Con la inversión en acciones podemos obtener rentabilidad de dos formas: a través de la revalorización de la acción y su venta por un precio mayor que el que se pagó inicialmente, o a través del cobro de dividendos. ¿Qué son los dividendos? El dividendo es la parte del beneficio de una empresa que ésta decide repartir entre sus accionistas. Es, por lo tanto, una renta que recibe el accionista por ser propietario de la empresa. Sin embargo, cabe destacar que la compra de una acción no implica necesariamente que se vayan a recibir dividendos.
Normalmente, las empresas cierran sus cuentas del año en diciembre, y es entonces cuando calculan el beneficio o la pérdida que han conseguido con su negocio a lo largo del año. Si la empresa ha obtenido beneficios, debe decidir qué parte de esas ganancias va a repartir entre sus accionistas en forma de dividendos. Esta decisión tiene que ser votada por los accionistas en la Junta General de Accionistas.
Para explicar cómo se calcula el valor al que cada accionista tiene derecho, desde Santander nos brindan el siguiente ejemplo. Imaginemos que una compañía con 10 millones de acciones en circulación obtuvo un beneficio de 20 millones de euros y ha decidido repartir 8 de esos millones. Entonces, debemos dividir el dinero a repartir -los 8 millones- entre el número de acciones -10 millones- y el resultado es de 0,8 euros por acción. Esa cantidad se conoce como dividendo por acción (DPA). Es decir que, si un accionista tiene 100 acciones, recibirá 80 euros de dividendos en total (0,8 x 100).
Sin embargo, a pesar de que el cálculo oficial se haga en diciembre, la empresa ya puede tener una idea del beneficio que obtendrá y puede dividir el pago de dividendos, por ejemplo, pagando una parte en septiembre, este dividendo se llama dividendo a cuenta. Una vez cerradas las cuentas anuales y con la seguridad de cuál ha sido el beneficio obtenido, la empresa puede pagar un dividendo complementario.
Como hemos visto existen varios tipos de dividendos, por ejemplo, el ordinario es el que se obtiene por el reparto de beneficios que ha conseguido la empresa a través de su actividad principal. Por otro lado, tenemos el dividendo extraordinario que, como su nombre indica, proviene de actividades extraordinarias. Por ejemplo, una empresa cuyo negocio se basa en la venta de artículos del hogar a través de una red de tiendas físicas, puede conseguir un beneficio extraordinario por la venta de uno de sus locales. Si decide repartir ese beneficio entre sus accionistas, lo hará a través del pago de un dividendo extraordinario, es decir, sería un pago excepcional que no se espera que se repita siempre.
Además, podemos encontrarnos con el scrip dividend o dividendo elección o flexible. El accionista decide la forma de recibir el dividendo, que puede ser a través de efectivo a un precio fijo marcado por la cotización de la acción días previos, vendiendo los derechos en mercado al precio de cotización en el momento de la venta o quedándose con las acciones nuevas como resultado de los derechos asignados.
También existe el dividendo fijo, que se diferencia de los demás en que no guarda relación directa con los beneficios financieros del ejercicio, pues la empresa establece previamente una cuantía fija a repartir anualmente entre sus accionistas, independientemente del resultado económico que tenga durante el ejercicio.
Otra alternativa es la recompra de acciones (share buyback, en inglés), que consiste en que la empresa utiliza su liquidez para comprar una parte de sus propias acciones, ya sea para amortizarlas o eliminarlas, beneficiando al accionista, quien ve incrementada su participación en la compañía (al haber menos acciones en circulación), aumentando también su beneficio por acción, así como el propio precio de cotización.
Fiscalidad del dividendo
Según explican desde Ocu, en España el dividendo sufre una retención a cuenta del IRPF del 19%. Por lo que, cuando presentes la declaración, y según sea el montante que a final de año acumules en las rentas del ahorro, deberás tributar al 19% por los primeros 6.000 euros, al 21% para cuantías entre 6.000 y 50.000 euros, al 23% entre 50.000 y 200.000 euros y a partir de esa cantidad tendrá que tributar al 26%.
A los dividendos de acciones extranjeras se les aplica la misma fiscalidad. No obstante, pueden sufrir una retención en origen por parte del Fisco local y luego por parte del Fisco español que aplicará la retención sobre el montante neto de impuestos en el extranjero. ¿Y por qué decimos entonces que su fiscalidad es igual a la de los dividendos de acciones españolas? Porque después, gracias a la deducción por doble imposición internacional, puedes llegar a recuperar la retención.
La importancia del dividendo
Invertir en acciones que suelen dar dividendos tiene muchas ventajas. Según explican desde BNY Mellon IM, los dividendos, por ejemplo, brindan una buena protección frente a la inflación, y a menudo son sostenibles debido a que muchas empresas están reduciendo sus coeficientes de reparto.
Según explican, las acciones con dividendo parecen baratas comparadas con el mercado en general y con las acciones growth, pese al fuerte repunte de los dividendos visto en 2021. Según Newton, unas valoraciones elevadas y expectativas de beneficio más normalizadas deberían llevar a los inversores a concentrarse nuevamente en el dividendo. En este contexto, el equipo cree que un mayor porcentaje de la rentabilidad total podría proceder de los dividendos en 2022.
Las acciones de reparto (acciones de empresas que reparten dividendos) pueden proporcionar diversificación a una cartera. Durante la recuperación de 2021, las oportunidades generadoras de renta demostraron ser capaces de desvincularse de las acciones growth cuando estas se vieron presionadas.
Perspectivas
Según analizan desde Allianz Global Investors, a los inversores en renta variable europea les espera una lluvia de dividendos en 2023. Las empresas del índice MSCI Europe pagaron en 2022 unos 382.000 millones de euros a sus accionistas, una cifra récord que se espera que aumente este año. Según las previsiones de Allianz GI, el total de dividendos aumentará más de un 1%, hasta alcanzar los 387.000 millones de euros en 2023.
Como muestra el Dividend Study 2023 de Allianz GI, muchos países europeos registraron un aumento de la rentabilidad por dividendo en 2022, después de varios años de caídas. En Alemania y Francia, por ejemplo, la rentabilidad por dividendo aumentó de alrededor de 2,25% a alrededor de 3,5% y 3% respectivamente, y en Italia y España, de poco menos de 3% a 5% y 4% respectivamente. La bajada generalizada de los precios de las acciones en 2022 también influyó. En Reino Unido, la rentabilidad por dividendo se mantuvo bastante estable, justo por debajo del 4%. En todos los países mencionados, sin embargo, la rentabilidad por dividendo siguió superando claramente los rendimientos nominales de los bonos del Estado a 10 años.
Para Hans-Jörg Naumer, director de Global Capital Markets & Thematic Research y autor del Allianz GI Dividend Study 2023, esto subraya la elevada contribución de los dividendos al rendimiento y la estabilidad de las carteras de renta variable. “Los dividendos aportan estabilidad a muchas carteras de renta variable, especialmente en años de evolución negativa de los precios de las acciones, como 2022. En esos años, los pagos de dividendos pueden compensar, al menos parcialmente, y a veces incluso totalmente, las pérdidas de los inversores por los precios de cotización. Además, según nuestros cálculos, la volatilidad media de los precios de las compañías que pagan dividendos es significativa y sistemáticamente inferior a la de las que no los pagan: para el mercado bursátil europeo en general estamos hablando de una diferencia de más de 10 puntos porcentuales”.