Cuando la cotización de las acciones se muestra bajista, los inversores deberían pararse a pensar. La estrategia más importante en esta situación es reducir el riesgo de una pérdida permanente de capital. Aunque es natural querer suavizar una posible pérdida vendiendo y saliendo del mercado, los inversores que cometen este error fatal dejan que sus emociones dicten su decisión que, en último término, tendrá como consecuencia una pérdida permanente. El análisis histórico muestra que vender tras un descenso del mercado obtienen retornos inferiores a largo plazo que aquellos que mantienen su posición y esperan hasta que el mercado se recupere.
Pero antes de que la bajada tenga lugar, conviene crear una cartera con una mezcla adecuada de acciones, bonos y liquidez de acuerdo con la edad, el horizonte temporal y la tolerancia al riesgo de cada inversor. Una cartera equilibrada de 50% de acciones, 40% de bonos y 10% de liquidez habría perdido en torno a un 19% de su valor entre noviembre de 2007 y febrero de 2009, de acuerdo con un estudio de planificación financiera. Una cartera con un 20% de acciones, 50% de bonos y 30% de liquidez, habría tenido una pequeña pérdida de 3% en el mismo periodo.
Una estrategia que requiere de cierta habilidad, pero que puede ser de ayuda, es la de market timing o anticiparse al mercado, ajustando la cartera cuando comienza a haber señales de que el mercado puede iniciar su trayectoria bajista. Para los que no sean muy diestros en esta estrategia, que no es sencilla de aplicar, puede tener sentido dar un giro a la cartera, sobre ponderando bonos y liquidez sobre acciones.
La inversión en activos descorrelacionados con el mercado de renta variable, como la inversión en activos inmobiliarios o materias primas, podría ser apropiada para protegerse frente a un mercado bajista. Puesto que el mercado inmobiliario es menos líquido que las acciones, conviene invertir a través de fondos de inversión, para una mayor diversificación. Otros activos descorrelacionados con el mercado de renta variable que podrían servir son activos alternativos como agricultura, también a través de fondos, que además de seguir la evolución de la economía pueden servir como protección contra la inflación.
Algunos inversores se dejan dominar por el pánico cuando los mercados caen. En tal caso, conviene consultar con un asesor financiero o, alternativamente, con un robo advisor que ofrece acceso a asesores financieros que pueden mantener una cartera adaptada tanto a los buenos momentos de mercado como a las caídas y que suelen aplicar una tarifa inferior. También es cierto que se estima que un buen asesor financiero puede añadir aproximadamente un 1,5% a una cartera gestionada.
Las mismas estrategias pueden aplicarse a los planes de pensiones o cualquier otro vehículo de inversión seleccionado de cara a la jubilación. En el caso de que aún se disponga de varios años para la jubilación, es importante mantener una cartera sobre ponderada en acciones. Disponiendo de 15 años o más, una cartera tiene suficiente tiempo para recuperarse de una posible caída en el mercado de acciones. Históricamente, los mercados de renta variable han generado retornos medios de 9% anual desde 1928, por lo que parece bastante probable que, durante un mercado bajista, los retornos a largo plazo de las acciones sean superiores a los de otros tipos de activo, como bonos o liquidez.