Oímos y leemos en las noticias con frecuencia términos como Producto Interior Bruto (PIB), desempleo, inflación o Índice de Precios al Consumo (IPC) pero la mayor parte del tiempo pensamos que no tienen nada que ver con nosotros, que no nos afectan. O bien simplemente no los entendemos. Para conocer y comprender estos términos tenemos que interesarnos por la macroeconomía, el estudio del comportamiento de la economía como un todo. Un concepto que se opondría al de microeconomía, más focalizado en las decisiones económicas individuales.
Conocer y entender la macroeconomía es fundamental para tomar mejores decisiones económicas y financieras. El tema, sin embargo, es amplio y complejo y son muchos los factores que influyen y que son analizados a través de varios indicadores. Veamos algunos de ellos, así como la influencia que ejercen en nuestra vida.
El Producto Interior Bruto (PIB) o producción nacional es el concepto más importante de la macroeconomía. Se refiere a la cantidad total de bienes y servicios producidos por un país, un dato que representa una «fotografía fija» del estado de la economía en un determinado momento.
Al referirse al PIB, los macroeconomistas diferencian entre el PIB real, que tiene en cuenta la inflación, y el PIB nominal, que no refleja los cambios en los precios de mercado de los bienes y servicios producidos. El PIB nominal será más alto si la inflación está aumentando respecto al año anterior, por lo que no es necesariamente un indicador de un mayor nivel de producción, sino de mayores precios. El PIB real es por tanto un mejor indicador de la verdadera evolución económica de un país.
El dato publicado de PIB se ha calculado en base a la información recogida durante un periodo de tiempo pasado. Un dato de PIB a fecha de hoy tendría que ser una estimación. Sin embargo, el PIB es un indicador clave para el análisis macroeconómico. Una vez que una serie de datos se han recogido por primera vez, para un determinado periodo de tiempo, las próximas cifras de PIB podrán compararse y servirán de referencia a los economistas para comenzar a comprender los ciclos económicos, formados por periodos alternos de recesiones y expansiones, que ocurren a lo largo del tiempo.
A partir de estas series, se puede comenzar a investigar las razones por las que los ciclos suceden. Los factores que podrían influir en los ciclos económicos podrían ser políticas de gobierno, comportamiento del consumidor o sucesos de índole internacional (como es el caso de la guerra comercial actualmente abierta entre EE.UU. y China), entre otros. La cifra de PIB puede también servir para comparar entre diferentes economías, siempre y cuando se calculen con el mismo método, y para identificar los países que son económicamente fuertes o débiles.
Los macroeconomistas pueden utilizar lo que han aprendido del pasado para tratar de estimar el futuro estado de la economía. Un objetivo que continúa siendo muy difícil de alcanzar, ya que el comportamiento humano, que determina en última instancia la evolución de la economía, no puede nunca pronosticarse completamente. Un dato de PIB alto indica un alto grado de robustez de la economía de un país, que puede así permitirse contar con un sistema público de sanidad, educación y seguridad de mayor calidad, pero también indica la mayor capacidad adquisitiva media de cada individuo de ese país.
¿Cómo se mide la inflación?
Otro indicador angular en macroeconomía es la inflación, o tasa de aumento generalizado de precios de bienes, servicios y factores productivos de una economía. Se mide de dos formas: a través del Índice de Precios al Consumo (IPC) y del deflactor del PIB. El IPC representa el precio actual de una cesta integrada por una selección de bienes y servicios, que se actualiza periódicamente.
El deflactor del PIB es la ratio entre el PIB nominal y el PIB real. Si el PIB nominal es mayor que el PIB real, podemos asumir que los precios de bienes y servicios han subido. Tanto el IPC como el deflactor del PIB tienden a moverse en la misma dirección y a diferir en menos de un 1%
La repercusión de la inflación en los consumidores se hace notar cada día. Si los precios de los bienes de consumo aumentan habitualmente más rápidamente que los salarios, nos resultará cada vez más difícil llegar a fin de mes sin reducir gastos. Por el contrario, si los salarios subieran con demasiada rapidez y los empresarios trataran de compensar este aumento, el coste de producción de sus bienes y servicios se incrementaría, con lo que entraríamos en un círculo vicioso de inflación creciente.
El desempleo
El tercer indicador clave que sirve para entender la evolución y el estado de salud de una economía es el desempleo, que nos indica el número de personas de la población en edad activa que no pueden encontrar un empleo.
De forma general, los macroeconomistas se han puesto de acuerdo en que cuando la economía ha pasado por periodos de crecimiento, reflejándose en la tasa de crecimiento del PIB, los niveles de desempleo tienden a ser bajos. Si el PIB real aumenta, sabemos que la producción es mayor y, por lo tanto, se necesitan más trabajadores para mantener los mayores niveles de producción.