El próximo 10 de mayo finaliza el plazo de consulta pública abierto por la CNMV para hacer contribuciones a la Guía técnica que establecerá los requisitos que deben cumplir quienes informen y asesoren a los clientes en materia de inversión de acuerdo con lo que establece la normativa europea MiFID II que entrará en vigor el próximo año. Desde EFPA se muestran satisfechos con el borrador presentado por el organismo regulador y creen que habrá pocas modificaciones.
Por su parte, incidirán en el hecho de que en un determinado plazo se exija que las certificaciones de estos profesionales sean todas externas y no se contemple la posibilidad de que las entidades financieras creen sus propias certificaciones ad hoc. “El regulador ha apostado por un sistema flexible, pero al mismo tiempo estamos satisfechos porque se transmite preocupación por la formación”, afirma Sergio Míguez, director de relaciones institucionales de EFPA España durante un encuentro informativo.
Precisamente, esta flexibilidad que introduce la CNMV es uno de los asuntos que está generando más debate, aunque desde EFPA hacen hincapié en que los estándares son los mismos y el hecho de no elegir un certificador externo no exime de tener que cumplir los mismos requisitos. “La responsabilidad tanto legal como reputacional que asume una entidad que se descuelgue de las certificaciones externas es enorme y se establecen unos mecanismos de control muy estrictos”, señala Fernando Zunzunegui, coordinador de regulación de EFPA España. En su opinión, sin embargo, “solo las entidades más grandes pueden permitirse este lujo porque “probablemente no sea más barato asumir la vía interna” y “habrá entidades que alineen este proceso con el plan de carrera de sus empleados”.
Para EFPA lo más importante es, no obstante, las implicaciones en cuanto a quién podrá o no podrá ponerse delante del cliente. “Tiene muchísimas implicaciones”, sostiene Míguez que reconoce que “hay una tensión importante en las redes comerciales porque, a partir de enero, no se podrá poner cualquiera delante de un cliente”.
La Guía técnica de la CNMV establece 20 horas de formación teórico-práctica para quienes informen al cliente y 30 horas en el caso de quienes asesoren. Habida cuenta de que el porcentaje de aprobados en las certificaciones de EFPA como la EFA (European Financial Advisory) se sitúa en el entorno del 60%, la nueva situación obliga a muchos empleados de banca con muchos años de experiencia laboral a un exigente nivel de certificación al que habrá que sumar la formación continua.
La CNMV exigirá, además, seis meses de experiencia previa para “relacionarte con un cliente” y la posibilidad de que se pueda estar acompañado por un profesional certificado durante un período de cuatro años. Algo que, en opinión de EFPA, “tiene un recorrido corto pues eleva los costes”, pero que se convierte en una opción para que un recién titulado, por ejemplo, adquiera esa experiencia mínima necesaria.
“El camino por recorrer es brutal”
El colectivo se enfrentará a situaciones en las que, por ejemplo, si una entidad opta por el modelo interno, esa certificación sólo será válida mientras el empleado trabaje en la entidad, pero no si la abandona. Por otra parte, señala Zunzunegui, “no podrá haber veto a la formación certificada externa por parte de la entidad financiera como sí ocurre ahora”. En conclusión, la certificación va unida al profesional y tampoco se contempla, a día de hoy, que el cliente, pueda conocer cuál es el nivel de formación del empleado que le atienda en una entidad financiera. También pueden producirse otras situaciones, ahora sorprendentes, como que una sucursal bancaria, no exista ningún empleado con la certificación necesaria para informarle de los productos de inversión que comercializan ni, por supuesto, para asesorarle en esta materia.
EFPA cree que “hay diversidad” en la forma en que las entidades están abordando el asunto y destaca que haya incluso, quienes “todavía están valorando la importancia de este cambio”.
En cualquier caso, reconocen que “el camino por recorrer es brutal” sobretodo, si atendemos a los últimos ejercicios de “mistery shopping” de la CNMV según los cuáles en la mayoría de entidades se “asesora” a los clientes vendiéndoles fundamentalmente los productos de inversión propios. Como recuerdan los expertos de EFPA, “las entidades aseguran que sólo el 10% de sus empleados prestan servicios de asesoramiento y eso no se lo cree nadie”.