Hoy, miércoles 7 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Planificación Financiera. Tal y como la ha definido José María Luna, socio fundador de Luna Sevilla Asesores, en una ponencia organizada por BME: “Planificar es tomar decisiones sobre nuestro patrimonio financiero con el fin de responder a las necesidades que tendremos en el futuro y a lo largo de nuestro ciclo vital. Planificar para cumplir nuestros sueños”.
El experto ha insistido en que apostar por la educación financiera es convertir espejos en ventanas: “en vez de mirar hacia dentro miramos hacia fuera”, explica. La planificación financiera integra la gestión adecuada de nuestros ahorros, nuestros presupuestos y la capcidad de determinar un fondo de maniobra. “Si no planificamos, conseguir esos sueños se hace mucho más difícil”, insiste.
Un primer paso para empezar a ser más conscientes de nuestras finanzas es realizar un presupuesto y determinar nuestros objetivos. Es decir, empezar a saber cuánto gastamos y en qué y para qué queremos ahorrar. En este sentido, el experto aclara que el ahorro no debe ser “aquello que nos sobra” sino algo planeado. “Es tan sencillo como establecer los ingresos que tenemos previstos y hacer un ejercicio objetivo de su evolución y los gastos. Cuando hacemos ese análisis nos damos cuenta de que hay muchos gastos que pueden ser mejorables”, explica.
Sin embargo, matiza que, controlar esos gastos incensarios, no significa que dejemos de disfrutar de ciertos caprichos. Asimismo, insiste en que la planificación no puede ser algo estático. “Tenemos que ver dónde estamos y dónde queremos llegar, marcar objetivos intermedios y objetivos a largo plazo. Es importante que sea algo dinámico y continuo porque nuestra vida cambia”.
El papel de los asesores en tu planificación
En este camino de conocer nuestras finanzas, asumir retos y establecer objetivos, el apoyo de un profesional puede ser de gran ayuda. Tal y como recuerda Enrique Castellanos, director del Instituto BME, hoy, con los tipos de interés en negativos, tenemos que ser eficientes con nuestro ahorro. “Aquí es donde hay que poner de manifiesto la figura de los asesores patrimoniales”, señala. Muchas veces, los pequeños ahorradores no valoran la posibilidad de contar con el apoyo de un profesional ya que existe el falso mito de que solo están para los grandes patrimonios, algo que Luna califica como “un gran error”.
Las emociones juegan un papel crítico en nuestras decisiones, y en ocasiones, perjudican nuestros resultados. Durante la crisis, la falta de visibilidad y la incertidumbre ha empujado a muchos inversores a tomar decisiones precipitadas guiadas por las emociones, en estas circunstancias, un asesor financiero puede ser el faro que nos guie a buen puerto. “Un asesor financiero es un profesional que cuida de nuestros ahorros. No solo está para decir dónde y cuándo hay que invertir, tiene que gestionar las emociones. Y, además, es una figura al alcance de todos”, explica Luna.
Respecto a la aparición y el auge de los roboadvisors, Luna considera que todo lo que aporta valor no es malo y que, además, han permitido democratizar el acceso de muchos inversores. Sin embargo, ve necesario poner el acento en los criterios que mueven a los ahorradores a elegir un tipo de asesoramiento u otro. “No hay que elegir los roboadvisors solo por las bajos costes, sobre todo si no aportan calidad. Tienes que preguntarte si te vale ese asesoramiento, esa planificación y sin van a estar contigo en los momentos más difíciles. La combinación de máquina y ser humano es donde está la virtud, la personalización que da un ser humano, sobre todo en la gestión de las emociones, es donde está la clave”, explica.
Convertir los muros en peldaños
Para Luna hay dos formas de entender la educación financiera y la compara con un muro: “puedes llegar y darte la vuelta porque crees que la educación financiera no va contigo o no lo vas a entender, o convertir cada muro en un peldaño, una oportunidad para seguir avanzando”, explica.
Respecto al reto que ha supuesto y supone la pandemia, José María Luna considera que esta nos ha enseñado a ser conscientes de que somos frágiles y que cualquier evento puede cambiar nuestra planificación. E insiste en que, en estas circunstancias de inestabilidad, ruido e incertidumbre, se pone de manifiesto la importancia de invertir en educación financiera. “Tener mayor educación nos hace ser más libres, tener paz y esperanza cuando todo el mundo lo ve oscuro. Transformar los muros en peldaños. Ver que los riesgos se convierten en oportunidades”, concluye.