Los experimentos psicológicos han demostrado que la simple repetición de una palabra o un estímulo puede hacer que nos formemos una visión más positiva. A este efecto se le denomina «mera exposición”. Es un factor a tener en cuenta para los inversores que están expuestos de forma regular a sorpresas, tendencias y dinámicas a través de un flujo constante de noticias, y sugiere que la evolución de las tendencias de inversión podría influir en la toma de decisiones simplemente mediante la familiaridad.
Los fundamentos de la mera exposición están perfectamente acreditados en el mundo de la psicología gracias al trabajo de Robert Zajonc. En un famoso experimento periodístico con estudiantes, Zajonc descubrió que la mera repetición de palabras sin sentido, como zebulons y worbus, hacía que los participantes las calificaran favorablemente.
Las aplicaciones en la vida real del efecto de la mera exposición pueden encontrarse en la publicidad, sobre todo en esos molestos anuncios en cuya sintonía se utiliza profusamente una marca o un producto. En publicidad subliminal, se sabe que el efecto de la mera exposición es mucho mayor a nivel inconsciente.
Se basa en el principio de que la exposición a un estímulo es suficiente para dejar «huella» en la mente del consumidor, lo que influye en su comportamiento en el punto de venta
El efecto de la mera exposición también puede influir en los inversores en los mercados financieros. En primer lugar, el mercado en general reacciona ante nuevos estímulos como un organismo vivo. Los choques pueden provocar una reacción-reflejo emocional en los precios, antes de que los hechos se asuman y los precios se recalibren.
Muchos comentaristas observaron un efecto de familiaridad a medida que iba avanzando la crisis. Conforme los inversores se insensibilizaban a unas noticias persistentemente negativas, los niveles de pánico parecieron descender con cada nuevo giro de los acontecimientos. Eso trajo consigo que el rescate chipriota tuviera un efecto notablemente más leve en el mercado del que habría provocado en condiciones normales.
¿La mera exposición a un activo que destaca atrae a los compradores? ¿Esto puede ocurrir sin que los inversores tomen decisiones conscientes y ponderadas? La historia de las burbujas así lo sugiere, ciertamente. A medida que las tendencias del mercado evolucionan y los inversores se acostumbran a la dirección positiva que se ha consolidado, la mera exposición a la tendencia parece atraer más inversiones, alimentando así una burbuja que terminará explotando después de que haya aparecido el último comprador.
La mera exposición podría ayudar a resolver el puzzle del «sesgo nacional» en la inversión, que tiene que ver con la marcada preferencia de muchos inversores por las acciones de sus mercados. Y esto es así a pesar de que los mercados internacionales podrían ofrecer mejores alternativas, además de una mayor diversificación en las carteras.
El gráfico que figura debajo muestra el alcance del sesgo nacional en EE.UU., Reino Unido y Australia. El sesgo nacional ha descendido durante la última década, lo que indica una mayor disposición a invertir internacionalmente, pero sigue siendo una cuestión importante. A la vista del gran peso que tiene EE.UU. en el mercado bursátil mundial, los inversores de este país tienen más justificación para que las inversiones nacionales representen un alto porcentaje de sus carteras, pero siguen pecando de dar demasiada preferencia a su mercado de origen. En el Reino Unido y Australia, el fuerte sesgo nacional de los inversores da lugar a unas sobreponderaciones aún mayores en la bolsa de cada país a pesar del menor peso de estos mercados dentro de la capitalización bursátil mundial.
Las ventajas de tener una cartera bien diversificada con posiciones en una amplia gama de activos y regionales son aceptadas por la mayor parte de los inversores, pero en realidad, muchas carteras no están tan diversificadas como debieran debido al menos en parte a la familiaridad y al sesgo nacional. En estos momentos EE.UU. y Japón están a la cabeza de la recuperación bursátil actual, en contraposición a los mercados emergentes en el periodo 2003-2007; este cambio en el liderazgo del mercado pone de relieve las ventajas que puede brindar una cartera internacional diversificada y gestionada dinámicamente.
La familiaridad puede hacer que nuestras decisiones de inversión parezcan más fáciles, pero en la inversión esto no suele ser deseable, ya que a menudo desemboca en resultados que no son ni racionales ni óptimos. La próxima vez que evalúe su cartera de inversiones, ponga cuidado en no tomar decisiones fáciles basadas en la familiaridad y piense si está lo suficientemente expuesto a los mercados internacionales.