El capital riesgo es un tipo de inversión que se centra en compañías no cotizadas y que tienen un gran potencial de crecimiento. Habitualmente, su futuro genera incertidumbre, pero si finalmente triunfan pueden ofrecer retornos muy jugosos. Suelen ser de pequeño y mediano tamaño y, en ocasiones, se encuentran en sus primeras etapas de desarrollo, según explican desde MyInvestor.
Hasta hace poco, el mínimo de inversión era de 100.000 euros, pero se ha rebajado a 10.000 democratizando este tipo de inversión. Sin embargo puede no ser para todo tipo de inversores y es mejor consultar sus riesgos y ventajas (puedes hacerlo en este artículo).
¿Cómo funciona? ¿Cuál es el proceso? Según relata el Ignasi Viladesau, director de Inversiones de MyInvestor, el primer día el inversor hace un compromiso de inversión, por ejemplo, de 10.000 euros. Después, la gestora, conforme vaya encontrando oportunidades de inversión, irá haciendo llamadas de capital, y pedirá al inversor una determinada cantidad, por ejemplo, 1.000 euros. Cuando hay una llamada, si el inversor se ha comprometido tiene que tener el dinero disponible para atender la llamada.
“Con el capital comprometido puedes hacer lo que quieras y tenerlo donde quieras, siempre que esté disponible. Pero si no acudes a una llamada de capital pierdes todo lo que habías puesto antes”, advierte Viladesau. En la gran mayoría de casos hay una planificación de las llamadas de capital, aunque no es muy detallada. Una vez se realiza una llamada se suele dar una semana o dos para entregar el capital.
La forma jurídica es peculiar, no es la de un fondo ni un depósito, es una ECR. Respecto al funcionamiento, el experto lo explica con el siguiente ejemplo: “La gestora informa de que hay una oportunidad de mercado para levantar un bote de capital de 1.000 millones, y acude a inversores institucionales (universidades, planes de pensiones…). Pongamos que cada uno da 10 millones, y cuando la gestoras consigue el objetivo de 1.000 millones cierra el vehículo. Se parece a tener participaciones en un fondo, pero ni se crean ni se destruyen, si tengo cierto porcentaje de ese bote, siempre tendré el mismo. Imaginemos que al cabo de 10 años consigue 200 millones y devuelve, siguiendo el ejemplo, 20 millones. Esto es lo que se llama el múltiplo objetivo, lo que se espera”, aclara.
¿Hay ventanas de salida?
Hablando de la iliquidez que caracteriza a esta inversión, ¿es posible vender tu participación? Es posible, pero en un mercado secundario que no es organizado. “Hay toda una industria que se dedica a eso y se llama secundaries. Suele venderlas alguien que necesita liquidez urgentemente, y siempre suele haber otro inversor que compra este tipo de participaciones a grandes descuentos. Pero para un individual no se ha probado que exista, y no debería ser una posibilidad”.
Otra de las preguntas que puede llegar a hacerse el inversor es si sabes con antelación si hay ventanas de salida. Según explica el experto, los fondos dan objetivos temporales de desinversión, pero casi siempre lo pueden alargar dos años adicionales.
La curva J de las inversiones
Cuando hablamos de este tipo de inversiones, frecuentemente escuchamos comentarios sobre «la curva J». ¿Qué significa? Esta curva refleja el comportamiento que muchas de estas empresas tienen y la forma de la letra «J» refleja su trayectoria, con una línea plana al principio que de pronto sube con fuerza.
«Por ejemplo, Amazon durante muchos años tuvo pérdidas, pero llegó un momento en el que tuvo mucha escala para tener beneficios», explica. «Es esa idea de que tienes que estar invirtiendo muchos años mientras ves pérdidas, para luego que el negocio llegue al break even (y se disparen los beneficios. Tu estrategia ya ha funcionado. Esos años de sequía se traducen en que a corto plazo no haces dinero, pero a largo plazo hay una valoración muy grande. No es algo lineal sino que se acumula al final», aclara.
Una inversión “casi indispensable”
Según destaca Viladesau, invertir en capital riesgo es “casi indispensable». «Las grandes fortunas dedican un 30% de su patrimonio a capital riesgo, si ellos lo hacen no es una tontería, también lo hacen los pioneros, universidades como Stanford o Harvard. Lo hacen porque son conscientes que los índices no llegan a todas partes. Hay muchas empresas que no cotizan, pero sí forman parte de la economía real, por lo que se preguntan cómo pueden beneficiarse del crecimiento de la economía si obvian una parte de ella. Si en el S&P hay 500 empresas, no cotizadas en América hay 50.000, estás dejando bastantes fuera”, advierte el experto de MyInvestor. Sin embargo, vuelve a insistir en que nunca debería ser el 100% de tu cartera, pero sí una parte de ella.
Próximamente, MyInvestor ofrecerán fondos de capital riesgo. “Nos hemos enfocado en gestoras con mucha y buena historia, que lo hayan hecho antes y que sus fondos lo hayan hecho bien. No en una gestora que acaba de nacer hace dos días. El otro requisito es que haya diversificación, y en gestoras que se enfocan no en deuda si no en equity”, ha adelantado la entidad.