En plena campaña de la renta 2021, muchos contribuyentes se preguntan qué pueden hacer para ahorrar. En este contexto, la figura del asesor financiero se vuelve clave para tomar las mejores decisiones, pero ¿cómo puede ayudarnos uno de estos profesionales en la declaración del IRPF? Algunos de los miembros de ASEAFI (Asociación de Empresas de Asesoramiento Financiero), nos lo explican.
Miguel Ángel Cicuéndez, vicepresidente de ASEAFI y socio de Consulae, señala que su labor parte de resolver dudas, “de explicar al cliente cómo rellenar ciertos epígrafes, dónde situar cada producto, etc”. Cicuéndez apunta que las dudas que reciben tratan sobre cómo las diferentes inversiones afectan a la presión fiscal, y asevera que es importante que los asesores financieros tengan capacidad para orientar en este sentido. “Normalmente nos preguntan sobre la compraventa de acciones o sobre qué hacer con los planes de pensiones”.
Esta última es una opción popular, ya que ofrece un modelo de tributación muy interesante. Las aportaciones que hagamos al plan de pensiones, hasta 1.500 euros al año, se desgravarán del IRPF. De esta manera, el contribuyente reduce su base imponible. Asimismo, a la hora de recuperarlo, lo más aconsejable es hacerlo en forma de renta para evitar escalar en los tramos del IRPF, pues esos fondos se consideran rendimientos de trabajo.
“El asesor financiero, como experto en materia de inversiones, ha de tener en cuenta las características fiscales de los patrimonios de los clientes que asesora”, subraya Ernesto Getino, fundador y director general de Getino Finanzas, y pone el foco en la importancia de la planificación de inversiones basada en la máxima optimización fiscal: “Esto reporta a los clientes un valor muy importante con efectos altamente positivos, ya sea obteniendo una presión fiscal menor, o un diferimiento en el pago de sus impuestos, que le proporciona un mayor rendimiento financiero de sus inversiones”.
Sobre esta idea también pivota Raúl Aznar, director de Aznar Patrimonio, que apunta cómo las decisiones de inversión pueden servir para reducir la factura fiscal, y cómo eso repercute en la rentabilidad final. “La rentabilidad no solo viene de los ingresos, sino también por la reducción de gastos”, señala Aznar; y explica que “principalmente nuestra labor es la de pedir al asesor fiscal que elabore una previsión, antes de que acabe el año, que nos diga cuánto IRPF va a pagar nuestro cliente”.
De lo contrario, insiste, “las noticias vienen en junio, cuando ya no podemos tomar ninguna medida”. Aznar añade que, en el diálogo con sus asesorados, los asesores financieros pueden plantear distintos tipos de acciones para compensar las plusvalías con minusvalías, como por ejemplo: deshacerse de acciones, invertir en el plan de pensiones, en innovación o en proyectos audiovisuales.
No obstante, Paula Satrústegui, socia de Asesoramiento patrimonial de Abante, advierte de que “tomar una decisión movido exclusivamente por motivos fiscales no siempre es una buena idea desde el punto de vista financiero”, por ejemplo, “si vendo un inmueble con plusvalías, puedo pensar en vender un fondo de inversión con pérdidas para compensar esa ganancia en la renta, pero tengo que valorar si financieramente es buena decisión, porque la realidad es que luego no voy a poder volver a ese fondo hasta dentro de dos meses -si el fondo es cotizado- y eso me puede acarrear más pérdidas”.
Por eso, la experta de Abante indica que la prioridad es entender cuáles son las necesidades del cliente: “Es importante realizar un ejercicio que nos ayude a entender cuáles son nuestros objetivos vitales para saber cuándo y cómo poner a trabajar el patrimonio para conseguirlos”. También es importante saber cuál es la mejor manera de llevar a cabo nuestras decisiones. “Por ejemplo, a la hora de alquilar una vivienda, la carga fiscal no es la misma si la alquilo por Airbnb que si la alquilo de manera individual»