El año que ha terminado pasará a la historia como uno de los más convulsos en materia financiera. Los mercados no han perdonado a la renta variable, pero tampoco a la renta fija, por lo que la clave para los inversores ha sido mantener la calma y seguir fieles a su estrategia a largo plazo. Sin embargo, a pesar de que al invertir se asume el riesgo de ganar o perder parte del patrimonio, con una inflación elevada y unos sistemas públicos de bienestar y de pensiones cada vez menos eficientes, no invertir puede ser también un riesgo a la hora de planificar un futuro económico sin sobresaltos. Así lo advierte la plataforma europea de inversión Scalable Capital, que alerta de la devaluación del dinero que se queda parado en la cuenta bancaria.
“Aunque desde noviembre la inflación se ha suavizado, 2022 podría cerrar con una inflación media del 9%. Lo cierto es que la media española de los últimos 60 años se sitúa en un 6,4%, y con esa tendencia, en 12 años nuestros ahorros perderán la mitad de su valor. Los bancos tampoco nos dan intereses, por lo que merece la pena considerar apoyarse en una estrategia de inversión si buscamos mantener nuestro poder adquisitivo a lo largo del tiempo. Cuando se invierte en los mercados de capitales, el rendimiento no está garantizado, pero al menos se da al dinero la posibilidad de revalorizarse si se respetan las reglas de la diversificación y de la inversión a largo plazo”, sostiene Adrián Amorín, country manager para España de Scalable Capital.
Previsiones optimistas e inversión en ETF para 2023
Por otro lado, el experto se apoya en las proyecciones macroeconómicas del Banco de España, que prevén que España crezca por encima de la media europea en 2023, para mirar el nuevo año con optimismo. Amorín vaticina que la recuperación económica llegará antes a los mercados financieros que a la economía en general, por lo que considera que este es un buen momento para invertir. “Es cierto que 2022 ha sido un año duro, pero las inversiones siempre deben poner el foco en el largo plazo. En 10, 20 y 30 años, los mercados de capitales han sido históricamente capaces de generar rendimientos y de superar a la inflación. Por ello, en estos tiempos inflacionistas, invertir es el nuevo ahorro”, afirma.
En cuanto a tendencias en inversión para el próximo año, destaca las inversiones en fondos cotizados, o ETF (Exchange Traded Funds). Según las previsiones de BlackRock, las inversiones en ETF a través de plataformas digitales en Europa alcanzarán el medio billón de euros en 2026: “Hoy en día apenas hay ninguna clase de activo o mercado de inversión en el que no se pueda invertir a través de ETF. Las nuevas reducciones de comisiones y costes y los altos niveles de liquidez, incluso en mercados complicados, han demostrado el poder de innovación de este vehículo de inversión”, subraya.
Los ETF son una poderosa herramienta para invertir a muy bajo coste y de forma diversificada. Con un solo ETF, por ejemplo, sobre un índice mundial, se puede diversificar la inversión entre 1.500 valores. Una cartera diversificada puede mitigar el riesgo de la inversión, ya que las crisis no suelen afectar de la misma manera a todas las regiones y sectores. La plataforma de inversión espera que en 2023 aumente la demanda de los ETF de renta fija, pues estos valores se vuelven más atractivos con las recientes subidas de tipos de interés. Actualmente, dos tercios de los clientes de su bróker online (el 66%) invierten en ETF que replican índices del mercado como el MSCI World.
Inversión responsable: la importancia de la regulación
Otra tendencia clara será la inversión en sectores y temáticas que se alineen con los propios valores y convicciones de los inversores. La inversión con criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) es una manifestación de este comportamiento, pero en general, los inversores asignarán fondos y recursos a sectores en los que ven potencial para superar retos sociales, como la energía limpia, las innovaciones biotecnológicas, la inteligencia artificial o la robótica.
“Los inversores son cada vez más conscientes de dónde invierten sus fondos y prestan atención a temas críticos como el reto climático. Si bien algunos tienen dudas respecto a un posible ‘greenwashing’, la continua evolución de la normativa europea en materia de sostenibilidad y la obligación de las empresas de presentar su información no financiera están terminando con ese aspecto negativo. En cuanto a los ETF, son totalmente transparentes, los inversores pueden comprobar las participaciones subyacentes en cualquier momento y decidir si la selección se ajusta a su concepción personal de la inversión sostenible”, explica Amorín.
La compañía ha superado ya los 10.000 millones de euros en activos, logrando duplicarlos en los últimos 12 meses, lo que demuestra la existencia de un nicho de mercado creciente entre quienes buscan oportunidades de inversión mediante plataformas digitales con las que no es necesario contar con grandes conocimientos de los mercados financieros ni con un gran patrimonio para empezar a invertir.