Las mejores estrategias de inversión no siempre son las que obtienen mayores rendimientos históricos, sino las que funcionan mejor para los objetivos individuales de cada inversor y su tolerancia al riesgo. Podría decirse que las estrategias de inversión son como dietas alimenticias: la mejor estrategia es la que mejor funciona para usted.
Seguramente no desea abandonar una estrategia de inversión iniciada recientemente, cuando descubre que era una tendencia que no se adaptaba a sus objetivos y nivel de riesgo, especialmente si su horizonte de inversión se sitúa en el largo plazo. Por eso es preferible apegarse a los conceptos básicos probados a lo largo del tiempo, que son los que mejor han funcionado.
Veamos algunas de las principales estrategias de inversión que pueden ayudarle a construir una cartera de fondos de inversión, o fondos cotizados ETFs:
La primera de ellas, el análisis fundamental, es una de las formas más antiguas y básicas de estilos de inversión. Utilizado principalmente para analizar acciones, el análisis fundamental es una forma de estrategia de inversión activa que implica analizar los estados financieros con el fin de seleccionar acciones de calidad.
Se comparan los últimos datos de los estados financieros con datos pasados y presentes del negocio en particular o con otras empresas dentro del sector. Mediante el análisis de los datos, el inversor puede llegar a una valoración razonable (precio) de las acciones de la empresa en particular y determinar si tiene o no sentido su adquisición.
El análisis técnico, otra de las estrategias, puede considerarse lo contrario del análisis fundamental. Los inversores que utilizan el análisis técnico (operadores técnicos) utilizan gráficos para reconocer los patrones de precios recientes y las tendencias actuales del mercado con el fin de, extrapolando a partir de comportamientos pasados, predecir patrones y tendencias futuras. Se basa en la idea de que hay patrones y tendencias particulares que pueden proporcionar al operador técnico ciertas indicaciones o señales, llamadas indicadores, sobre los movimientos futuros del mercado.
Por ejemplo, a algunos patrones se les asignan nombres descriptivos, como «cabeza y hombros» o «taza con asa». Cuando estos patrones comienzan a tomar forma y son reconocidos, el operador técnico puede tomar decisiones de inversión basadas en el resultado esperado del patrón o tendencia. Los datos fundamentales no se tienen en cuenta en el análisis técnico, en el que se priorizan tendencias y patrones como medidas de valoración.
Los inversores de fondos y ETFs pueden emplear la estrategia o el estilo de inversión fundamental mediante el uso de fondos de inversión value. En términos simples, el inversor value está buscando acciones que cotizan con un «descuento» respecto al valor potencial de la acción. En lugar de dedicar el tiempo a analizar los estados financieros de las compañías para identificar acciones value, se puede invertir en fondos de inversión gestionados activamente, o en fondos cotizados (ETFs), que incluyan acciones value en su cartera.
Inversión growth o de crecimiento. En este caso se trata de identificar acciones que se espera tengan un mejor desempeño en las etapas maduras de un ciclo de mercado, cuando la economía está creciendo a un ritmo saludable. Las empresas de tecnología son buenos ejemplos de valores de crecimiento. Por lo general, aun cuando su valoración es elevada, pueden seguir creciendo en un entorno adecuado.
Una variación de la inversión de crecimiento se puede encontrar en la estrategia de inversión momentum o de impulso, que capitaliza las tendencias actuales de los precios con la expectativa de que continuarán creciendo en la misma dirección. Lo que hacen en esencia los fondos que aplican la estrategia de inversión momentum es «comprar caro y vender aún más caro». Así, un gestor de fondos puede buscar acciones de crecimiento que hayan mostrado una tendencia de apreciación constante de su cotización, con la expectativa de que la tendencia de precios crecientes continuará.
Comprar y mantener es una estrategia que aplican los inversores que creen que «mantenerse en el mercado» es un estilo de inversión más prudente que «timing the market», una estrategia que basa las decisiones de compra y venta de activos financieros (normalmente acciones) en la predicción de los futuros movimientos de las cotizaciones, una predicción que puede estar apoyada en las expectativas económicas como resultado de un análisis técnico o fundamental.
La estrategia de comprar y mantener se aplica comprando valores de inversión y manteniéndolos durante largos períodos de tiempo, ya que el inversor cree que los rendimientos a largo plazo pueden ser razonables a pesar de la volatilidad característica de los períodos a corto plazo. Este tipo de inversor se apoya en la idea de que mantener durante períodos más largos requiere una operativa menos frecuente que otras estrategias, lo que minimiza los costes operativos, aumentando el rendimiento neto global de la cartera de inversión. Las carteras que emplean la estrategia de Comprar y Mantener se han llamado ‘carteras perezosas’ debido a su naturaleza pasiva de bajo mantenimiento.
Core and satellite es un diseño de cartera de inversión común y muy probado en el tiempo que consiste en un «núcleo» (por ejemplo, un fondo de inversión de valores de gran capitalización) que representa la mayor parte de la cartera, y otros fondos «satélite» que representan pesos más pequeños de la cartera. El objetivo principal de este diseño de cartera es reducir el riesgo a través de la diversificación, al mismo tiempo que se espera batir a un índice de referencia estándar como el S&P 500. Así pues, una cartera de núcleo y satélite se espera que logre rendimientos por encima de la media, con un riesgo inferior a la media.
No hay una fórmula mágica para elegir la mejor estrategia o estilo de inversión. Cada inversor es único y la mejor estrategia es la que mejor funciona para sus objetivos de inversión únicos y su tolerancia al riesgo.