¿Quiénes son los mayores? A menudo se usa esa palabra para definir a un segmento de la población que no está del todo claro. ¿Son los jubilados? ¿O también se podría incluir a los que están en la recta final de su vida laboral? Lo que está claro es que se trata de una población que reúne mayores posibilidades de sufrir exclusión financiera, a pesar de ser uno de los segmentos más numerosos.
Negar su importante papel en la sociedad es un error. De hecho, el 26% del PIB está en los mayores de 50 años y el 50% de los hogares está compuesto por personas de mayores de 50, además el 65% de la riqueza está en sus manos, según ha alertado Juan Carlos Alcaide, consultor en marketing, fidelización y Silver Economy, en el marco de la presentación del estudio “Conocimientos y hábitos financieros de la población mayor en España”. El experto ha recordado que, además, somos “silver” el 50% de nuestra vida. Para ilustrar su importancia, Alcaide lo resume con esta secuencia: 50-50-50: en 2050, el 50% de la población tendrá 50 años o más.
Para Juan Carlos Delrieu, director de Estrategia y Sostenibilidad de la Asociación Española de Banca, hay cuatro ingredientes que hacen que este colectivo sea clave. En primer lugar, su tamaño, (representan un 25% de la población), seguido de su capacidad productiva (un recurso que no deberíamos dejar fuera), su capacidad adquisitiva y la óptica distributiva (tienen un impacto “brutal” sobre el gasto público y conforman una columna de cohesión en las familias).
Una industria financiera que no se adapta a sus necesidades
Pero, a pesar de la relevancia de este colectivo, según advierte Laura Duque, subdirectora general de Cumplimiento y Legal de Mutualidad de la Abogacía, no se atiende a sus peculiaridades. Los ejemplos van desde temas simples, como el tamaño de la letra de los contratos, hasta la posibilidad de que puedan no tener la capacidad de entender determinados asuntos, o que las tuviesen en el momento de contratarlas pero ahora ya no. Otro aspecto sería, por ejemplo, tener en cuenta sus necesidades de liquidez.
“Tienen un patrimonio razonablemente saneado, con un nivel de ingresos razonable y si adaptamos la oferta a ellos el tamaño del PIB podría ser hasta un 15% superior”, argumenta Delrieu.
Según ha explicado la experta, es importante tener en cuenta el medio a través del cual les llega la información, así como las dificultades a las que se pueden enfrentar. Uno de los aspectos en los que más ha incidido ha sido en la comercialización de contratos de larga duración. Destacando la necesidad de conceder préstamos responsables, advertencias en la información precontractual y la identificación de la necesidad de inversión a largo plazo.
Los mayores: de clase pasiva a agentes económicos
Según Joaquín Pérez Gil-Delgado, Referente programa de Personas Mayores, con Discapacidad y Cuidadoras, el debate en torno a las personas mayores se centra en las pensiones y cómo financiarlas, algo que, según explica, discrimina la capacidad productiva y la posibilidad de contribución al PIB de los mayores. “Tienen un peso importante de patrimonio económico, intelectual y social. Debemos analizar el edadismo y cómo podemos combatirlo”, añade Juan Díaz, patrono Help Age y Socio de ICP Consulting. “La longevidad es un dividendo que podremos capitalizar cuando dejemos de pensar que es un juego de suma y resta”, ha concluido Alcaide.