Cuando era un niño, sus padres probablemente le hablaron sobre dinero, tal vez sobre el valor de una peseta (ahora un euro) o sobre en qué emplear la paga semanal. Nos hacemos mayores y es posible que la situación se haya invertido y sea ahora usted el que tenga que mantener esa conversación sobre dinero con sus padres.
Uno de los primeros aspectos que debemos tener en cuenta es que los mensajes que transmitamos a nuestros progenitores tengan en cuenta sus intereses y no sean vistos como una forma de ejercer poder sobre ellos sino como una forma de ayudarlos y apoyarlos, señala FINRA, el regulador bancario de EE.UU.
No es fácil, entre otras cosas, porque nuestros padres pueden verse invadidos en su intimidad al hablar con sus hijos sobre este tema. Sin embargo, los avances tecnológicos y la innovación financiera pueden jugar en su contra y llevarles a cometer graves errores de inversión. Sin ir más lejos, recordemos la comercialización de participaciones preferentes entre los clientes de mayor edad de las entidades financieras. Si mantenemos una comunicación fluida con nuestros padres sobre temas financieros, muchos de estas situaciones podrían evitarse.
«Si tiene suerte, sus padres estarán contentos si se ofrece a ayudar», afirma Amy Goyer, experta de familia y cuidadores de AARP. «O, por el contrario, podrían reaccionar diciéndole que no es asunto suyo.»
Estudios recientes confirman, de hecho, que los padres evitan tener conversaciones sobre envejecimiento y dinero a pesar de ser conscientes de que sus hijos adultos pueden entender lo que hay que hacer. Por otro lado, es improbable que los hijos adultos inicien esta conversación con sus padres.
Éstos son algunos consejos de FINRA para que estas conversaciones se inicien y sean exitosas:
–Sea cariñoso: Es importante que el mensaje exprese claramente que tiene en mente sus intereses y que no pretende ejercer poder sobre sus finanzas sino apoyarlos en esta tarea.
–Elija sus palabras cuidadosamente: Es clave no entrar en conflicto y evitar utilizar en exceso la palabra “yo” en comparación con “tú”. Por ejemplo, en lugar de decir: “Necesitas…” utilizar expresiones como. “Me preocupa que necesites…” o “Quiero apoyarte”. También es importante validar los sentimientos de sus padres expresando de forma clara que entiende sus miedos y preocupaciones.
–Hable de su propia experiencia: Si es necesario, eche mano de sus propias experiencias para establecer un puente de entendimiento sobre las necesidades de sus padres. Por ejemplo, mencione que está pensando en firmar un poder o está considerando comprar un seguro a largo plazo. A continuación, puede preguntar a sus padres si han hecho lo mismo.
–Ofrezca ayuda. Pregunte a sus padres si necesitan ayuda con pequeñas tareas que no están directamente relacionadas con el dinero. A medida que se sienten más cómodos con la aceptación de su ayuda, puede empezar a ofrecer su ayuda con la gestión de sus finanzas.
–Haga las preguntas correctas. Estas deben incluir: ¿Tiene controladas todas sus cuentas bancarias?, ¿Ha nombrado beneficiarios para esas cuentas? ¿Ha proporcionado a sus empresas financieras información sobre un contacto de confianza? ¿Tiene seguro de vida? ¿Con qué empresas financieras y profesionales trabaja?, ¿Tiene abogado?, ¿Dónde guarda sus documentos importantes, como las pólizas de seguro y la información de la cuenta?
-¡Ojo avizor con las posibles estafas! Una vez que haya abierto un diálogo con sus padres sobre dinero, estará en una mejor posición para ayudarlos a detectar y evitar estafas. No baje nunca la guardia porque incluso usted puede acabar siendo víctima de la estafa. Razone con ellos sobre los motivos por los que algún producto o servicio financiero puede ser una estafa. Si ya han sido víctimas de una, anímelos a comunicarlo a las autoridades para evitar que les suceda a otros.
–Considere el asesoramiento profesional. Involucrar a un asesor financiero ajeno a la familia puede ser de gran ayuda, especialmente si los padres tienen dificultades para confiar en usted. Sugiera una reunión con un profesional que ya tenga clientes de edad avanzada. Este primer acercamiento puede proporcionarle el impulso necesario para iniciar este tipo de conversación dentro de la familia.