Esta ficha invita al inversor a reflexionar, antes de acudir al intermediario financiero, sobre qué riesgos estaría dispuesto a asumir y qué rendimientos esperaría obtener a la hora de tomar una decisión de inversión.
De este modo, el inversor puede considerarse a sí mismo adverso al riesgo o propenso al mismo, en mayor o menor grado. Por ejemplo, si no está dispuesto a perder mucho dinero y quiere correr poco riesgo, se consideraría un inversor muy adverso al riesgo. En este caso debería estar dispuesto a aceptar un rendimiento bajo, ya que riesgo y rentabilidad suelen estar directamente relacionados: cuanto mayor sea la rentabilidad esperada, mayor será el riesgo asumido.
Los interesados pueden encontrar el test y la guía para analizar su perfil en este enlace.