ser parte del problema, creérselo y que solo se puede cambiar aquello que podemos medir. “Hemos sido testigos de que se es más potente si se invierte en estrategias sostenibles que si actuamos individualmente, aunque debamos seguir haciéndolo”, señala. “El ahorro se puede usar como una herramienta muy eficaz para hacer las cosas mejor”, añade.
Respecto a la medición, Molino, destaca la importancia de cuantificar el impacto que tiene cada empresa y de ser conscientes de qué parte se puede convertir en un coste financiero.
El asesor financiero: un ancla en tiempos de incertidumbre
Durante estos últimos 20 años el inversor se ha enfrentado a todo tipo de eventos que, además de impactar en los mercados, sobre todo lo han hecho en sus emociones y decisiones de inversión. Por ello, uno de los objetivos del Congreso de EFPA fue reivindicar la importancia de los asesores financieros, con el lema “Asesorando personas”.
“En estos 20 años ha pasado de todo, atentados del 11S, las dudas ante el nacimiento del euro, la crisis de 2008, el brexit, una pandemia o la invasión de Ucrania, por lo que se ha demostrado que el asesoramiento financiero siempre es indispensable, el conocimiento nos protege de errores, pero por mucho que podamos aprender, lo que no vamos a saber es predecir el futuro”, ha explicado Santiago Satrústegui, presidente de EFPA España, en la inauguración del congreso que además celebra los 20 años de EFPA. «Como sabes que eso es imposible, nuestro trabajo necesita una cercanía mayor con el cliente y una profesionalización”, añade.
“El objetivo del asesoramiento son las personas, queremos poner de manifiesto que a quién tenemos que satisfacer y ayudar a tomar buenas decisiones son las personas. El asesor es el que va a avanzando y viendo que muchas de sus capacidades tienen que complementar a la parte financiera con el conocimiento de esa persona”, ha señalado Satrústegui.
“Las personas tienen emociones y en el caso de la inversión son normalmente perjudiciales para la toma de decisiones. Tenemos unos mecanismos de defensa para el riesgo que no son tan útiles cuando tenemos que mantener nuestros niveles de inversión conviviendo con ellas”, reflexionó. En este sentido, ha insistido en que no podemos dejarnos llevar por esa emoción y debemos mantener una postura más crítica.