Los inversores emplean diferentes métodos de inversión para tratar de obtener rentabilidad a su dinero. Los dos métodos clásicos son la inversión en “growth” y la inversión en “value”. Suele decirse que ambos métodos forman parte del estilo de inversión de determinados fondos, y sus gestores recurren a ellos cuando analizan títulos de renta variable.
¿Qué es la inversión en crecimiento o “Growth investing”?
Los inversores en crecimiento se centran en el potencial. Buscan empresas que, a su juicio, aumentarán sus beneficios a una tasa superior a la media comparado con el resto del mercado, lo que se traducirá en un aumento de su cotización en Bolsa. Las empresas de crecimiento suelen tener como objetivo la expansión continuada, por lo que pueden decidir reinvertir una parte importante de sus ganancias para generar crecimiento.
La empresa “growth” ideal cuenta con un modelo de negocio resiliente y su gestión corre a cargo de un equipo directivo que reinvierte con cuidado para sacar provecho de las oportunidades de crecimiento futuro. Este tipo de empresas puede ofrecer a los inversores una rentabilidad sustancial, aunque algunas son negocios más pequeños de reciente creación donde el riesgo de quiebra puede ser más alto. Entre las características típicas de las empresas de crecimiento cabe destacar las siguientes:
• equipo directivo con un sólido historial de innovación
• generan expansión con éxito a través de un gasto medido
• ventajas competitivas – operan preferentemente en un sector en expansión
• el crecimiento de los beneficios proyectados es atractivo
¿Qué es la inversión en valor o “Value investing”?
Los inversores en valor buscan chollos. Salen en buscan de empresas que consideran infravaloradas por el mercado. Puede tratarse de empresas aquejadas por resultados mediocres, que atraviesan un periodo de transición o que se ven afectadas por una incertidumbre momentánea. Muchos inversores en valor buscan un catalizador que sea capaz de producir una mejora en una empresa, como puede ser, por ejemplo, un nuevo producto en desarrollo, un cambio positivo en la Dirección, mejores métodos de trabajo o una reactivación de la economía en general.
Los inversores en valor también creen que no existen razones por las que temer a la incertidumbre del mercado bursátil, porque brinda la oportunidad de invertir en empresas de calidad que se han visto injustamente castigadas por el sentimiento a corto plazo. Así pues, el precio es el factor decisivo a la hora de tomar una decisión de inversión basada en el valor. Entre otros indicadores posibles de una compañía que presenta un valor atractivo figuran los siguientes:
• una alta rentabilidad por dividendo (los rendimientos que reparte una empresa a sus accionistas)
• una baja valoración comparado con sus competidores del sector
• un historial de repartos de dividendos crecientes con el tiempo
• ingresos razonablemente sostenibles.
Históricamente, el mercado se ha movido en ciclos, con periodos en que el crecimiento se ha comportado mejor, seguido por otros en que el valor se ha visto más favorecido. Los títulos de crecimiento normalmente se comportan mejor cuando el crecimiento económico es débil y el crecimiento de los beneficios es escaso, cuando los tipos de interés son persistentemente bajos, durante periodos de innovación apreciable, como la expansión de Internet en la década de 1990 y 2000. Por su parte, los títulos de valor normalmente se comportan mejor durante periodos de bonanza económica, cuando los beneficios de las empresas aumentan y los consumidores gastan más dinero, cuando la inflación está repuntando, lo que ayuda a estimular los ingresos.
¿Qué estilo es el mejor?
Las empresas de crecimiento y de valor evolucionan de forma muy distinta dependiendo del sector donde operen, la exposición regional que tengan o su capitalización bursátil (tamaño). Ambos tipos de empresas están presentes en todas las áreas del mercado. Las perspectivas de ambos tipos variarán en función de sus características específicas, así como de factores del mercado más amplios.
En un horizonte a largo plazo, la rentabilidad generada por las empresas de valor normalmente ha sido superior a la generada por sus homólogas de crecimiento. Aun así, no todas las empresas que parecen rentables son buenas inversiones, ya que en muchas ocasiones el enfoque de crecimiento ha funcionado mejor. El crecimiento y el valor tienen una relación cíclica, razón por la cual muchos inversores recurren a gestores de fondos que posean experiencia de inversión en entornos de mercado muy diversos, o en ambos tipos de estilos. Invertir en crecimiento y en valor puede ayudar a aumentar la diversificación dentro de una cartera.