La política monetaria de EE.UU. la decide Comité de Mercado Abierto (FOMC). Los bancos estadounidenses deben mantener el 10% de los depósitos de sus clientes en cuentas de reserva abiertas en la Fed y prestarse dinero mutuamente todos los días (al tipo efectivo de los fondos federales) para cumplir con este requisito.
Como contrapartida a estos depósitos, que son pasivos para la Fed, la entidad invierte en deuda pública. A través de estas posiciones en bonos es como la Fed gestiona los tipos de interés. Cuando compra más bonos del Tesoro a las entidades, está depositando crédito en sus balances. Entonces, los bancos tienen más reservas de las que necesitan, lo que significa que no tienen que pedir prestado tanto dinero para cumplir con las reservas obligatorias. Entonces, el tipo efectivo de los fondos federales desciende. Y cuando la Fed vende bonos del Tesoro, las reservas de los bancos menguan y el tipo sube.
La compra y venta de bonos del Tesoro en el mercado por parte de la Fed se conoce con el nombre de operaciones en el mercado abierto. En resumen, el FOMC fija un objetivo para los fondos de la Fed y las operaciones en el mercado abierto de la Fed garantizan que el tipo de interés se sitúe en dicho objetivo.
Recortar los tipos de interés estimula la economía porque, siempre que el tipo de interés sobre el excedente de reservas sea cero, no tiene sentido que los bancos mantengan excedentes de reservas. En lugar de eso, prestan dinero a sus clientes.
Las herramientas cambiantes de la Fed
Este sistema funcionó hasta que la Fed se embarcó en su programa de relajación cuantitativa, comprando más bonos del Tesoro de los que se necesitaban para equilibrar el sistema de reservas. Actualmente, hay una situación de reservas excedentarias y los bancos no necesitan ajustar diariamente sus reservas para cumplir con el mínimo obligatorio, lo que invalida el tipo efectivo de los fondos de la Fed.
Por lo tanto, las operaciones en el mercado abierto ya no pueden mantener el tipo efectivo de los fondos federales exactamente en el objetivo, razón por la cual el FOMC ahora expresa su tipo objetivo como una horquilla, situada actualmente en el 0,75%-1%. Ante el excedente de reservas, la Fed ha tenido que recurrir a otras herramientas para asegurarse de que los bancos sigan estando dispuestos a prestarse sus reservas mutuamente. Por eso ha subido el tipo de interés sobre el excedente de reservas hasta colocarlo en el extremo superior de la horquilla de tipos objetivo de los fondos federales. Después de la relajación cuantitativa, el tipo de interés sobre el excedente de reservas se ha convertido en el tipo objetivo.
¿Debería preocuparnos que la Fed adelgace su balance? Creemos que no; es más, creemos que no tendrá transcendencia alguna para los mercados financieros. En sus últimas actas, la Fed hizo alusión a reducir sus posiciones en los bonos comprados en el marco de su programa cuantitativo. Sin embargo, la entidad no tiene nada que ganar sorprendiendo al mercado cuando reduzca su excedente de reservas, y sí mucho que perder si la volatilidad se instala en los rendimientos de los bonos.
La Fed sabe que es un asunto muy sensible. Todavía está lamiéndose las heridas que le dejó el fuerte repunte que experimentaron los rendimientos —el famoso taper tantrum— cuando anunció que reduciría el ritmo de expansión de su balance.