Suenan tambores de recesión, estamos en un proceso de normalización monetaria con subidas de tipos, inflación y los principales activos protagonizan caídas de doble dígito. El panorama es desafiante y puede desmotivar al pequeño ahorrador e inversor, sobre todo si no cuenta con las herramientas para enfrentarse a ello. La más básica es tener una buena cultura y educación financiera y, en este escenario, es más necesario que nunca formarse para invertir mejor.
Bajo esa premisa y con motivo del Día de la Educación Financiera, Funds Society, junto a Susana Criado, ha reunido a diversos expertos del sector financiero para debatir sobre la importancia de impulsar la educación financiera y ayudar al inversor a enfrentarse a este contexto. “La educación es fundamental para todos, sobre todo en tiempos de crisis”, ha apuntado Álvaro Fernández Arrieta, Managing Director de Capital Group.
El experto también ha resaltado la importancia de permanecer invertido, no hacer market timing, usar fondos de inversión y, sobre todo, ahorrar, sin importar el perfil que tengas. Sin embargo, son cosas que el ahorrador no tiene porqué vivir solo: “En los momentos difíciles es cuando hay que estar más cerca del ahorrador porque salva la desconfianza de los mercados y evita tomar decisiones equivocadas y precipitadas”, apunta Alicia García, Country Head para Iberia en M&G Investments.
Para Juan Ramón Caridad, Managing Director de GAM Investments: “Lo que es importante es entender que se puede cuidar y gestionar el riesgo, y es ahí donde tiene que estar la educación financiera, acompañada del asesor”. Y es que la educación financiera, según ha señalado García, “es propia de sociedades más justas, genera oportunidades y fomenta el uso óptimo de los ahorros, tanto para los buenos como los malos momentos del mercado”.
Cómo llegar al inversor: la importancia de democratizar el lenguaje
Hay una necesidad clara de impulsar la educación y cultura financiera de los españoles. Las entidades son conscientes y trabajan en ello, pero sigue existiendo una carencia evidente. Como examen de conciencia, los expertos han concluido que una de las claves reside en la democratización de los conceptos para acercar el mundo de las finanzas a los ciudadanos.
“El objetivo tiene que ser explicar con palabras más sencillas todos los conceptos financieros, ganar dinero invirtiendo no es fácil, pero explicar las cosas sí. Tenemos que democratizar el lenguaje”, señala Caridad.
“Debemos insistir en la necesidad de ahorrar a futuro y debe meterse en el contenido educativo. Depende de todos, cualquiera debe tener un mínimo de formación, y gestoras y asesores deben mejorar la información. El asesor de cara al cliente tiene que ser un filtro de calidad y entender qué información es la buena”, señala Fernández. “Las instituciones financieras privadas no solo deben formar a los asesores, sino que deben canalizar esa educación a los inversores”, completa García.
La experta también hace hincapié en la responsabilidad colectiva y refuerza la idea de rebajar el lenguaje. Asimismo, pide una mejora de la regulación para evitar temas de ciberdelincuencia, malas prácticas de venta, y mejorar toda la resiliencia operativa de la educación financiera.
Pero no todo queda en palabras, Capital Group ha lanzado Capital Learning, un espacio para formar a asesores, así como su newsletter de contenido educativo, Capital Ideas. Desde GAM colaboran con la Fundación María Jesús Soto para promover la educación financiera entre los más pequeños y han lanzado el espacio educativo “Finanzas y cocina”. Por su parte, M&G colabora en la primera cátedra de inversión de impacto y en distinta iniciativas para acercar las finanzas a las mujeres.
La tardea pendiente de la industria: adaptarse a los nuevos canales de información
Está claro que hay una necesidad y un compromiso por parte de las entidades por formar al inversor. Por un lado, han emergido canales de formación informales, como pueden ser las redes sociales, y por otro, perduran los tradicionales. Los profesionales son conscientes de que deben adaptarse, pero también resurge el debate sobre si las redes sociales más que ayudar contaminan la información.
“La asignatura pendiente como industria es adaptarnos a los tiempos y evolucionar. La tecnología facilita la información y acelera la evolución. Son nuevos canales que toman más importancia porque es como se informan los ahorradores del futuro, ya no acudirán a las fuentes tradicionales y la manera de comunicarse con su asesor a futuro cambiarán. La clave es hacer esta información para esta generación”, reflexiona Fernández.
