La revolución digital permite a los ciudadanos un mayor acceso a los productos financieros y aporta más transparencia a las transacciones. Es, además, una herramienta para luchar contra la exclusión financiera en áreas rurales o en el caso de las personas de más edad. Sin embargo, esto puede convertirse en un arma de doble filo.
Durante la última edición del EduFin Summit 2019, Fernando Tejada, director del Departamento de Conducta de Mercado y Reclamaciones del Banco de España, advirtió del «efecto de sobreconfianza en los jóvenes por el atractivo cada vez mayor y amigable de las apps financieras». En este sentido, uno de los retos que se le plantea al regulador es, a su juicio, en relación a los créditos rápidos cuya legislación en España «no es suficientemente clara».
Para Rolando Arellano, fundador de la Consultora Arellano, este efecto se está observando ya en Latinoamérica. «La digitalización agiliza el proceso financiero que debe seguir los siguientes pasos: conocer, querer y actuar. La digitalización hace que, en muchos casos, el proceso suceda al revés. Te lleva a desear sin haberte informado», ha explicado durante este encuentro. Arellano ha señalado que esto lleva a muchas personas a un círculo vicioso de desconocimiento que en lugar de «incluirlas», las excluye del sistema financiero.
Según este experto, la digitalización financiera está centrándose en la rebaja de costes y la aceleración de procesos, pero poco o muy poco en la educación financiera de los usuarios. «Lo que debería tenerse en cuenta es que el primero y más importante objetivo de la digitalización debe ser la educación financiera», afirma Arellano. «Lo ideal es que no se pueda acceder al crédito si antes no se ha demostrado que eres capaz de manejarlo, al igual que sucede con el permiso de conducir», concluye.
En opinión de Tejada, es necesario empoderar a los clientes para que se acerquen a la oferta de productos financieros con mayor conocimiento, pero también que las entidades financieras embeban la cultura de la protección de los consumidores».
La inclusión financiera digital, todavía lejos
Uno de los primeros pasos en la inclusión financiera digital de los ciudadanos son los pagos digitales, un objetivo que a día de hoy tiene sus luces y sus sombras. Para Verónica López, directora de la Fundación Analistas Financieros Internacionales en España, «el uso del efectivo es incompatible a priori con la transformación digital».
Sin embargo, el dinero en efectivo sigue siendo el medio de pago prioritario tanto en España como en Latinoamérica. «El salto a los pagos digitales es propio de personas con más educación financiera. Aún teniendo la posibilidad y el acceso, tenemos una dependencia del dinero en efectivo», sostiene López. En este sentido, cree que «se están perdiendo muchas oportunidades por no acompañar en el proceso de pagos digitales a determinados colectivos y este es otro factor de exclusión».
Tejada ha recordado, además, que el uso de Internet crece en España por debajo de la media de la OCDE y, según datos de Funcas, solo 4 de cada 10 ciudadanos estarían dispuestos a realizar una transformación digital absoluta en servicios financieros. «Me preocupan más los riesgos que tienen que ver con la ciberseguridad porque los productos financieros son cada vez más complejos», ha señalado.