El VaR no es ese local de la esquina en el que puedes tomarte un café, una cerveza con un pincho o las tradicionales raciones de patatas bravas… Nada más lejos de la realidad, el VaR es un concepto financiero que refleja la máxima pérdida a la que estamos expuestos con nuestra inversión, en este caso, un fondo.
Un niño lo explicaría como aquello que tienes que perder si no te portas como un angelito. Es decir, si el pequeño saca malas notas o se porta mal, algunos padres impondrán un castigo como estar una semana sin tele; otros más estrictos, pondrán una sanción mayor: dejarles dos semanas sin televisión, tablet o paga. Ante la misma situación uno tiene más que perder que otro.
VaR corresponde a las siglas de Value at Risk y expresa lo máximo que puedes perder con tu inversión en un periodo concreto, con un determinado nivel de confianza. Se calcula a través de datos matemáticos y estadísticos, en función de lo que el fondo ha hecho en el pasado.
Es decir, si un fondo A tienen un VaR 6 a 1 año, con un nivel de confianza del 95%, esto significa que el fondo A tiene una probabilidad del 95% de no perder más de un 6% a 1 año. Por lo tanto, solo en un 5% de los casos podría perder más de un 6%.
Para conocer el VaR se debe tener en cuenta la pérdida máxima que se puede sufrir, el nivel de confianza o probabilidad de pérdida asociada al VaR (normalmente entre el 90 – 99%) y el plazo de referencia que se toma, que puede ser un plazo de 1 día o periodos más largos (1 mes, 1 año). En definitiva, este dato permite ver con sencillez la máxima pérdida a la que se está expuesto a la hora de invertir y ayuda a tomar conciencia del riesgo que se asume.