Dependiendo de los objetivos de cada inversor en fondos de inversión, puede resultar conveniente recibir rentas periódicas, que complementen los ingresos habituales, o bien dejar que el gestor reinvierta esas rentas en la cartera del fondo, incrementando así su valor. Para satisfacer las necesidades de ambos, algunos fondos ofrecen clases de distribución, que abonan beneficios recibidos periódicamente (a partir de dividendos o intereses) y clases de acumulación, que automáticamente reinvierten en el propio fondo los beneficios obtenidos por los activos del fondo.
Un fondo de inversión de distribución puede ser la elección correcta para un inversor que necesita una renta adicional de forma regular, mientras que las clases de acumulación pueden resultar más adecuadas para otras necesidades más a largo plazo, como puede ser la jubilación. El valor de las participaciones de un fondo de distribución puede aumentar a lo largo del tiempo, pero posiblemente no tan rápidamente como pueda hacerlo las de un fondo de acumulación, ya que, habitualmente, la distribución no incrementaría los activos del fondo en igual medida y, por tanto, disminuiría su valor.
Por lo general, la reinversión de beneficios en las clases de acumulación no tiene coste para el inversor. Por el contrario, si reinvirtiera los beneficios recibidos a partir de la clase de distribución de un fondo en adquirir más activos del fondo, posiblemente tendría que abonar un coste de adquisición; y fiscalmente, la cantidad recibida está sujeta a retención.
Los fondos de distribución han ganado aceptación en los últimos años entre los anteriormente inversores en depósitos, por las bajas rentabilidades que estos están ofreciendo
Respecto a los de acumulación, los fondos de distribución favorecen la liquidez del inversor, que recibe una renta periódica, y puede moderar posibles pérdidas en el fondo que pudieran generarse por un descenso de cotización de los activos en su cartera. Como inconveniente de este tipo de fondos, su oferta no es muy amplia en España y su consideración fiscal obliga a pagar impuestos por los dividendos o intereses recibidos.
La oferta de fondos de acumulación, sin embargo, es mucho más amplia. Una ventaja que se suma al incremento de su valor como consecuencia de la acumulación de cualquier dividendo o cupón recibido, sin que repercutan en el inversor los gastos de reinversión de los dividendos recibidos. Como contrapartida, cualquier bajada de mercado, puede afectar también a la valoración del fondo y si el participe necesitara liquidez, tendría que efectuar un reembolso parcial o total del fondo.
Una vez tomada la opción que más nos interesa, queda saber cómo identificar si un fondo es de distribución o si es de acumulación. Idealmente, resulta conveniente leer su folleto, un documento informativo que incluye la vocación y política de inversión del fondo y si el fondo reparte o no los dividendos recibidos.
En algunos fondos, la identificación es muy sencilla, ya que llevan en su nombre un indicador de esta característica. Así, los fondos de acumulación suelen llevar al final el indicativo ACC o A, mientras que los de distribución suelen identificarse por medio de Dis, D, Inc o Income. Estos marcadores pueden servir para identificar uno u otro tipo, pero sólo la lectura del folleto aporta la información completa y clara sobre la política de reparto o no del fondo.
El seleccionar uno u otro tipo de fondo quedará determinado por el tipo de perfil de cada inversor y por sus objetivos. Por ejemplo, si consideramos el objetivo de inversión para la jubilación, un inversor joven cuenta con la ventaja de un horizonte temporal a largo plazo respecto a un inversor cercano a la edad de jubilación. En esta situación, la elección de uno u otro tipo de fondo es muy importante.
Paula Mercado, directora de análisis de VDOS Stochastics y quefondos.com