Sin embargo, advierte de que hay que tener cuidado, ya que acudir en exceso a canales como las redes sociales puede hacer que los jóvenes pierdan los básicos de la educación financiera. “Hay muchos canales y hay que seleccionarlos bien”, insiste.
Por su parte, Caridad ha aprovechado para rescatar el debate de incluir la educación financiera en los currículos escolares. “Los canales son bienvenidos, pero es fundamental trabajar desde la necesidad y que se haga transversal. La educación financiera debería ser parte troncal no solo en la formación escolar si no en los grados y carreras. Ahí seguimos fallando, seguimos pensando que son cosas de economistas y que solo se puede hablar de ello cuando alguien es mayor de edad”, expone el experto.
Caridad también invita a los ahorradores a que le pierdan el miedo a la educación financiera. “No es un conocimiento inaccesible, hay muchos instituciones que trabajan por ponerlo al alcance de todo el mundo”, recuerda. Mientras que Fernández recuerda que también es una responsabilidad individual e insiste en la idea de que “a mayor educación financiera, mayores serán sus ahorros en el futuro”.
El inversor conservador no está solo
Acompañar en estos momentos es clave, y los profesionales también han querido centrarse en la situación que están viviendo los ahorradores conservadores, quienes apostaron por la renta fija pensando que no tenía mucho riesgo y, sin embargo, están viendo caídas abruptas.
“Hay que estar cerca de los conservadores porque además corresponden, generalmente, con un perfil que acaba con su fase de acumulación de riqueza, por lo que una mala gestión les puede poner en situación de vulnerabilidad en un momento con poca capacidad de reacción. Merecen un cuidado especial”, argumenta García.
Por su parte, Caridad ve la situación como una oportunidad para los inversores menos arriesgados. “La renta fija durante mucho tiempo ni rentaba ni era fija, y ahora mismo sí que renta”, apunta. Además, recuerda que hay muchos más activos que los tradicionales y muchas herramientas. “Tenemos herramientas para hacerlo bien cuando suben los tipos, se aprecia el dólar, hay volatilidad… es un tema de voluntad y querer entender que cómo se va a proteger el patrimonio en los próximos años no será como se hizo en la última década”, adelanta.
Nuevos activos para obtener rentabilidad y diversificación
Los retos en materia de educación financiera también llegan como consecuencia del auge de nuevos activos o modas que hacen que el interés por ellos crezca. Últimamente, los alternativos están ganando este hueco en primera fila, y debido a su mayor complejidad los expertos se plantean qué retos pueden traer.
García considera que sí tendrán que hacer un esfuerzo formativo debido a que los activos de mercados privados llevan una prima de iliquidez y complejidad. “Aún no tienen una enorme penetración en el mercado minorista, vemos mucho inversor institucional. Los ahorradores que invierten están asesorados y reúnen una serie de conocimientos, a medida que aumente la penetración deberemos hacer un esfuerzo, así como los reguladores”, apunta.
Fernández alerta de la falsa sensación de seguridad que pueden dar al inversor debido a su carácter ilíquido. Por su parte, Caridad señala que estos nuevos activos son simplemente la otra cara de la misma moneda e insiste en que “lo que se pone en la mesa es quién toma la decisión de invertir, si nos limitamos a una serie de instrumentos y si tenemos la posibilidad de que el retorno y el riesgo no dependa solo de los mercados sino de sacar partido entre las diferencias de los activos”.
El miedo de perderse la ola de los criptoactivos
Otro de los activos que han cobrado mayor protagonismo y genera grandes retos han sido los criptoactivos. Un movimiento que además se ve impulsado por lo que se denomina como FOMO (Fear of missing out), el miedo a quedarse fuera, en español, y el efecto rebaño.
“Es difícil luchar contra estas modas y al ahorrador se le queda que si hubiese invertido en criptomonedas ahora seria millonario. También vemos el efecto de comportamiento gregario”, analiza García. “Es pura especulación, no creemos que sea la forma a través de la que hay que crear riqueza para los ahorradores por la alta volatilidad, no saber cómo valorarlo y que no sea una moneda de pago. Otra cosa es invertir en empresas que venden sus productos o servicios a través de estas tecnologías, esa exposición indirecta no la vemos con malos ojos”, añade.
Fernández tiene un solo consejo para los interesados en cripto: “Invertir en lo que entiendes y si no invertir tiempo en entenderlo”. Caridad también insiste en la importancia de la formación y rescata el debate sobre su regulación: “El mensaje es claro, todo activo va a estar regulado y si no lo está el riesgo no vale la pena”.